Capitulo 15.

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El suave color naranja del amanecer inundó el enorme espacio con parsimonia sobrante mientras Felix se estiraba, escuchó el agua gotear de la fuente de jade, y el chocar de las hojas en la vegetación, fue inevitable no relajarse al armonioso sonido.

Dejar sus pensamientos correr en toda la noche le había causado insomnio, por lo que cerrar un ojo y dejar descansar su mente fue prácticamente imposible.

Apenas se incorporó de la cama, sus banyalar lo despertaron con un enorme pastel de cinco pisos bellamente adornado con miles de figuras que asemejaban mosaicos y retratos artísticos, era un trabajo a mano excelente y el olor de su fruta favorita podía percibirlo apenas se inclinaba un poco hacia este.

Su vergüenza solo aumentó cuando cada una fue acercándose con diversos regalos en manos; Nayeon le dio un bello arreglo floral de lirios que aromatizaban el aire bellamente, Karina optó por tres libros de poesía y algunos de la cultura del país, sin olvidar el diccionario turco entre ellos. Felix agradeció mucho cuando Irene se acercó con una alfombra bellamente grabada que ella misma hizo.

—No se si pueda aceptarlos —susurró bajo al ver los detalles a mano, su ojo de artista no falló en predecir que debían ser trabajos de días.

Hürrem es hürrem, es un honor hacer esto —Nayeon lo motiva a ojear uno de los libros y se alegra de ver que estaban en su idioma.

Después de casi diez minutos de resistir en aceptarlos, argumentando no ser digno de los detalles, se dio cuenta que las mujeres tenían un don en la influencia. Al final acepto todos.

—Los cocineros pasaron tres días enteros para preparar este pastel hürrem, habían notado que le gustaba mucho el sabor de fresas así que consiguieron las más frescas del invernadero. Esperan que lo disfrute —Irene le informó mientras cortaba un trozo de pastel y se lo entregaba, él omega dudó un segundo antes de meter un pedazo a su boca. El sabor de los frutos explotaron en su boca y su lengua disfrutó en demasía los segundos en que el bocado se deslizó hasta su garganta.

Nayeon se acercó con tres canastas grandes, el rubio vio botes de pintura de madera, libros, telas y algunas joyas pequeñas como contenido.

—Yo...—empezó Felix con el afán de quejarse, habían hecho ya mucho con el pastel, para ser sincero nunca había visto uno tan grande en su vida.

—Estos regalos son mandados por empleados de la casa, saben lo modesto que puede ser así que pidieron que los aceptara con cariño, muchos son hechos a mano —le explicó la castaña antes de que Felix terminara. El omega suspiro rendido, golpe bajo.

—Realmente lo aprecio —el rubio agarró una de las telas de una canasta, era un cubridor a base de hilos finos. Su corazón se calento en el gesto—. Muchas gracias, yo mismo les agradeceré personalmente a cada uno.

Las mujeres se inclinaron y aceptaron un trozo del pastel que Felix les ofreció insistentemente para después seguir preparándolo con paciencia.

Mientras lo visten, Karina le explica que los omegas tenían que cubrir su cabello y cuerpo al entrar a la mezquita, diciéndole que antes no era necesario por ser un museo, pero con el cambio reciente se volvió a convertir en un lugar de rezo como en su año de fundación y que el hiyab también era necesario.

Felix no tenía problema con eso, siempre respeto las creencias y religiones de toda persona; sin embargo, la tela ya lo estaba asfixiando y el bochorno de sus nervios solo empeoraba las cosas. Tuvo mucho cuidado de tapar él mismo la mordida gris en su cuello antes de que las omegas lo tocaran ahí.

Mafia Roja- CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora