Paso 3: Resaltale tu belleza bajo las estrellas

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Los pasos de Nahoya resonaban en el silencio de la noche, y Ran lo miraba desde atrás. Podía verlo con una gran sonrisa, y tan relajado. Parecía que todo había salido bien al final, que fue una noche perfecta para su amigo.

Acababan de salir de una fiesta, y por primera vez en toda su vida se vio involucrado en problemas con la policia, el hecho de que simplemente salieron corriendo tan rápido como pudieron sin importarles nada, y todo valió la pena.

Seguro algún vecino de Baji había llamado para poner orden, o algún soplón avisó del uso de drogas, pero son solo adolescentes, no tienen mucha responsabilidad igualmente. Incluso si el pecho le ardía por haber corrido con todas sus fuerzas, Nahoya seguía feliz.

—¡Conseguí el número de ese chico, Ran! —Ambos estaban simplemente sentados frente a la puerta de la casa de Ran, específicamente en las escaleras. 

Lo suficientemente escondidos para que los padres de Nahoya no pudieran verlo si se asomaban pero pudieran cubrir sus rostros del cielo nocturno.

Ran aún seguía intentando regular su respiración, e hizo el amago de mirar a su amigo como si estuviera loco, pero algo lo detuvo. Exactamente eso fue, la luz de la luna que iluminaba el rostro de Nahoya, que dejaba expuestas suaves pecas que el chico se esforzaba en cubrir con maquillaje, pero por la situación estaba corrido.

—Definitivamente no vamos a repetir eso —Ran se rio, y apoyó sus codos en el suelo.

—Sabes que sí vamos a repetirlo, deberíamos hacer esto más amenudo.

—¿El huir de la policia o el hablar bajo la luna? —Ran le custionó de forma juguetona.

—Ambas cosas me sirven.

—Realmente eres una bola mala influencia —Se quejó Ran, desviando su mirada hacia el cielo.

Mantener el contacto visual con este Nahoya parecía más difícil que cualquier otro día.

—Básicamente tú me criaste, así que soy así por ti —Se acercó un poco, sus codos rozandose.

—¿Lograste algún avance físico con alguien en la fiesta? —Preguntó Ran cambiando el tema.

Y es que, lo que había logrado observar, los labios de Nahoya estaban rojos, tal vez un poco hinchados, un poco bien besados. Le revolvía el estómago de celos, pero no podía hacer nada al respecto o en contra, él era quien proponía distintos escenarios para ayudar a Nahoya con su falta de romance adolescente.

Él debería aguantarse lo que suceda, incluso si eso le deja un mal sabor en la boca.

Nahoya pareció sorprendido, pero rápidamente le respondió. —No, ¡Claro que no! No hice nada de eso, solo me estuve mordiendo mucho los labios, tenía demasiados nervios de que llegaramos a ser atrapados.

Ran se carcajeó, y ahora rodeó un su brazo derecho a Nahoya, atrayendolo a su cuerpo.

—¿Y aún así quieres volver a repetirlo? Chico rebelde —Su puño se enterró en la cabellera melocotón, clavando en forma de regaño sus nudillos en su cuero cabelludo, logrando sacar algunos quejidos de su amigo.

—¡Basta! ¡Rannie! —Nahoya se revolvió en su lugar, pues no podía escapar, estaba atrapado entre los brazos de Ran.

Y por alguna razón, eso no se sintió extraño.

Deseó un poco más de ese calor acogedor.

Deseó un poco más de ese calor acogedor

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Cómo tener tu romance adolescente y no morir de soltería en el intento ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora