6 - Dai

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Martin me despertó, él solía quedarse en mi casa cuando su familia tenía problemas.

Aunque mi departamento era pequeño, él se acomodaba como podía en un futón extra que tenía para no tener que lavarlo tantas veces, trucos de ama de casa.

Cuando él se quedaba me ayudaba con el desayuno y a limpiar la casa, Martin era una persona muy organizada y era como mi tercera mamá (la segunda siendo la señora white).

Nos turnamos para bañarnos y salimos un tanto tarde, cuando Martin se quedaba, él procuraba que llegaramos temprano.

En mi barrio solían haber muchos gatos, cosa que me distraía al caminar.

Había aprendido a sobre llevarlo pero es que, ¿Quién se puede resistir a esas caritas?.

Había un gato café claro que me miraba con recelo. "Se parece a Eve", Pensé.

Me quedé viéndolo un rato para ganarme su confianza, le parpadeé lento y me fui acercando lentamente.

Le acerqué una mano para que me oliera antes de acariciarlo, fue una muy, muy mala idea.

En pocas palabras, mi mano fue el juguete del gato hasta que Martin vino a mi rescate.

Por ese incidente llegamos más tarde de lo previsto.

Martin me regañó todo el camino como la mamá que era, era lindo que se preocupara por mi pero creo que estaba exagerando un poco.

- "¿Sabes cuantas enfermedades tienen esas cosas?"-

- "Hazme el favor y respeta a mis bebés"-

Amaba a los gatos de mi barrio, cuando podía les llevaba las sobras de mi almuerzo y los dejaba dormir conmigo, beneficios de tener el apartamento en el 2do piso, es más fácil colar gatos.

El portero nos abrió con una sonrisa en el rostro. Le caía particularmente bien, solíamos hablar por las tardes cuando me quedaba en detención, es decir, nos conocemos desde hace siglos.

A Martin le daba pena llegar tarde, por ende yo fui a donde la metiche a reportarnos. Seguía sin entender porqué teníamos que registrar que habíamos llegado tarde.

Abrí silenciosamente la puerta de su oficina ya que se escuchaban voces dentro, ahí fue cuando la vi.

Evelyn Graunt tan hermosa como siempre, pero había algo diferente... ¿Estaba a punto de llorar o ya había llorado?, se veía afligida pero lo disimulaba con enojo.

Las escuché pelear por unos segundos y decidí quedarme ahí a esperar.

- "Evelyn, esa no es forma de hablarle a sus mayores"-

- "Esa no es la forma de llamarme."-

Aplaudí inconcientemente.

Sentí miedo cuando notaron mi presencia por el aplauso, pero sentí aún más miedo cuando ella se volteó.

Se veía destrozada, apagada... triste.

Quise decirle algo pero salió corriendo de allí.

- "¿Viene a registrar su llegada?"-

La metiche había puesto su atención en mi ahora.

Registré la llegada mía y de Martin, el cual no logré ver cuando salí de la oficina.

Supuse que se había ido a clase y que yo debería hacer lo mismo.

Saliendo de la oficina había un dispensador de alcohol, decidí agarrar el consejo de Martin y aplicarme en las heridades de la mano, lo cual fue una mala idea, ardía como el mismísimo infierno.

Maldije a Martin por lo bajo mientras me apresuraba a llegar a la enfermería, la chica que antendía era un amor conmigo también, me gané su cariño con las miles de veces que la visitaba por rasguños, los cuales eran causados por mi patineta.

Iba a tocar la puerta cuando la escuché sollozar. No se como hice para reconocer su voz pero sabía que era ella.

- "No debiste haber venido, si amaneciste así te hubieras quedado en casa."

- "No puedo permitirme faltar."

- "Ay Evelyn."

Se escuchaba en muy mal estado, estaba a nada de abrir la puerta cuando ella salió, dándome un portazo. Ella no se dio cuenta.

Entré a la enfermería despacio, el golpe me dolió pero no superaba el ardor de la mano.

- "¿Y ahora qué le pasó, señor Daichi?"-

- "Ay Vivi, ¿qué no me ha pasado?"-

Soltó una risita y me vendó la mano, estaba más preocupado por Eve que por mis heridas.

Le pregunté a Vivi por ella y su expresión cambió por completo, se dedicó a apretarme más la venda e ignoró mi pregunta.

Cuando terminó, me indicó que no me soltara la venda hasta mañana cuando la viniera a ver.

- "Y no toques más gatos, si sabes que no te quieren, ¿para qué te arriesgas?"-

- "Uno nunca sabe como van a salir las cosas"- Consejo de vida.

Salí preocupado de allí, Eve no se veía precisamente bien. 

Llegué a mi salón y me encontré con más de 20 hojas en mi puesto, al parecer habían dado tarea ayer y se me olvidó reclamarla, esta se había juntado con tareas de castigo y las tareas de hoy.

Apenas era martes y ya estaba ocupado toda la semana.

Las clases de la mañana me hacían dormir, solían ser muy monótonas. Estaba a nada de dormirme cuando Martin me tiró un papel.

"No te quedes dormido por amor a Dios"

Le escribí una breve respuesta y le tiré el papel de vuelta.

"Martin, soy ateo"

Negó con desaprobación y lo vi escribir otra vez.

"Entonces no te duermas por amor a Evelyn"

No sobra decir que no me quedé dormido.

El día se pasó volando y ya era hora de almuerzo, no tenía muchas ganas de comer pero Martin insistió dicéndome que lo hiciera por Evelyn, cosa que me hizo sonrojar, la chica se encontraba al lado mío.

Martin no la había visto por supuesto, él era prudente, no como su novio, el cual nos estaba haciendo señas de que encontró una mesa vacía.

Iba llevando mi almuerzo cuando escuché un estruendo.

Había un almuerzo tirado en el piso, junto con una chica al lado 

-"¡¿Eve?!"-

Dejé mi comida en la mesa y salí corriendo hacia ella, estaba tirada en el piso sin contestar a los gritos de su mejor amiga.

Mi mundo se detuvo por el tiempo en el que no supimos nada de ella.

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La autora repotándose.

¡Hola!, espero que esté agradando la historia, es como la segunda vez que intento escribir una historia, me hace falta mucho para ser una buena autora pero espero estar haciéndolo bien.

Aquí me despido yo, tomen agua y coman bien, nos vemos en otra ocasión (ah y, recuerden votar <3).

Lost SoulsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora