Los hacían llamar "terrores nocturnos".
Terrores nocturnos que usurpaban los hogares del pueblo para llevarse las vidas de los ciudadanos y alimentarse de ellos a base de sangre. Criaturas que gozaban de la agonía de los mortales. Criaturas fuertes y aterradoras.
Sin embargo, toda criatura tiene debilidad, y el de los terrores nocturnos es la luz del sol.
La luz del sol era el único que podía detener a los terrores, un ligero reflejo de él y hacía cenizas sus cuerpos, por lo que el pueblo trataba de buscar la manera de refugiarse y buscar con qué defenderse durante el día, para poder enfrentarlos durante la noche.
Una batalla entre mortales e inmortales. El pueblo aprendió a combatirlos, que en un lapso de una década descubrieron cómo vencerlos, llevando a los terrores nocturnos al punto de extinción. Era un dos por ciento de sobrevivientes, que al verse en desventaja tuvieron que esconderse y ocultarse de la cacería de su especie. Algunos combatían contra los mortales para defenderse, otros simplemente se ocultaban, pero su naturaleza les exigía sangre, sangre de la cual alimentarse.
Muchos se volvieron "vegetarianos"; alimentándose de la sangre de animales, mientras que otros, gracias a su agilidad, continuaron alimentándose de los mortales. Lo que provocó una guerra entre humanos y terrores.
Giyuu Tomioka era considerado uno de los terrores nocturnos más poderosos, un ser oscuro y fuerte, un ser lleno de maldad. O eso es lo que aseguraba el pueblo.
Tal vez Giyuu tenía la reputación de el ser más despiadado y cruel de su especie, pero él preferiría esa imagen que tenían sobre él a que conocieran su verdadera personalidad. Giyuu conoció a una mujer, una hermosa mortal cuya belleza era reflejada por la luz de la luna, una mujer tan genuina que con su belleza conquistó al despiadado Giyuu Tomioka.
Shinobu Kochou, una joven estudiante de medicina por la curandera del pueblo, conoció a Giyuu en un suave atardecer cuando fue en búsqueda de hiervas medicinales para sus pruebas de medicina. Una hermosa de cabello oscuro y piel pálida casi igual a la de él, la diferencia era en sus ojos, sus iris tenían matices de un peculiar púrpura, un color tan intenso como el que tomaba los finales del atardecer para darle entrada a la noche.
Tanta belleza, y es letal.
— ¿Hay alguien ahí? — Shinobu le pareció ver algo entre las sombras, no tenía miedo, sabía defenderse de ser así, pero presentía que lo que fuera que se ocultara entre las sombras no le haría daño — Sal a la luz.
El atardecer era púrpura, por lo que para Giyuu era seguro poder salir gracias a las ramas de los arboles que tomaban ventaja al caer la noche.
— No es seguro que esté aquí por estas horas, señorita...
Shinobu vio detenidamente al hombre que hizo presencia, su cabello largo y negro caía como una cascada por su espalda atado en una coleta baja, su piel pálida como la nieve y sus ojos de un azul profundo como el color del mar. Un hombre demasiado apuesto.
— Lo mismo digo por usted... — Shinobu no tenía miedo, cualquiera en su lugar hubiera salido corriendo, sin embargo ella sentía curiosidad, no sentía que ese apuesto hombre le dañaría.
— ¿No me tienes miedo? Podría hacerte daño en este instante — Giyuu se sentía maravillado por el ser que tenía enfrene, embelesado por ese se, ¿Es posible que un mortal tenga la belleza de un dios? porque tenía a una en ese instante.
— Sinceramente no. — confesó, tal vez estaba siendo muy imprudente ¿cómo actuar tan tranquila frente a un extraño? como dijo él, podría lastimarla... — Tengo curiosidad por usted, ¿Es un terror nocturno?
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Luna || GiyuuShino
FanfictionElla. Ella tan delicada y fuerte, tan bella pero letal, una diosa ante sus ojos. Bajo la luz de la luna se ve hermosa. O del como Giyuu añoraba su vida junto a la que era el amor de su vida antes de que el destino decidiera arrebatársela de una form...