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— Profesor, ¿para qué quería hablar conmigo? — Estaba nerviosa, él me miraba con unos ojos profundos, él estaba más serio de lo usual, y el ambiente era tenso

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— Profesor, ¿para qué quería hablar conmigo? — Estaba nerviosa, él me miraba con unos ojos profundos, él estaba más serio de lo usual, y el ambiente era tenso. Ya era hora de irse, no había nadie más en el curso y eso la ponía más ansiosa.

—Qué lindos auriculares, no se los he visto a nadie más... Muy únicos. — Dió media sonrisa de forma cínica.

—Oh, gracias... Los compré cuando hice un viaje familiar.

Se levantó de su pupitre y se acercó adonde yo estaba parada.

— ¡Ahg! — El susto invadió mi cuerpo; estaba totalmente sorprendida. La mano de mi profesor apretaba mi cuello. Me acercó más a él y clavó sus ojos en los míos. Su agarre era fuerte, pero lo ignoraba por lo confundida que estaba.

¿Qué está pasando?

—Creo que no te diste cuenta de ese pequeño detalle. No sabes cuanto me hiciste sufrir estos días. — Hablaba con una voz más profunda de lo usual, está molesto.

—¿De qué está hablando? Agarré su mano con fuerza para que soltase mi cuello. — Me está lastimando, ¿qué sucede?

—Sé que eres tú, sé que fuiste la autora de todos eso mensajes. — Sabia que él profesor Jumin me reprendía, pero ¿qué es esta reacción?

Mi cara se puso tan roja; tenía tanta vergüenza. En el anonimato podía escribir lo que quisiera, pero ahora que he sido descubierta, me sentía humillada.

—Dios, lo lamento tanto, estoy tan avergonzada...

—Cierra la maldita boca. —Gruñó entre dientes.

Jumin tomó a la chica de la nuca y la atrajo hacia él. Juntó sus labios con los suyos. Se encontraba completamente desesperado. Apenas la había tocado y ya estaba duro.

— ¿Esto querías? ¿Eh? —susurró sobre los labios de ella.

—Sí, pero... Usted no debería. Todo eso se sentía tan surrealista, que parecía un sueño.

—Eso no debería importarte, no te importó cuando me mandabas ese video. Dijo violentamente, viendo cómo ante la sorpresa ella abría sus ojos.

Volvió a besarla sin pudor alguno; sus instintos estaban tomando el control de toda la situación y no lo dejan pensar con claridad, pero ya no había vuelta atrás, ya está hecho.
Sentir como ella temblaba a su tacto, como un simple beso con él la estaba poniendo así de nerviosa, lo excitaba el triple. Él tenía el mando.

Devoraba sus labios con velocidad. No quería perder tiempo. Tomó la cintura de ella y la acercó a su cuerpo presionándola contra él, haciendo que su pene se apretara un poco, y ni trató de ocultar lo que le hizo sentir. Separaron sus bocas y pudo ver lo sonrojada que se encontraba. Sus ojos brillaban y sus labios estaban hinchados y empapados en saliva.

Jumin se alejó de ella dejándola confusa. Abrió uno de los cajones de su escritorio para sacar una nota.

—Te quiero ahí a la 01:00 a.m. Sé puntual. — Tomó sus cosas y dejó el lugar sin decir nada más.

____ se sentía conmocionada; se dejó caer al suelo y miró al piso en un punto fijo, tratando de descifrar qué es lo que había pasado.
La nota tenía una dirección.

— Mierda.

𝘊𝘰𝘳𝘳𝘦𝘰 𝘢𝘯𝘰́𝘯𝘪𝘮𝘰 | 𝘑𝘶𝘮𝘪𝘯 𝘏𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora