CUANDO LE INFORMARON A LUCERYS que volverían al Desembarco Del Rey, no estaba muy feliz, claro, había extrañado a su abuelo Viserys, pero en sus primeros años de vida no tenía los mejores recuerdos
La corte murmurando sobre su paternidad, sobre el como podía tener el cabello y los ojos oscuros, sin llegar a parecer Targaryen ni Velaryon, lo rápido que olvidaron a Jocelyn Baratheon. Las miradas desagradables apenas disimuladas por parte de la Reina y Ser Cole, su constante abuso a su hermano en los entrenamientos con sus tíos
Nadie hablaba de eso, pero según rumores, cuando era una bebé recién nacida y notaron su color de cabello, un noble, aparentemente de la casa Lannister habló descaradamente frente al Rey sobre como ella y su hermano eran bastardos, otros que estaba ebrio, Lucerys no siquiera estaba segura de que sea cierto ya que su madre nunca se lo confirmó
Y la razón principal por la que iban de vuelta, era por que Veamond Velaryon exigió un juicio por su paternidad. Lucerys no se sorprendió, de hecho ya se le hacía raro que nadie lo reclamará en sus 16 años de vida. El abuelo Corlys la amaba a ella y sus hermanos, por eso nunca hablo, al contrario de su hermano
Ahora mismo se encontraban en el carruaje con su madre y hermanos, llevaba un vestido azul oscuro, los colores Velaryon, junto un abrigo de piel oscura, su largo cabello castaño con trenzas en los lados junto a una pequeña tiara de color azul
-¿Ya llegamos hermana?-preguntó su hermanito Joffrey tirando de su cabello
Lucerys sonrió y puso su mano envolviendo en el cabello rebelde y castaño de su hermano
-Ya llegamos-
No fue gran cosa su llegada, eso la ánimo un poco. Lo que no le gustó fue como fue arrastrada por su hermano para ir en el patio de entrenamiento. Cuando ambos llegaron, las miradas no faltaron, hace mucho que los hijos de la princesa heredera y además, conformaban sobre las canciones, dónde hablaban sobre la belleza de otro mundo de la segunda hija de la princesa, la envidia que le causaba a las mujeres y el deseo a los hombres
Una multitud exclamaba y los hermanos Velaryon se acercaron, y vieron a Ser Criston batallar contra Aemond. Lucerys notó que el caballero dorniense seguí igual pero con el pelo más corto, pero Aemond parecía una persona completamente diferente, su cabello plateado más largo, se notaba más alto y utilizaba un parche en el ojo que ella misma le sacó
Sus movimientos fueron tan rápidos y precisos que le sorprendió cuando su espada estaba apuntando al cuello de Ser Criston
-Bien hecho mi príncipe-dijo el caballero-Muy pronto ganará los torneos...-
-Me importa una mierda los torneos-
Y su voz era más autoritaria
Lucerys quiso irse de ese lugar
-Sobrinos, ¿Han venido a entrenar?-
Aemond miró como un depredador a su presa, su mirada había viajado a Jacaerys pero pronto se dirigió a Lucerys con una sonrisa nada agradable
-No creó que este sea un lugar para las damas, sobrina-dijo-La última vez Ser Strong golpeó brutalmente a Ser Criston-
Lucerys no era una cobarde, pero tenía miedo, la presencia de su tío, su vista hacia ella, era suficiente para que sintiera miedo pero a la ves fascinación
-Que yo recuerde, esa paliza estaba más que merecida-respondió ella
Su hermano la tomo del brazo, ella puso ver desde el rabillo del ojo la mirada de furia de Crispín
-Oh, entonces si tienes tan bueno memoria-la sonrisa de Aemond se intensificó-Espero que recuerdes que tienes una deuda-
Lucerys no sabía dónde sacaba el valor, talvez de su madre y la educación de su padrastro, pero lo agradecía de todos modos