Fuego y agua

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

Pasaron los días y aún no me atrevía ni siquiera a dirigirle una mirada a Draco Malfoy, es que todo lo que me había dicho me había sacado de lugar, sólo esperaba ser una amiga por el momento aunque mi corazón deseaba lo contrario. En la clase de pociones no pude ignorarlo más y dejó una nota encima de mi escritorio, diciendo que si nos podíamos ver cerca de la casa de los gritos el día de mañana en Hogsmade, lo miré y asentí. Fueron cinco segundos en los cuales nuestras miradas se detuvieron en aquella clase de pociones, cinco segundos bastaron para saber que ya no me importaban las rivalidades, que si pudimos disfrazar nuestra amistad todo este tiempo, podíamos hacer lo mismo con lo que sentíamos y lo que queríamos para nosotros, que ya no aguantaba ver más como Pansy Parkinson le coqueteaba a cada momento en el gran comedor, en clases, en los pasillos... me estaba volviendo loca, lo necesitaba, necesitaba abrazarlo una vez más.

Harry me trajo de vuelta a la realidad para mostrarme un pergamino que tenía en la capa, lo miré y lo examiné detenidamente pero no lograba ver qué tenía de especial, hasta que recitó las palabras "Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas" y apareció un texto de bienvenida antes de mostrarse un mapa, un mapa que mostraba todas las ocupaciones de Hogwarts, todas las salas y todos los escondites, aunque claro la sala de menesteres nunca la encontraría... todos los escondites, hasta Hogsmade.

-¿No te parece lo mejor? Podré ir a Hogsmade sin permiso y con mi capa de invisibilidad-

Me helé, un escalofrío recorrió mi espalda, si hace un momento no me importaba ir tras lo que quería, ahora sí, sobre todo sabiendo que mi mejor amigo tenía un mapa que mostraba todos los rincones del castillo y donde estaba cada persona, tendría que pensar una muy buena excusa para mañana decirle por qué estaba con Draco, eso si lo notaba. Lo último que escuché fue que los gemelos Weasley se lo habían heredado y le sonreí con un fingido entusiasmo al saber que tendríamos compañía aquel día a Hogsmade. Cuando salimos de clases me adelanté y pasé a llevar a Draco a propósito para que sus libros se cayeran.

-¡Aaaagh! ¡Sangre sucia! ¡¿Cómo te atreves?!- dijo mirándome despectivamente.

-Lo siento, no fue mi...-

-"no fue mi intención"- cortó mi frase imitándome- siempre con esa excusa barata.- Los Slytherin rompieron en risas, Pansy se acercó y agachó para ayudarlo con sus cosas, el no se negó, de hecho le sonrió de la misma forma que ella lo hacía.

Sentí como una lágrima recorría mi mejilla y me daba media vuelta para ir al lavabo cerrado de chicas, vi como Draco se daba media vuelta y se iba con sus incondicionales amigos, me había equivocado frente a él, no era el que me decía ser, nunca había cambiado, no lo había ayudado a ser distinto. En la pared me apoyé y me senté en el piso rodeando mis piernas con los brazos y acercándolas más hacia el pecho, Myrtle estaba sumida en su lavabo aquel día por lo cual no se había percatado de mi presencia.

De pronto la puerta se abrió y escuché unos pasos tanteando el lugar...

-¿Hermione?- No lo podía creer era su voz, escondí mi cabeza entre las piernas, porque no quería que me vieran como una chica frágil, no me gustaba que me vieran llorar, no me gustaba quebrarme frente a las personas.- Aquí estás- Sentí como se sentó a mi lado y me rodeó con sus brazos- Lo siento, de verdad. Pero estaban dudando de mi... No me gusta decirte esas cosas, me duele, me quiebro cada vez que escucho que ello sale de mi boca.-

No podía parar de llorar, sólo quería que con sus brazos me contuviera, sólo quería eso siempre en mi vida, que todo no fuera tan difícil, no tener que fingir, no tener aquella diferencia abismante sólo por un ideal estúpido impuesto por Voldemort a sus mortífagos... querer purificar la sangre.

Nos quedamos en silencio más de quince minutos y pude recién mirarlo a la cara, a sus ojos que me atrapaban cada vez que lo veía, recorrer cada una de sus facciones y ver que el Draco de algunos minutos ya no estaba, me secó las lágrimas de la cara y dejó su mano en mi mejilla un momento.