Hermanas

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Ya había pasado semanas desde el incidente con el cerdo, su hermana mayor, la princesa Rhaenyra ya había dado a luz a su tercer hijo, era un hermoso y saludable niño.
La boda de sus hermanos ya había sido declarada ante todo Poniente, era un hecho que estos dos en cualquier momento se casarían. Lo que la emocionaba porque nunca había asistido a una boda real y otra de las cosas que la emocionaba era pasar el tiempo con el bebé de su hermana, ya que ella nunca había visto uno, fue la última hija del rey y sus sobrinos eran mayores que ella, así que por el momento nunca había visto, cargado o convivido con uno.
En ocasiones en las tardes iban con Helaena a pasar tiempo con Rhaenyra y su bebé, otras veces Aegon la acompañaba o simplemente iba con Luke y Jace cuando estos terminaban de entrenar, ella no se perdía un día sin cargar a ese niño. En cambio eran muy pocas las veces que Aemond la acompañaba, siempre se negaba y cuándo iba, era porque Daera realmente le había rogado que la acompañase. Le gustaba pensar que tenía una familia unida, que se amaba y respetaba ante todo, apesar de los comentarios desagradables que su madre soltaba de vez en cuándo, comentarios que ella se negaba a repetir. Amaba a su mamá pero también amaba a su hermana y al igual que su papá, lo único que quería era que se mantengan juntos.
Siempre había sido una niña muy estudiosa, pasaba sus tardes aprendiendo de los maestres el Alto Valyrio, lo hablaba muy bien para lo que pedían a su edad, también le gustaba aprender sobre la historia de donde provenía su familia, Valyria, la gran cuidad, el imperio más grande que conoció el mundo, le gustaba saber que dentro de lo que cabía ella provenía de ahí. Se lamentaba saber lo que la maldición provocó en tan bellos lugares y que lo único que quedaba de eso, eran ellos y su dragones. Conocía mucho la historia de sus ancestros, el rey Aegon y sus esposas/hermanas las reinas Rhaenys y Visenya. Aunque algunas cosas no las aprendía de sus maestres en si, porque era muy chica y no llegaba a esos estudios, Aemond siempre que venía de unas nuevas lecturas, le enseñaba.

Como en todas las tardes iba a ir a visitar a su hermana y hoy iba con Helaena. Ella llevaba su colección de insectos para mostrárselos a la princesa, era algo que a Helaena le gustaba compartir y Rhaenyra nunca se negaba. Al llegar a la puerta, un guardia real las anunció.

— Princesa Rhaenyra, las princesas Helaena y Daera se encuentran afuera — aviso el guardia a la princesa que se encontraba con el pequeños Joffrey en los brazos.

— Esta bien, déjalas pasar y retirate, muchas gracias.

Cuándo las princesas entraron, la mayor les dedico una sonrisa, después de todo, sus hijos y hermanas eran su única compañía cada vez que volvía a Desembarco.

— Rhaenyra, ¿como se encuentra el pequeño Joffrey hoy? — Daena se acercó al niño luego de saludar a su hermana con un beso en la mejilla y de corrida le pidió cargar al niño, lo cuál su hermana no le negó. Sabía perfectamente cómo debía sentarse y cómo sostenerlo, después de 2 semanas de visitas constantes, ya era experta en mecer a su sobrino.

— Helaena que gusto verte — la princesa abrazo a su hermana — Hace unos días largos no venias por aquí, el pequeño Joffrey y yo echamos de menos tu cuentos sobre animales y bestias.

— Lo siento, es que estuve ocupada con algunas cosas sobre la boda — Helaena sonrió apenada, no era algo de ocultar que ella no se quería casar, mucho menos con su hermano.

— Si, lo entiendo, son muchas cosas en las cuales hay que preparase.

— ¿Tú tuviste miedo?

— ¿De casarme? Claro que si Helaena, todos tenemos miedo de las cosas que no conocemos, pero yo creo que serás muy feliz en tu matrimonio.

— Yo no se, quiero pensar que si, te veo a ti y eres muy feliz con un próspero matrimonio, pero Aegon y yo casi ni hablamos, no hay mucho en común entre nosotros, se que es nuestro deber mantener la sangre de Valyria, pero aveces... — La peliblanca suspiro

— Aveces es muy pesado cumplir con nuestros deberes — completo su hermana mayor — Dímelo a mi pequeña. — la princesa abrazo a su hermana, la hacía recordar a ella cuándo en su momento se encontraba abrumada por todas las cosas del matrimonio y confundída sobre lo que sentía al respecto — Pero bueno, todavía falta un tiempo, por ahora muestranos lo que as traído hoy.

La muchacha abrió la caja que traía consigo, allí había muchos insectos dentro de muchos frascos, había de todos los tamaños y colores. Daera se encontraba meciendo al pequeño Joffrey en sus brazos, le gustaba la forma en la que él aveces tomaba su dedo meñique con fuerza, era apenas un bebé, pero se aferraba tanto a su calor que la hacía sentir bien. Mientras tanto, por otro lado de la habitación Rhaenyra le prestaba total atención a su hermana, que con delicadeza y cuidado sacaba a los insectos de sus frascos y se lo mostraba.

— ¡Mira esté! Pequeño Joffrey, que color tan extraño —dijo Daera tomando el frasco donde unos pequeños insectos se alojaban — por momentos son verdes y luego son...

— La furia recaerá sobre ti —susurro Helaena mirando al animal.

— ¿Sobre mí o el insecto? —pregunto la peliblanca menor

— Sobre ti —indicó Helaena, cosa que a su hermana la hizo estremecerse.

— ¿Madre se enojara otra vez por venir a molestar a la princesa?

— Hablare con Alicent para que no las regañe, al final yo disfruto mucho de mis dulces hermanitas. —la princesa Rhaenyra le dio un cálido abrazo a su hermana Helaena, y aunque está muchas veces no soportaba el contacto físico, le era muy fácil abrirse y compartir con Rhaenyra.

Después de una dos horas de cuentos y bebés, llegaron Jace y Luke de sus enseñanzas y a pesar de que ya no era horario de que sigan allí, ambas, allí se quedaron, hablando con los niños, al finalizar salieron juntas de la habitación de Rhaenyra.

— Helaena, ¿Cuál es tu sentir hacía Aegon?

— Es mí hermano, cómo tú o Aemond, incluso Daeron, aunque esté lejos.

— Lose pero tus sentimientos hacia él¿son distintos?

— Daera, siento por él lo mismo que siento por ti o por Aemond, incluso por Daeron, aunque esté lejos. —La pequeña ya no sabía cómo expresar sus dudas, aveces era fácil comunicarse con su hermana mayor y otras, como hoy se le hacía muy difícil, aveces Helaena parecía irse de si.
Pasando por la habitación de su hermana se despidieron, era probable que la viese en la cena y luego hasta las lecciones de mañana, no cruzarían palabra.

— ¡Con que ahí estás! —su hermano corrió detrás de ella para abrazarla. — ¿Dónde estabas?

— Sabes dónde estaba. —Daera le devolvió el abrazo, debía admitir que ni con su gemelo era tan afectuosa, igual es que prácticamente no lo veían.

— ¿Con Rhaenyra? — Aemond se separó bruscamente — Pero ya pasó el horario de estar con su bebé.

— Si, es que se nos hizo tarde, nos quedamos jugando con Luke y Jace, que después de entrenar y asearse fueron con nosotras.

— ¿Tú y Helaena solas? —podia ver venir la furia de la que le había hablado su hermana horas atrás. Su madre, la reina Alicent se enojaba cuando pasaban más horas de lo debido con Rhaenyra y peor si se enteraba que está con los hijos de está.

— Aemond no se lo digas a la reina, porfavor. —suplicó

— No voy a delatarte, pero sabes que no puedes hacer eso. Se ve muy mal que estén solos.

— Si lose —dijo cabizbaja, pero su hermano le acaricio la mejilla y levantó su mentón.

— Pero si Haelena no habla, será un secreto. —le besó la frente. Aemond aveces podía llegar a ser hostil, pero con ella nunca era malo, era el mejor hermano que le pudo tocar.

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⏰ Última actualización: Jun 29 ⏰

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