Fastidiosos encuentros
Cuando Frondoso se despertó, se vio acostado en una cama, que no era la suya y en una habitación, que tampoco era la suya, y con unas sábanas, que tampoco eran las suyas, y con una almohada, que tampoco era la suya, y... bueno, dejémos el tema. La cuestión era que se extrañó muchísimo al verse allí:- ¡Qué mariconada de habitación!... ¡ay, coño, como me duele el hombro! ¡y la cabeza, menuda jaqueca que tengo, ahhhh, estoy pa' el arrastre! – sollozó.
En ese momento, una cabeza de reno que había encima de la cama, en la pared, se le calló de lleno, en toda la cabeza. El alarido que dio, fue monumental:
- ¡AAAAAAAAAAHHHHHH! ¡MALDITA SEA, TODOS ME QUIEREN MATAR! ¡YO ME QUIERO IR A MI CASA, CON MI SOFÁ, MI TELE Y MI CUENCO DE PALOMITAS! – y mil cosas más que berreó pero que no las cuento porque podríamos estar aquí hasta mañana.
En ese momento, la puerta se abrió con estrépito un hombrecillo de pequeña estatura entró corriendo a la habitación:
- ¡FRONDOSO, SOBRINO QUERIDO, CUANTO TIEMPO! – gritó Vivo Bolsillo lanzándose al cuello del Chobit y llenarlo de besos
- "¡Mierda, lo que me faltaba!" – pensó molesto, puesto que ya habéis podido comprobar era antisociable y no se relacionaba con la gente
También apareció por allí Cargaf, que desde la última vez que lo vio parecía haber envejecido cuatro años más. Se acercó carraspeando a su cama (a la cual tardó diez minutos en llegar) y le preguntó:
- ¿Qué tal te encuentras chaval?
- Bien hasta que apareciste – le respondió Frondoso con firmeza
El mago sonrió como si lo que le hubiese dicho fuese un cumplido.
- Bueno, adivina quien tiene muchas ganas de verte... – le dijo Cargaf
Media hora estuvieron esperando a que "ese alguien" apareciese por la puerta pero por allí no pasó ni una mosca. El mago empezó a carraspear impacientándose.
- "¡¿Dónde coño se habrán metido esos tres Chobits, joder, he quedao como la gocha!" – pensó - ¡ejem!, a todo esto... han pensado organizar una fiesta en nuestro honor
- ¿Una fiesta?... bueno... – dijo encogiéndose de hombros.
A él le importaba un comino lo que hicieran o dejaran de hacer, mientras lo dejaran en paz.
Llegó la noche, y con ella, la fiesta. Frondoso se sentó en la mesa con todos y dio una mirada circular. Antes de empezar a comer, San les obligó a todos a bendecir la mesa. Meri estaba hablando con su Nokia 3310 y se reía continuamente. Frondoso no vio a Pipí por ninguna parte (pensemos... ¿dónde estará?). Distinguió en la cabecera de la mesa a Elbond, que tenía apoyada una mano en el mentón pensando seriamente en lo gilipollas que podían llegar a ser los de su especie (había tres elfos subidos en una mesa cantando "Viva mi patria" con una moña del carajo). También vio a Cawen, con una cara enfurruñada por tener que haberse puesto un vestido de gala, ella estaba empeñada en asistir a la fiesta con pantalones y botas del ejército.
La fiesta continuó normalmente, exceptuando que a Cargaf por tomar demasiados tragos, hubo que reanimarle más de dos veces porque si no, se piraba al otro barrio (aunque mejor para algunos)
Continuará...