Capítulo dos

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Dmitri miró desde su camioneta como la policía y personal de salud entraba y salía del establecimiento sacando a los omegas para trasladarlos a una clínica, habiendo pasado más de una hora desde que comenzó el operativo.

Unos leves golpecitos en el vidrio, llamaron su atención y con el rostro serio se bajó.

— Que rápido que desaparecen tus hombres cuando escuchan las sirenas. — La persona frente a él bromeó.

— Veo que tiene tiempo para hacer bromas, Oficial Kim. — Chanyeol refutó y luego una leve sonrisa se formó en sus labios.

— ¿Tienes novedades de Seulgi? — Está vez Junmyeon preguntó con tono serio.

— Todavía no, pensaba que podríamos encontrarla aquí, pero hicimos un hallazgo mucho peor. — El alfa peliblanco respondió, mirando más allá, habían al menos cinco ambulancias, que iban y volvían con los traslados, y seis patrullas. Las luces azules y rojas, parpadeando intermitentemente cegando a los transeúntes que miraban con curiosidad lo que estaba sucediendo.

— Tú dijiste que habían treinta personas, pero en realidad eran cuarenta y siete, contando a los niños también. — Junmyeon se cruzó de brazos y miró también en dirección al operativo. — Y los cadáveres eran cinco omegas, uno de ellos estaba embarazado en estado avanzado.

— No importa cuánto mate a esos desgraciados, parece que se multiplican. — Siseó Dmitri.

— Haremos que no escuché eso. — Junmyeon murmuró y luego ambos se quedaron en silencio, cada uno metido en sus propios pensamientos.

Los ojos de Chanyeol vagaron por la escena y frunció el ceño cuando se posaron en una delicada figura, caminando en dirección a él con sus brazos apretando el osito desgastado contra su pecho. El alfa esperó pacientemente, sintiendo el suave aroma a lavanda penetrar sus fosas nasales con el acercamiento del omega.

— ¿A dónde vas? — La voz ronca de Chanyeol, sobresaltó a Junmyeon a su lado.

— A ningú- — Comenzó a responder el policía, pero se detuvo cuando notó que aquella pregunta no iba dirigida a él.

El omega se quedó inmóvil y miró con leve sorpresa a los dos hombres parados a un lado del vehículo.

— Te pregunté a dónde vas. — Dmitri volvió a hablarle, viendo al pequeño estremecerse.

— Uh, yo, no sé? — Contestó en voz baja Baekhyun y luego apuntó hacia atrás.— No quería ir con aquellas personas.

— ¿Por qué? — Junmyeon habló está vez. — Ellos te ayudarán, tal vez puedas reencontrarte con tu familia.

Baekhyun negó con la cabeza.

— No lo necesito, estoy bien. Además, no tengo familia.

Chanyeol lo miró con ojos entrecerrados, luego se dio la media vuelta abriendo la puerta de su camioneta.

— Ven, súbete. — Ordenó el líder de Pravda.

— Dmitri...

— Junmyeon ve con tu gente, yo me haré cargo de él. — El más alto le dio una mirada determinada.

El oficial de policía suspiró y asintió, alejándose de allí. Su primo no haría cosas si no tuviera un plan en mente.

— Vamos, súbete. — Volvió a repetirle al omega, que caminó lentamente hacia la camioneta.

Una vez parado al lado de la puerta, miró el costoso interior del vehículo y sacudió su cabeza.

— Voy a ensuciarlo si me subo, está bien si voy caminando.

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