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— ¿Cuál será la velocidad de un móvil que recorre 456.000 centímetros en 4 minutos? Expresar el resultado en kilómetros sobre hora y metro sobre segundo. — Dictó Jumin a sus alumnos. —No es nada difícil, les doy 10 minutos.
Se sentó en su escritorio esperando a que los minutos pasen. Levantó su mirada y vio cómo a 7 de sus alumnos alrededor buscaban respuestas a sus dudas, y con paciencia Jumin no dudó en explicarles. A pesar de ser un trabajo cansador, amaba lo que hacía.
La última persona que fue a preguntar por el ejercicio es esa muchacha que se sentaba al fondo, bastante callada. No interactúa en clase. Sin embargo, no es para nada una mala alumna. Jumin está seguro que si no fuera porque debe tomar lista para saber quién está presente, no sabría su nombre.
—No estoy segura si está bien así. Mostró su hoja y le entregó su lápiz tímidamente.
—En realidad el ejercicio está mal desde un inicio. Colocaste mal la fórmula; recuerda que cuando no sabemos la velocidad, la fórmula que utilizamos es "Velocidad, igual a distancia sobre tiempo". Tienes que dividir el resultado que te da en distancia por el resultado que te de en tiempo; con eso sacarás la velocidad. Con el lápiz escribió un pequeño resumen de lo que dijo al costado de la hoja, para que ella pudiera recordarlo y no confundirlo.
—Ahh, no me di cuenta, estoy un poco distraída. Estaré más atenta, muchas gracias, profesor. — Sonrió tomando sus cosas.
Qué formal.
A pesar de ser el maestro, no estaba acostumbrado a que los alumnos se dirigieran con tanta formalidad a él. Se sentía hasta extraño.
Miró el reloj y ya habían pasado los minutos. Ahora a explicar a la clase entera. Faltaban 19 ejercicios más.
[...]
Volvió al curso y no había ni una mosca adentro debido a que era el último descanso, un descanso de solo 5 minutos, así que la mayoría salía a respirar aire fresco. Se sentó a su gran banco y su atención fue raptada por una notita de un color amarillo que se posaba en medio de su cuaderno.
"Se encuentra increíblemente sexy. ¿Qué perfume usa? Huele muy bien.
—¿Qué? —Susurró para sí mismo, como esa persona era tan descarada como para revelar el año en el que iba, y más sorpréndete, su curso. Aunque podría ser que alguien de otro curso entrara a colocar la nota, pero Jumin lo veía poco probablemente. Cómo si no fuera poco, la letra estaba escrita increíblemente desprolija, como si un diestro intentara escribir con su mano izquierda. Lo hizo a propósito.
Pasados los 5 minutos, ya todos estaban de vuelta en sus lugares. Jumin parado en una esquina analizaba con la mirada a cada uno de los alumnos, pensando quién podría ser.
