Paso 1: Pidele ayuda a tu mejor amigo

615 116 17
                                    

Verano. Junio. 2015

Nahoya Kawata desde que tiene memoria no ha tenido un romance, no lo malinterpreten, sí le han gustado varias personas, pero jamás ha sido lo suficientemente valiente como para hacerle frente y poder oficializar algo.

Y creía que estaba bien, su mejor amigo siempre le decía que no importaba.

Pero todo surgió en una mañana de verano, cuando se dio cuenta que las vacaciones empezaban y todos sus amigos estaban ocupados en algo distinto: el amor.

Su grupo de amigos tenían ya planes, entre ellos o con personas distintas, y no le molesta.

Pero se dio cuenta que ha estado simplemente ignorando su juventud y siendo el mismísimo espantaviejas. ¡Ran ni siquiera trataba de negarlo!

—¿Cómo esperas que lo niegue si estás diciendo cada tontería que se te viene a la cabeza? —Rodó los ojos el mayor, también cruzandose de brazos.

—¡Deberías apoyarme, Haitani! —Se quejó el chico, sintiendose lamentable.

—Yo tampoco he tenido un romance adolescente —Añadió el otro a la conversación, pero Nahoya rápidamente le dio una mirada asesina.

—Es cierto, no lo has hecho. ¡Pero tú eres Ran Haitani! Todas las chicas de la escuela babean por ti, incluso los chicos, así que, no lo has tenido solo porque tú no quieres.

—Si vamos a ponernos en ese ámbito, entonces, tú también no lo tienes porque no quieres —Ran alzó una ceja, sentado en la silla de escritorio de Nahoya, se recostó un poco en el escritorio— ¿Acaso quieres que hable?

—No tienes con qué amenazarme para que me calle.

—Oh, claro que lo tengo, esponja —La sonrisa de Ran casi hace estremecer a Nahoya, el chico se levantó para tomar lugar junto al tablero de estudio que tenía Nahoya en su habitación y agarró el marcador, empezando a escribir—. Primer año del Bachillerato. Esa chica linda te invito a salir y simplemente la miraste como si estuviera loca.

—No cuenta, estaba pequeño.

—Tercer año. Le gustaste a ese chico brasileño de intercambio. Tachibana te contó que se te iba a confesar y te quedaste en la biblioteca todo el día, usandome como vigilante en la puerta para saber si estaba cerca —Siguió Ran hablando, e hizo una mueca al recordar aquel día.

—¡Me dio miedo! Dios, tú te acuerdas de cómo era él, demasiado grande para mí. Tercer año pero de salir de la cárcel tenía, South.

Ran rodó los ojos y borró lo que escribió en el tablero, dispuesto a seguir. —Cuarto año. En la fiesta de Baji te besaste con mi hermano y te lavaste la boca casi veinte veces y estuviste dispuesto a tomar cloro.

—Era Rindou, lo conozco desde que estaba en pañales, obvio iba a vomitar.

—¿Y por qué lo besaste? —Cuestionó Ran.

—Oh. Porque Mikey me retó, era besar a Rindou o perder 20 dolares, sabes que no haría eso, Rannie. Igual, no te preocupes, eres mi Haitani favorito, tu hermano es demasiado malo besando.

—En realidad, no me interesa saber cómo se sintió besar a mi hermano —Se quejó Ran disgustado, rápidamente cambió de tema después—. Quinto año, cuando participaste en el partido contra esa escuela que no me interesa, muchos empezaron a mandarte cartas.

—¡Eran de admiración!

—No veo dónde le encuentras la admiración a querer que seas testigo de un trío—Ran se aclaró la garganta y suspiró—. Ahora, en sexto año estás como loco buscando pareja ¿Acaso te odias tanto?

—No es que me odie, tarado —Nahoya rodó los ojos, y se dejó caer completamente en su cama, mirando las estrellas que tenía en el techo—, simplemente quiero vivir lo que todos dicen, quiero sentir esas mariposas y esas estúpideces.

—¿Y esto en qué me incluye a mí? —Siguió quejándose el mejor amigo del Kawata.

—¡En mucho! —Nahoya se levantó de golpe, asustando a Ran—. Eres mi mejor amigo, necesito que me ayudes, además, tienes esa vista de aguila que seguro te dirá si uno de ellos es un idiota que solo intenta aprovecharse de mí.

Ran suspiró, realmente tenía que querer mucho a ese idiota como para aceptar.

Y sí, lo quería mucho, más de lo que deseaba, en realidad. Si Nahoya le pidiera bajarle las estrellas en ese mismo momento él aceptaría. 

Pensándolo mejor, tal vez la idea en sí no es tan mala,

Nahoya está buscando un amor, Ran está dispuesto a ayudarlo, tal vez, entre todos ellos, Nahoya sea capaz de reconocer que el amor que tanto busca está ahí, con su mejor amigo desde la infancia.

—Olvidalo, no estoy dentro —Se quejó, rotundamente.

Ran no era capaz, no podía. Era mejor mantener una simple amistad con Nahoya, ¿Cómo siquiera podía pensar en conquistarlo?

—¡Por favor! Prometo que no molestaré mucho —Sonrió en grande, sus ojos cerrados y esa sonrisa brillante que Ran tanto amaba.

—Yo... —Ran intentó decir algo, volver a negarse. Pero sabía bien como jamás podía decirle un verdadero no a Nahoya. Suspiró resignado—. Está bien, voy a ayudarte.

—¡Te amo! ¡Eres el mejor amigo del mundo! —Nahoya se abalanzó encima de Ran, demasiado feliz—. Tenemos que celebrar esto. ¿Quieres quedarte hoy?

—Sí, lo que sea —Ran corrió su rostro, intentando no mirarlo a los ojos.

Todo empezó cuando cumplió los cinco años, y su madre apareció con un niño dos años menor que él en la puerta, hablandole que una de sus amigas le pidió cuidar a esa esponja revoltosa de cabellos naranjas.

A primera vista, creyó que el niño era un demonio. Parecía un niño que apenas aprendía a caminar y por eso le gustaba explorar cada lugar, pero Ran sabía que no era así, sin embargo, igualmente tenía que andar siempre tras del niño.

Incluso si tenía a su hermano menor que definitivamente era otro pequeño demonio pero le gustaba más dormir que socializar. Ahora él estaba cuidando al hijo de otra persona.

Y luego sus días cuidando a Nahoya aumentaron, porque esa era la verdad, en realidad, su madre no hacía mucho para cuidarlo, más bien lo veía como darle un amigo a Ran, así que solo se quedaba sentada en la sala mientras el niño más pequeño lo seguía a Ran a todas partes. Con el paso del tiempo, las cosas no cambiaron.

Solo que ya no eran, el niño pequeño y su niñero, ahora eran Ran y Nahoya; y diganle loco, pero Ran realmente amaba a su niño pequeño, que le hacía berrinches a cualquier edad y se quejaba siempre.

Cuando entraron a la adolescencia, Nahoya ya no era así. Intentó desapegarse, incluso tuvieron conflictos por ello, pero nada que no pudiera su amistad resolver. Pasó de ver al chico más tierno y positivo del mundo, a que este se convirtiera en una bola sarcástica y juguetona a su alrededor.

Y a que le robara el corazón.

Cómo tener tu romance adolescente y no morir de soltería en el intento ; RanleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora