Capítulo uno

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Buenas, buenas.

Antes de que lean quiero aclarar un par de cositas:}

» esto es una idea media random que tengo, así que seguramente va a tener un montón de lagunas la historia. 

» es un omegaverse, pero no voy a mencionar sobre sus ciclo de celos.

» chanyeol es ruso/coreano, así que tiene dos nombres, lo aviso ahora para que no se confundan cuando lean el capítulo jajajjaaj

» y las advertencias del fic son: mafia!au, mpreg/omegaverse, violencia y prostitución implícita, dilf!chanyeol, un baekhyun ¿especial? lo explicaré más adelante a eso ehh y creo que por ahora eso es todo

La puerta trasera del lugar estalló y docenas de hombres entraron con sus armas en manos dispuestos a matar al enemigo

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La puerta trasera del lugar estalló y docenas de hombres entraron con sus armas en manos dispuestos a matar al enemigo.

Los grandes alfas y betas armados recorrían los pasillos iluminados con luces rojas, golpeando las puertas y adentrándose en las habitaciones usadas para actos ilícitos, en busca de su objetivo.

Tenían la orden del jefe de matar a cualquiera que se interponga en el camino y dejar en libertad a los más vulnerables.

La fuerte música en la parte delantera del club escondía, por ahora, la llegada de los intrusos, dejando que aquellos grupos de hombres alrededor de las tarimas, viendo actuar a omegas con escasas ropas, bajo los efectos de algún tipo de droga que se les fue inyectada.

Mientras tanto, en una camioneta negra estacionada a cien metros de allí, un hombre alto y peliblanco, esperaba que la misión se llevase a cabo.

Encontrar a Park Seulgi.

— Señor. — El chófer le llamó, mirándolo por el espejo retrovisor, Dmitri levantó la cabeza de su teléfono celular, devolviéndole la mirada y una ceja arqueada, esperando que continúe hablando. — Sergei ha avisado que han encontrado a Shim en una de las habitaciones abusando de dos omegas.

— Y a ella, ¿la encontraron? — Preguntó el hombre con voz grave y con un leve acento ruso.

— No, señor. — Respondió el subordinado, sintiendo la tensión crecer en el vehículo. — Ninguna de las personas en escena era la señorita Seulgi.

Dmitri maldijo y golpeó el techo con su puño.

— Diles que sigan buscando entonces. — Gruñó el hombre trajeado. — Y lleven a Shim a la base y saquen toda la información posible, pero que no lo maten, que si no encuentro a Seulgi en las próximas horas, yo mismo me encargaré de hacerlo.

— Sí, señor.

Dmitri desvío su vista hacia la ventana, viendo el exterior a través de ella. Las personas iban en distintas direcciones, metiéndose en bares y clubes o saliendo de ellos, grupos de amigos pasando un buen rato, sin ni siquiera imaginarse que detrás de la fachada de cada local, se esconden cosas turbias.

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