༆𝒰𝓃𝒶_𝒟𝓊𝓇𝒶_ℳ𝒶𝓃̃𝒶𝓃𝒶༄

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Otra dura mañana como camarero ¿Cuando se tendría que ir de ese pésimo lugar?.

El joven Omega, sentado en una pequeña silla separada del resto de mesas y personas, no podía parar de pensar en cuanto le faltaba para poder conseguir su meta. Miró hacia los lados con el corazón agitado apunto de salir de su piel, sabía que su trabajo era "agotador" pero no esperaba que fuera casi el único sirviendo ahí, si no fuera por uno u otro empleado, estaría siendo completamente explotado por el dueño, no era una persona horrible, pero si de pocas palabras y muy cortante.

Antes de trabajar ahí, había buscado empleo en otro locales, lastimosamente ese fue el único que lo necesitaba y también el que podía llegar a tiempo, ya que su pequeña vivienda quedaba más haya del pueblo.

Levantó sus brazos para luego abrazarse a si mismo, era viernes y sabía que era uno de muchos días que aún les faltaba para acabar ese recorrido, siempre soñó con tener su propia biblioteca, coleccionar libros y escritos exclusivos de famosos profetas y escritores. Normalmente un Omega en su situación estaría buscando un Alfa, o en situaciones escasas, un beta.

- Aziraphale, ¡Ven rápido! - escuchó su nombre a lo lejos, bajó su mirada para intentar apreciar quién era que lo llamaba.

-Ohh, señora Agnes.- se levantó y se dirigió a la entrada quién se encontraba una señora ya mayor. - Es un gusto volverla a ver!

-El gusto es mío joven - pasó por la puerta para sentarse en una mesa vacía, pegada a la ventana. El rubio la ayudó para que no se hiciera daño, estaba ya en la tercera edad así que eso le preocupaba - oh no te molestes - dijo - yo puedo sola.

Agnes era una mujer que siempre visitaba a Aziraphale, era como su abuela, ya que fue una de las amigas más cercanas de su madre antes de partir. En el vecindario, era considerada la clásica "señora chiflada", se la llegó a acusar de bruja, pero era lo de menos para el joven Omega, era muy cariñosa y siempre daba buenos consejos, tanto que algunas veces, pequeñas advertencias se volvían realidad sin ser tan directas.

-¿Cómo está Ana? - preguntó trayéndole una taza de té que el mismo pagó con su dinero.

-Esa gata, siempre me está pidiendo comida antes que salga a caminar- agarro la taza y tomó un sorbo- no puedo creer que de tantos gatos que hay por aquí, aún anda igual de perezosa. - volvió a tomar un sorbo.

Después de hablar por un buen rato, la señora Agnes se levantó decidida para retirarse del local, sin antes decirle algo.

-Querido, la semana que viene será difícil, así que cuídate mucho. - salió del lugar.

No le dio importancia, ¿Por qué? Aún siendo de Agnes, Aziraphale estaba seguro que solo le estaba dando ánimos, ella sabía lo agotador que era su trabajo.

Después de terminar su turno, se dirigió al parque para respirar un poco. Observaba con cautela a los niños jugando sin importar que rango eran económicamente, siempre le tuvo cariño a aquel parque desde que era pequeño, sobre todo los columpios, cada vez que se sentaba en uno y empezaba a mover los pies, sentía como si fuera un pájaro, algo infantil para mucha gente, y lo sabía, pero aún así lo disfrutaba.

Se sentó en un columpio y empezó a moverse.

Sentía su corazón relajarse y estar más aliviado, después de un gran rato, vio como un niño se le acercaba.

-Disculpe señor, pero me gustaría usar el columpio - un niño de 10 -12 años lo miraba naturalmente, levantó la mirada para ver si había otro vacío, y no, así que se levantó y le ofreció a empujarlo cuando lo usará.

-No se preocupe, yo puedo solo- aquel niño tenía el pelo castaño, ondulado pero en las puntas tirando para afuera, unos bonitos ojos azules casi como los de él.

Parecía un chico amable y muy educado, así que intentó sacar plática para no sentirse solo.

-¿Que te trae por aquí niño?- preguntó mientras le daba empujones en el columpio.

-Hoy me hice el enfermo para no ir a clase, mis papás trabajan y como no conozco a ninguno de los que hay por aquí...- iba a seguir pero sabía que se entendía solo.- Los demás colegios tomaron el puente está semana, y el mío la que viene- dijo malhumorado.

-Eso es una pena, el colegio no solo es para aprender de determinados temas como literatura, también para conocer más a la gente y saber con cuál te sientes cómodo.- el rubio intentó explicárselo de manera simple.

-¿Usted cómo se llama? - preguntó cambiando el tema bruscamente.

-Ohh, Aziraphale.- dijo contento u orgullo por aquel bonito nombre - y tu? - paró de empujarle y se sentó a la banca que estaba al lado.

- Adam - empezó a moverse de un lado a otro haciendo que el columpio diera vueltas.

Casi se cae al realizar ese "truco", Aziraphale solo se rió un poco sin intención de burla, Adam siguió girando y girando hasta que fue parando poco a poco.

El resto de la tarde fue "normal", jugando con uno que otro niño con Adam, para que pudiera jugar con más gente de su edad.

Al ver que Adam ya tenía amigos, se despidió de ellos y se fue a caminar. Si no fuera porque era Viernes, estaría aún trabajando. Pasó por algunas tiendas y cafeterías, nada que le llamara la atención, quería tiempo para si mismo, así que por un kiosko cercano, compró un paquetito de helado y se sentó cerca de la estación de tren.

Miró perplejo los trenes que venían y salían, la gente turista y no turista, recordó como Tracy siempre viajaba en vacaciones, y pronto ella volvería de una.

ME LLEVA LA CHIRICONGAAAA😭😭😭😭😭

Feliz cum

➪.👑.𝕰𝖑 𝕬𝖓𝖌𝖊𝖑 𝖞 𝕷𝖆 𝕾𝖊𝖗𝖕𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊.☕︎.[Good.Omens] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora