Confusión y Sirius Black

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Quedaban dos días para la fiesta de Halloween y ya se sentía en el aire, Peeves se había vuelto más desagradable que el común y el ánimo entre los estudiantes era más exaltado del común, todos se preguntaban cómo sería la fiesta de aquel año, aunque según yo no debería distar de las que habían hecho los años anteriores.

Hace dos días atrás había ido a Hogsmeade con Ron, mi mejor amigo de hace dos años y me había encontrado con Draco Malfoy, en quien se suponía que debía desconfiar, pero aún así estaba formando una amistad con él. ¿Amistad? En nuestro último encuentro creí que había sido demasiado amistoso conmigo. Aquellos dos días que habían pasado no le escribí ninguna nota al chico y supuse que había estado preocupado, pero es que necesitaba aclarar mis pensamientos y sentimientos, me sentía bien con él, pero no sabía si era seguro abrirle mi corazón y mis sentimientos, aunque si me gustaba.

Al otro día teníamos pociones con los de la casa de Slytherin, era una clase teórica. Saqué la pluma que me había regalado Draco y comencé a apuntar lo que decía el profesor con esta, inusualmente me senté al final de la clase y el chico de igual forma lo hizo, pero en fila distinta a mí, instintivamente lo miré y no pude evitar sonreírle, en verdad me estaba provocando una cierta confusión en mi psique, pero no debía hacerlo. Le escribí una nota diciéndole que lo vería en la fiesta de Halloween, pero no podía por algún motivo dejar de sonreírle, por algún motivo quería verlo y disfrutar de su compañía.

Una nota llegó a mi escritorio y decía que por qué había demorado tanto en contactarlo, la verdad no quería hacerle frente, no quería que mis sentimientos se confundieran, pero de alguna forma lo estaba logrando de igual manera, por lo cual me encogí de hombros y negué, además le mostré el libro de pociones por lo cual entendió que había estado estudiando mucho y que no había podido verlo por aquel motivo, asintió y bajo la mirada, le escribí una nueva nota diciendo que lo sentía y él lo comprendió. Con una hoja de sus pergaminos comenzó a doblarla dándole una forma que al principio era extraña y después me di cuenta de lo que era, una flor... Pero no era cualquier flor, era una flor de loto. Mala suerte que cuando me la hechizó para enviármela el profesor Snape nos descubrió, bueno sólo a Draco y lo sacó del salón.

Terminé el deber que nos había mandado para la clase el profesor y me escabullí fuera de las mazmorras y ahí estaba él.

-Casi salimos atrapados- le dije con mi voz más baja de lo común, nos alejamos de aquel lugar y fuimos al que sería nuestro escondite, aquel lugar del castillo cerca del sauce boxeador.

-Disculpa- me dijo finalmente- no era mi intención ponerte en aprietos, más porque sé cómo se pondrían Harry y Ron.- suspiré con fuerza y miré el suelo.

-Más bien Ron- sonreí y lo miré- Dime la verdad Draco, ¿Por qué te estás arriesgando tanto?- mordí mi labio un poco nerviosa por la respuesta, pero necesitaba saber cuál era su motivación.

-Ya te dije quiero cambiar- Dijo pero no le creía mucho, no estaba muy conforme con aquella respuesta.

-¿Por qué ya tengo tu atención? ¿A qué te referías?- siempre mi naturaleza por saber más me superaba y aquella vez no era la excepción, pero sentía curiosidad, me merecía al menos una explicación por qué actuaba así, por qué un día me hostigaba y al otro ya no quería molestarme más.

-El año pasado te insulté bastante, sino tuvieras mi atención ni siquiera te hubiese notado, Granger.- fruncí mi ceño, porque no seguía conforme... O era simplemente aquello y yo quería escuchar otra respuesta. Sí seguramente era eso.

Vi como sacaba de su capa la flor que había hecho antes y la colocaba en mi cabello con sus finos dedos, sentí como mis mejillas se ruborizaban e intentaba bajar la mirada, pero él no me dejó puesto que la flor se me podía caer. Luego de afirmarla bien, deslizó sus dedos por una hebra que separaba mi cabello de mi mejilla y me miró a los ojos musitando a penas un "listo". No me había fijado en sus ojos grises hasta aquel momento, siempre me había parecido tan hostil y ahora era otra persona, estaba perdida en su mirada, sentía que me inundaba dentro de ellos y dentro de un mar de emociones. Sin pensarlo me levanté y llevé mis manos a mi cabello recordando que estaba la flor allí, las bajé y miré el suelo por si se había caído, pero al parecer estaba bastante firme.

Fuego y aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora