Mierda, Eren

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Hange y Armin no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Levi ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Eren Jaeger.

-¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas. —se queja Jean, dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Levi se encontraba acompañando a Eren por algo para almorzar. —Oh, miren, Levi está con el niño anaconda.

Hange soltó una carcajada.

-¿Le contaste a Jean? —inquirió Armin, mirando acusadoramente a Hange.

-De hecho, fue Levi quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su...hermosa y romántica primera charla. — respondió Jean con tranquilidad y sarcasmo.

Armin estuvo a punto de regañarlo.

-Hola, chicos. — saludó Levi, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Eren. — Eh... él es Eren Jaeger. Va a ser nuestro amigo ahora.

Jean, Hange y Armin se miraron entre sí con un poco de sorpresa.

-Yo soy Armin Arlert, encantado de conocerte. — el pelirrubio estira su mano hacia Eren. El menor le corresponde el saludo con timidez.

-Un gusto.... susurra, sonriendo.

-Mi nombre es Hange Zoe y tú... eres una ternura! — Hange exclama, apretando una de las mejillas de Eren. Este se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.

-G-gracias...

-Jean Kirstein. — murmura sacudiendo levemente su mano. Eren asiente en forma de saludo. — Así que... tú eres el niño anaco...

Las palabras de Jean fueron interrumpidas por las manos de Armin sobre su boca y las histéricas risas de Hange.

-No le hagas caso a Jean, Eren, no sabe lo que dice. — le asegura Armin sonriendo tranquilizadoramente. —Y dime, ¿Qué estudias?

Levi casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Armin, Jean habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico en Eren y de seguro habría salido huyendo.

Iba a ser un poco complicado que Eren y sus amigos se llevaran bien, pero esos idiotas estaban advertidos: tenían que ayudarle a entrar en confianza con Eren para conseguir su objetivo o Levi se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.
.

.

.

-Ah... Mmh...

De nuevo Eren empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltado y palpitando por la carne caliente... o al menos, eso era lo que se imaginaba.

Levi no podía entender porque, pero cada vez que pasaba más tiempo con Eren, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.

Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.

-M-mierda...Eren...- susurró, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus gemidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.

Falofilia - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora