Capítulo 3: Una charla con su majestad.

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Brunil no paraba de mirarme y eso me ponía muy nerviosa. La reina se percató de ello y comenzó a hablar para que yo dejara de prestarle atención a su hija.

-Bueno Teresa, seguro que te has preguntado ya más de una vez por qué estás aquí.

Supongo que esperaba que asintiera o dijese algo, pero no lo hice, preferí optar por hacer como que no existía.

-Una chica tímida, así me gustan. Yo soy Shaba, la reina de Mallow como ya podrás haber adivinado. La historia tampoco es demasiado larga pero allá va.

"En primer lugar creo que has de saber cómo narices has llegado a Mallow. Es sencillo de explicar, aunque puede que tu simple y reducida mente humana no lo entienda o le parezca increíble. Una de nuestras naves te recogió en la Tierra. Te necesitamos para salvar a Mallow."

"Los habitantes de Mallow somos una colonia de superhumanos enviados por el gobierno de USA como experimento a la vida en otro planeta. Cuando salimos del sistema solar perdieron el contacto con nosotros y pensaron que no habíamos sobrevivido. El antiguo rey consiguió redirigir la nave a Mallow y aquí conseguimos establecer nuestra comunidad. LA cúpula que cubre el cielo de la ciudad es para protegernos de las criaturas que a partes de nosotros viven en este hostil planeta. Una cosa has de tenerla siempre presente: NUNCA abandones la cúpula."

Mientras Shaba me contaba todo esto no podía retirar la vista de Brunil, ella tampoco paraba de mirarme.

-Ahora has de ayudarnos a conquistar la Tierra. Vosotros os olvidasteis de nosotros y ahora habéis de pagar por ello -continuó profundamente molesta.

Mientras Shaba hablaba pude ver en sus ojos el dolor de una Tierra abandonada a su suerte, de los sacrificios hechos para sacar adelante a una comunidad. Aunque algo en todo aquello no me cuadraba. ¿Por qué yo? ¿Cómo les podía ayudar yo ayudarles con su propósito? Además, ¿cómo esperan que acepte que conquisten mi casa?

-Me niego -dije rotundamente, no estaba dispuesta a que una panda de superhumanos resentidos invadiesen mi planeta.

-¡¿Cómo que te niegas?! ¡No puedes! -gritó Shaba.

-Tranquila madre, -dijo Brunil levantándose del sillón, su voz era tan dulce...- estoy segura de que tras descansar durante una noche atenderá mejor a nuestras peticiones.

-De acuerdo, tienes razón hija. Seguro que por la mañana está dispuesta a ayudarnos. Ahora acompáñala a su habitación y explícale los horarios de palacio.

Brunil me cogió del brazo y me llevó fuera del despacho. El pasillo seguía igual que cuando llegué con Mulieta. Al final el ascensor comenzó a abrir sus puertas. Una vez dentro Brunil sacó una llave del bolsillo de su chaqueta, la introdujo en una especie de cerradura a un lado del ascensor y este comenzó a subir.

-Has sido muy valiente diciéndole que no a mi madre.

Me sorprendió que me estuviese dirigiendo la palabra. Mis mejillas se ruborizaron.

-Gracias.

-Pero no has sido la única, más te vale que mañana le digas que harás todo lo que te pida o te cortará la cabeza como hizo con todos los mortales anteriores, porque si, somos inmortales.

Aquello me dejó completamente patidifusa. No me esperaba que el gobierno estadounidense nos hubiera estado ocultando durante tanto tiempo que era capaz de hacer aquello.

-No puedo decir que si. -dije al fin- Si lo hago invadirá mi casa matando a los que son como yo, y no puedo permitirlo.

-En realidad mi madre es una tirana. Tiene sometido al pueblo a una esclavitud absoluta.

Algo así ya rondaba por mi cabeza cuando la conocí pero no me había atrevido ni a pensarlo, tenía la impresión de que aquellos que se hacían llamar "Superhumanos" podían leerme la mente. Para tratar de tranquilizarme traté de convencerme de que todo aquello estaba siendo un sueño.

-Todo es real, no es un sueño. Y si, podemos leerte la mente. Has de aprender a evitar eso o todo el mundo sabrá que no eres de por aquí. Si eso pasa no durarás mucho sin ser despellejada por los científicos de mi madre. Ya lo se no tiene lógica que te quieran despellejar si eres la última oportunidad de nuestro planeta pero esto funciona así.

-Gracias por la advertencia, ¿pero cómo narices quieres que haga eso? -pregunté con expresión de abatimiento. Otra vez una gran sensación de cansancio me estaba invadiendo, sentía que desfallecía.

-Tranquila, ya estamos llegando -dijo agarrando mi mano.

Su piel era extremadamente suave y en cuanto me tocó sentí que el cansancio me abandonaba. El ascensor se paró y las puertas se abrieron dando paso a una estancia harto elegante. A los lado había puertas que debían llevar a estancias como habitaciones, baños o salones. Al fondo de la estancia había un gran ventanal delante del cual se situaban unos grandes sofás de terciopelo rojo. Me llevo hasta unos de ellos y se sentó muy cerca de mi.

-Mandaré que te traigan algo para ese dolor de cabeza -dijo cogiendo una especie de tablet.

¿Cómo sabía que me dolía la cabeza? Otra vez leyéndome la mente.

-Gracias, es un detalle por tu parte -dije recostándome en el sofá.

A los pocos minutos una mujer apareció con una pastilla en una cajita plateada y un vaso de agua.

-Tómatela, te hará bien.

Me tomé la pastilla y el dolor de cabeza se me pasó. Al cabo de unos instantes estaba dormida, por fin pude descansar.

Bienvenida a MallowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora