Invitación de baile

107 16 0
                                    

La tensión en el ambiente parecía ser el único homenaje real que los amigos y conocidos de Steve podían ofrecer. La hoja de invitación al baile en memoria de Steve Montgomery, el querido capitán de fútbol, fue lo que finalmente encendió la chispa en Matt. Al leer en voz alta la invitación, sus palabras sonaban cargadas de una amargura que no podía ocultar.

—Se les ha invitado a ser partícipes de un pequeño baile en memoria de nuestro querido capitán de fútbol, Steve Montgomery... —leyó Matt, su tono cada vez más duro mientras sus ojos recorrían las líneas con un desprecio visible.

Casey, sentada al otro lado de la mesa, intentaba calmarlo con la mirada, pero Matt no se contenía. Arrugó la hoja entre sus dedos y la arrojó sobre la mesa con desprecio.

—¡Esto es una mierda! —soltó, apenas logrando contener su frustración.

Casey le observó, tratando de encontrar las palabras correctas para suavizar su furia.

—Matt, tranquilo... es solo un baile. Seguramente a Steve le hubiera gustado que lo hicieran, y... —intentó decir, pero su voz sonaba cada vez más pequeña ante la intensidad en los ojos de Matt.

Él la fulminó con la mirada, como si hubiera dicho la peor de las traiciones.

—Steve está muerto, Casey. No va a haber un "le hubiera gustado" nunca más —respondió, cada palabra afilada como un cuchillo.

Carrie observaba al chico, quien seguía mirando el papel arrugado sobre la mesa. 

—¿Qué? ¿También estás de acuerdo con esta porquería? —preguntó Matt, con la voz endurecida.

Carrie, algo incómoda, decidió no alimentar más la tensión, suspirando.

Casey sintió como si las palabras la hubieran golpeado. La crudeza en la voz de Matt la dejó sin aliento. Tragó saliva, intentando recomponerse, pero algo en el rostro de Matt, esa mezcla de dolor y furia contenida, le decía que cualquier cosa que dijera podría empeorar la situación.

—No entiendo por qué te molesta tanto un estúpido baile escolar, Matt. Es solo una manera de recordarlo. No tienes que ir si no quieres... —replicó ella, intentando mostrarse firme, aunque la tensión la hacía sentir vulnerable.

—¿No entiendes? —Matt la miró, incrédulo, su mirada una mezcla de frustración y rabia—. Por supuesto que no entiendes. Porque para ti es fácil pensar en homenajes y en recordar lo "bueno" que fue Steve. Pero no tienes idea de lo que realmente pasó, ni de lo que sentimos. Te parece suficiente una noche de baile y eso basta para honrarlo, ¿verdad?

Casey se cruzó de brazos, sintiéndose ofendida pero tratando de mantener la calma.

—No tienes el monopolio del dolor, Matt. Todos perdimos a Steve. Tú, Carrie, Andrew, y todos los que lo conocían. No eres el único que está pasando por esto.

—¿De verdad, Casey? ¿De verdad piensas que esto es lo mismo para todos? —dijo él, levantando la voz. Un par de estudiantes en la cafetería se giraron a mirar, pero Matt estaba tan concentrado en su furia que apenas lo notaba—. A Steve lo mataron, y ni siquiera sabemos por qué. No quiero un estúpido baile escolar, ni una invitación "en memoria". ¡No quiero ser parte de este teatro!

Casey, al límite de su paciencia, apretó los labios antes de responder.

—¿Y qué propones entonces, Matt? ¿Seguir enfadado con todos, como si eso fuera a cambiar algo? Tal vez necesitamos recordar a Steve, aunque solo sea para sobrellevar esto. Pero tú... tú solo quieres desquitarte con cualquiera que esté cerca.

Matt la miró un segundo, herido por sus palabras, aunque sabía que algo de razón tenía. Sin embargo, se mantuvo firme en su decisión. Sin decir más, tomó su mochila, lanzando una última mirada a Carrie y a Casey antes de marcharse.

—Por mí, todos pueden irse al demonio... —murmuró mientras se marchaba, dejando a ambas sentadas en silencio, la tensión llenando el espacio que había dejado tras de sí.

Carrie se quedó mirando la hoja, como si en ese simple trozo de papel pudiera encontrar respuestas a la confusión y la tensión que envolvía todo desde la muerte de Steve. Finalmente, tomó la hoja y la alisó, pensando en el baile y en cómo aquello había puesto a Matt al borde.

Más tarde, en los pasillos de la escuela, Carrie se encontró con Andrew mientras este organizaba sus libros en el casillero. Andrew le lanzó una mirada algo tímida y cerró el casillero antes de preguntarle, con una ligera sonrisa:

—¿Y ya tienes con quién ir al baile?

Carrie se recargó contra la pared junto a él, jugueteando con una pulsera en su muñeca.

—La verdad, no. Estaba pensando que podrías acompañarme o... quizás iré con Casey.

Andrew asintió, pero parecía distraído; algo oscuro y pensativo se reflejaba en su expresión. Cerró su casillero con un suspiro.

—¿Y Matt? ¿Él también piensa ir? —preguntó, dudoso.

Carrie miró a Andrew, sabiendo que mencionar a Matt sería delicado. Bajó la mirada y se cruzó de brazos.

—Está muy enfadado con todo esto... —confesó en voz baja—. Hoy tuvo una discusión bastante tensa con Casey sobre el tema.

Andrew asintió, mirando hacia otro lado, como si tratara de comprender por qué Matt lo odiaba tanto.

—Supongo que sigue pensando que todo es mi culpa, ¿no?

Carrie le observó un momento, buscando las palabras correctas. Sabía que el conflicto entre ambos pesaba en el ambiente, y que para Andrew, cada acusación de Matt era como una herida abierta.

—Prefiero evitar hablar de eso... —respondió Carrie, su voz suave pero firme.

No era un tema que pudiera resolver con simples palabras; la tensión entre los primos era algo mucho más profundo.

Andrew la acompañó después de la escuela, ambos caminando en silencio hasta llegar a la casa de Carrie. Andrew miraba las ventanas del hogar de la chica, esperando tal vez que la madre de Carrie apareciera y los interrumpiera, lista para regañarlos. Pero la casa parecía silenciosa y vacía, y el silencio se extendió entre ellos.

Carrie lo miró un momento, un pensamiento cruzando su mente.

—¿Entonces? ¿Piensas ir al baile? —preguntó finalmente. Encogiendo los hombros, con una expresión cansada.

—No creo que pueda, tengo que seguir cuidando a mi mamá —dijo, su voz algo distante.

Carrie asintió, comprendiendo, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de decepción y empatía. Finalmente, dio un paso hacia él y lo abrazó suavemente, un gesto breve pero cargado de una sinceridad que Andrew sintió como un golpe al corazón.

—Cuídate, Andrew... —dijo ella en un susurro antes de soltarlo.

Andrew la observó un momento, queriendo decir algo, pero las palabras parecían atrapadas en su garganta. En silencio, la vio entrar en su casa, su figura perdiéndose detrás de la puerta. A solas, Andrew se quedó en la acera, mirando hacia el vacío de la calle que se extendía frente a él.

𝑨𝒑𝒆𝒙 𝒑𝒓𝒆𝒅𝒂𝒕𝒐𝒓𝒔 - 𝒞𝒶𝓇𝓇𝒾ℯ 𝒲𝒽𝒾𝓉ℯ & 𝒜𝓃𝒹𝓇ℯ𝓌 𝒟ℯ𝓉𝓂ℯ𝓇.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora