Capítulo 5

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Ciudad de Euclin, año 2,214

La residencia del doctor Makrith estaba situada en la cima de una colina con la ciudad de Euclin pintada en neón a sus faldas. El cielo en Diort era violeta oscuro, atiborrado de estrellas, con una gran luna arrebol colgando de él como un farol improvisado. Eva no tenía idea de cómo iba el asunto horario en ese planeta, pero supuso que era de noche.

Dos androides en la entrada revisaron acuciosos que no portase armas, y fue el mismo Marcus Lund quien la escoltó por pasillos y salones hasta la que sería su habitación por lo que su estancia durase. El espacio era amplio y prolijo, extrañamente acorde con su gusto a un nivel de detalle escalofriante. Una recámara, un salón de lectura con chimenea, un baño con tina, un vestidor más grande que su apartamento y una terraza con vistas a los jardines.

—Cenarás con Martreniegan en el comedor junto a la piscina de invierno en una hora —dijo Marcus en el umbral y pasó el sensor de su brazalete por sobre la pantalla del de Eva. Una luz se encendió en azul tras el contacto—. Esto es para tu ubicación, es fácil perderse aquí —explicó—. Tienes acceso al gimnasio, las piscinas y demás zonas de recreo. Si ves un área en rojo, significa que está restringida.

Eva elevó una ceja y asintió. No le interesaban las áreas restringidas de Makrith Land, tampoco creía quedarse el tiempo suficiente para usar las de recreo. Su zona de acción estaba en la Tierra, donde el crimen se cometió.

—Entiendo —dijo.

—El vestidor está equipado con lo que mi hermano creyó necesario. No dudes en pedir cualquier cosa adicional al personal de servicio, usa el panel junto a la puerta del baño —siguió Lund.

—Marcus —interrumpió ella—, ¿podríamos tu hermano y yo sostener la entrevista inicial en un ambiente menos íntimo? ¿Una oficina, tal vez? No acostumbro a cenar a solas con mis clientes —explicó parca.

Nada que se asemejase a la intimidad ponía cómoda a Eva y una cena de a dos junto a la piscina, en una noche estrellada y al lado de un tipo que acababa de prepararle un guardarropa, no se le hacía profesional.

Marcus tomó aire, cambió el apoyo de su cuerpo de un pie al otro y cruzó los brazos. Se lo veía cansado y su porte elegante tenía ahora cierta humanidad que lo dignificaba.

—Eva —dijo sincero y buscó sus ojos—, me agradas, no quiero ser descortés, pero aquí se hace lo que mi hermano dice —advirtió. Eva exhaló audible y dejó caer sus hombros—. El único tiempo que Martreniegan tiene para hablar contigo esta noche es durante la cena. Su agenda está sobrecargada.

»Toma un baño, relájate. Él dejó sobre la cama un atuendo para ti. Es una sugerencia, hay más opciones en el vestidor, pero te aseguro que estará complacido si decides usarlo, y es más razonable cuando está complacido.

»Que tengas buenas noches —atajó después.

Ella intentó replicar, pero Marcus dio media vuelta y se fue. Tendría que cenar con el tipo si quería el caso.

Gruñó impotente, cerró la puerta con ímpetu, se quitó los zapatos, los tiró junto a la chimenea y entró de mala gana en el dormitorio. Había una caja dorada en la cama. Un par de rosas blancas sobre ella capturaron su atención y le provocaron un cosquilleo extraño en el pecho. "Roy Buchét" rezaba la inscripción en la tapa, el más laureado diseñador de alta costura de la última década. Un vestido de coctel de Buchét rondaba los setenta mil bonos universales, mientras que uno de noche, dependiendo de los detalles, podría triplicar ese precio.

Eva deslizó un par de dedos sobre la superficie de la caja. No se le ocurría por qué Makrith gastaría esa suma en ella, pero el olor de las rosas la alcanzó y la obligó a cerrar los ojos.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2022 ⏰

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