Capítulo 2: Acosador

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〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈: 𝐀𝐂𝐎𝐒𝐀𝐃𝐎𝐑〕

〔𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈: 𝐀𝐂𝐎𝐒𝐀𝐃𝐎𝐑〕

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TRIGGER WARNING: acoso/hostigamiento.

La conversación que previamente había tenido con Erwin en la cafetería fue el motivó porque el que me quedé toda la noche despierta. Tenía un mal presentimiento de todo esto, pero al fin y al cabo yo había accedido a meter las manos en el fuego para obtener ese ascenso.

Aproveché mi insomnio para indagar un poco más sobre Kirschtein y su empresa, ya que tenía que prepararme para la rueda de prensa que se llevaría a cabo horas más tarde en el Centro Empresarial de Seattle.

[...]

En cuanto mi reloj marcó las seis y veinte, fui hasta el baño para darme una ducha y de ahí, caminé hasta la cocina para prepararme un café o de lo contrario, me quedaría dormida en el gimnasio. Y es que, había adoptado la costumbre de ir al menos tres veces a la semana a entrenar antes de entrar al trabajo porque es la única forma en la que puedo drenar todo el estrés que solía acumular por el trabajo.

Una vez allí, comencé con mi rutina de cardio y después de un par de minutos alcancé a ver como la pantalla de mi celular se iluminaba anunciando una llamada de mi asistente, así que contesté sin pensarlo dos veces.

—Buenos días, señorita Blanchett —saludó el rubio muy animado, seguramente traía buenas noticias.

—Buenos días, Armin —respondí algo agitada por el trote en la caminadora— ¿Qué ocurre?

—Lamento molestarla tan temprano, pero el señor Smith me acaba de informar que logró conseguir un pase para usted en la cuarta fila —mi mandíbula se tensó un poco al escuchar aquello y solo me bastó con suspirar para hacerle saber a Armin que no estaba contenta con aquella posición—. I-I-Imaginé que no le agradaría estar allí y traté de conversar con Erwin para que le buscara un asiento en la primera o segunda fila, sin embargo, él me comentó que no era cuestión de elección ya que estaba tratando de mantenerla bajo perfil.

Estar en la tercera, cuarta o quinta fila era una pesadilla para todo periodista ya que nadie te tomaba en cuenta. Normalmente esos puestos quedaban disponibles para estudiantes, pasantes y medios de comunicación poco relevantes mientras que los asientos de adelante eran reservados por los periodistas más hábiles.

—Me parece bien —contesté con resignación al ver que no tenía otra alternativa—, ¿algo más?

—Sí, bueno... —aclaró su garganta— Todos los pases deben estar identificados con el nombre del periodista, por lo tanto, el señor Smith sugirió que cambiara su nombre para proteger su identidad.

—Suena lógico —mi mirada se centró en el reflejo un hombre que se encontraba a mis espaldas observándome de forma morbosa— Encárgate tú de eso, por favor. Te llamaré más tarde.

NEWSPAPER  © | Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora