Pitillo va pa'l sur
- ¡Coño! ¿qué es esto? – se extrañó al ver que un copo blanco se depositó en su capa.- ¡Es nieve! – exclamó Trénzolas encantada de la vida
A Cargaf le cayó un montón en la cabeza y por poco muere aplastado (recordemos que eso para él era como una alud).
- ¡Oh, no, se me están viniendo abajo los rizos! – se quejó Meri
- ¿Dónde está Simpli? – preguntó Tronco
- ¡Estoy aquí! – gritó una mano entre la nieve
- ¡A ver si te nos vas a perder y no hay quien nos guie a las minas de Noria! – dijo Frondoso (él como siempre pensando en los demás)
- ¡Cuidado, un desprendimiento! – advertí Trénzolas
Unas rocas surgieron del cielo ya punto vieron de aplastarlos:
- ¡Joder! ¿Quién es el capullo que nos está haciendo esto? – gritó Tronco cabreado
Del cielo se oyó una voz que reía:
- ¡Ja, ja, ja! ¡Pensasteis que ibais a escapar de mí! ¡pues estáis muy equivocadas...
- ¡Ay, deja de sobarme pesao! – gritó una voz de mujer
- ¡Ejem... a lo que iba... sois unos imbéciles!
- ¡Y tú un gilipollas! – chilló Frondoso sin contenerse
- ¡Cállate la boca Chobit, sé muy bien a donde os dirigís... enviaré un ejército de Corcos (a ver si esta vez no se pierden los muy idiotas) para que acaben con vosotros, ja, ja, ja!
- ¡Oh, qué rematadamente malo! – dijo Tronco con sorna
- ¡Tus atrocidades te harán arder en el infierno! – se atrevió a gritar San con el rosario en la mano
- ¡Chao malditos insectos, disfrutad las dos últimas horas de vuestra vida!
Cinco minutos más tarde de haber oído aquella misteriosa voz, Bobomir dijo:
- ¡Eh, pero si era Wapuman!
- ¡Vaya, no nos habíamos dado cuenta! – se burló Frondoso
- ¡Aííííísssss, tíos, no es por nada, pero que weno que está ese pivo, uy Trénzolas! ¿podrías cambiarme de peinado? ¿Qué tal unas rastas como las de Beth de OT? - meri
- ¡Me estoy diciendo! – se quejó Pipí
- ¡Pues méate coño! – le gritó Tronco, harto de todo este asunto
- ¿Alguien tiene algo de comer? – preguntó Simpli (cabe destacar que era la tercera vez que abría la boca a lo largo del viaje)
- Yo tengo unas chembas – dijo Trénzolas sacándose una especie de galletas del bolsillo
- ¿Y qué mierda es esa? – preguntó Frondoso
- ¡Qué bien, comida! – exclamó San relamiéndose
- ¡Yo no pienso comer esa asquerosidad, no es digna de mi paladar! – y entregando un papirotazo a la mano del elfo, hizo que las chembas cayeran por el acantilado
- ¿Viste lo que has hecho? – Chillo San Indignado
- ¡Y qué si lo hice! – gruñó el Chobit cruzándose de brazos
- Te voy a... ¡MATAR! – y se tiró a su cuello para ahogarlo
- ¿Qué haces bola de sebo? – gritó Frondoso
- ¡Espera, para San! – le detuvo Tronco (no era que le importara mucho el Chobit pero no quería quedarse sin portador del Pitillo)
- ¡Oh, no, qué he hecho! – se asustó San - ¡he tratando de asesinar a mi compañero! ¡pecado, sacrilegio! ¡quiero un confesor! – y sacando la Biblia del bolsillo, se puso a darle besos