𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟒𝟕: 𝒍𝒖𝒄𝒆𝒔 𝒚 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂𝒔

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—¿Has hablado con Abby?

Me senté en mi antigua cama, agarrándome al borde mientras observaba a Olivia de espaldas, que echaba un vistazo a la estantería abarrotada de trofeos y medallas que llevaban cogiendo polvo desde hacía casi doce años.

—Sí. Es simpática. Se nota que te quiere.

No sabía qué responder. Hacía años que no recibía una muestra de cariño de mi hermana, pero, sin embargo, Olivia parecía convencida de lo que estaba diciendo.

Fruncí el ceño y la vi ponerse delante del espejo de mi habitación, recogiéndose la melena negra en una coleta que dejaba dos finos mechones de pelo enmarcando su rostro.

—¿A qué te refieres? ¿Qué te ha dicho? —Pregunté, frunciendo el ceño. Olivia se giró sobre sus talones y se sentó a mi lado en la cama, colocando una mano sobre mi rodilla.

—Que eres la figura en la que quiere que se refleje Robin, no en tu padre. —Suspiró, dejándome un beso tierno en la frente sobre los rizos—. Eso es que te quiere. ¿Por qué te sorprende? Es tu hermana.

—Porque Abby nunca me ha dicho nada... Bonito. Yo solo era la amargada de su hermana mayor. —Olivia soltó una suave risa con las cejas gachas, haciéndome entender que no sabía por qué decía eso con una leve sacudida de cabeza.

—¿Cómo que amargada?

Me recosté en la cama con los brazos estirados sobre mi cabeza, mirando las estrellas que había pegado en el techo cuando tan solo tenía diez años y la única preocupación que me rondaba la cabeza era cazar pokémons con la Gameboy Color amarilla.

—Nunca me he sentido comprendida. —Olivia se tumbó a mi lado, apoyando su cabeza sobre mi brazo extendido en la almohada—. Hemos venido a mi habitación porque tanta gente a mi alrededor me quita energía y solo quiero irme a casa y desaparecer. Esto he intentado explicárselo a mis padres mil veces, que hay gente así y existimos, no es algo raro. ¿No? —Giré la cabeza para mirarla, observando cómo me miraba atentamente. Negó, acariciándome la mejilla con su mano libre—. Siempre me dijeron que debería ir a un psicólogo por eso, como si ser yo estuviese mal. Como si tuviese un problema patológico. Así que, mientras Abby salía de fiesta e iba a la universidad, yo era la hermana amargada a la que no le gustaba la universidad y solo tenía una amiga. Y siempre... Siempre me sentí un poco frustrada porque ella parecía la hermana mayor, ella era la que me daba lecciones de cómo se hacían las cosas, aunque no tuviese la intención de hacerlo. Ella hizo todo lo que se supone que se debería hacer en la vida con una madurez excelente: tener una carrera universitaria, conocer a un hombre, casarse, tener hijos, tener un buen trabajo, hacer ejercicio... ¿Y yo? —Me reí, jugando con el cordón de mi pantalón corto azul—. Yo... Cuando ella terminó su carrera, yo todavía no sabía qué quería hacer. Lo único que se me daba bien era el vóley y usar Photoshop.

—Lo sé, y sé que todo eso duele. —Besó mi hombro, poniendo su mano sobre la mía para acariciarnos con las puntas de los dedos y que dejase de jugar con los cordones con ese nerviosismo—. Pero eres su hermana mayor y quizás no seas un referente para ella, pero sí quiere que lo seas para su hijo. ¿Te das cuenta de la magnitud de eso, Noah? Es su hijo y quiere que crezca a tu imagen y semejanza para suplir la figura de su padre. Si tuvieses un hijo, ¿a quién querrías que se pareciese? A tu hermana.

—A ti —respondí sin pensar, levantando la mirada hacia sus ojos—. ¿Cómo no voy a querer que se parezca a su madre? —Olivia soltó una carcajada, escondiendo su cara en el hueco de mi cuello al no esperarse la respuesta—. Si tuviésemos una hija y saliese parecida a ti me pasaría la vida sintiéndome orgullosa.

—En cuanto se escape por la ventana un miércoles a las once de la noche para ver a su novio y te grite tres veces por regañarle dejarás de estar tan orgullosa. —Nos reímos a la vez y a carcajadas, poniéndome una mano en la frente al contemplar la gravedad de lo que había dicho.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora