Capítulo 34.

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Recomendación: escuchar Silent Cry mientras lees el capitulo o después de finalizarlo.




Durante toda el recuerdo de la existencia de la humanidad; durante todos los años del mandato alfa sobre otros y su dominio sobre el mundo, los omegas siempre fueron figuras olvidadas entre las esquinas de las páginas de los libros históricos. Nunca se les daba una segunda mirada o consideración cuando en la mayoría de los casos eran la piedra angular de la sociedad.


Para ellos, con el lugar que tenían que tener marcado en fuego, el único valor que tenían era el de concebir. No había más, la ignorancia de su verdadero valor quedó olvidado con su libertad de consciencia.


Los tiempos cambiaron, imperios cayeron y hegemonías nuevas surgieron. Hubo diversas revoluciones de pensamiento y derechos para los omegas, nuevas oportunidades; sin embargo, la fisura de su valor como seres que podían concebir seguía siendo la base del pensamiento de muchos, especialmente omegas.


A Felix siempre cuestionado por la falta de expectativas que no podía llenar, el peso de la falta de lo que tendría que ser su verdadera naturaleza cayó directamente sobre su frágil fortaleza.


El hombre frente a él seguía murmurando palabras en las que él rubio había hecho oídos sordos desde hace algún tiempo, las letras plasmadas en hojas blancas frente a él tampoco tenían algún sentido significativo, y la mirada dura de la alfa frente a él solo hacía que su cuerpo sintiera pesado.


Estaba perdido en su propia mente, donde los recuerdos de las exigencias que tuvo toda su vida volvieron a reproducirse una y otra vez.


"¿Omega? ¿El señor Claire tuvo un omega?"


"Escuche que él fue la causa del suicidio de su madre, esperar tanto por un alfa y tener un omega..."


"Alguien con tu segundo género tiene que luchar el doble, no esperes una calificación mayor. Sin embargo, podríamos arreglarte de otra manera..."


"No te hagas el dificil, ¿no es tu papel como omega?"


"Ah, que decepción"


Familiares, maestros, compañeros, personas que se encontraba en las cafeterías de la ciudad y apenas daban una mirada para conocerlo y juzgarlo.


Su padre...


"¿Ni siquiera puedes tener un bebé? Escalaste tan alto y no puedes cumplir con lo mínimo que se supone que tendría que hacer tu cuerpo."


Felix podía sentir el aliento agrio de su padre susurrando imaginariamente en su oído. Todo lo demás se escuchaba tan hueco.


Hürrem.


Felix parpadea pesadamente, dándose cuenta que ya no estaban en la oficina y se encontraban a las afueras de la galería, donde Jihyo Hasmet estaba con un pie sobre su auto.
¿En qué momento había hecho ese trayecto?

Mafia Roja- CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora