『𝖢𝖠𝖯𝖨́𝖳𝖴𝖫𝖮 𝖢𝖴𝖠𝖳𝖱𝖮』

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Capítulo cuatro.

En algún momento de la vida de SeokJin, sus amigos se habían vuelto parte indispensable de su día a día.

HoSeok desde la niñez le acompañó en la búsqueda imparable de sus sueños, teniéndolo ahí cuando tuvo una novia por primera vez. Cuando conoció a NamJoon y finalmente, cuando se dio cuenta de que lo amaba.

Para ese último acontecimiento, al parecer, tanto su círculo de amigos como HoSeok y él mismo, ya habían crecido demasiado. Eran lo suficientemente mayores para ya hacerse cargo de sus propios problemas y asuntos.

Entonces se despidieron y todos tomaron los caminos que el destino les daba. Eso había sucedido hacía ocho años y SeokJin recordaba con borrosidad el rostro de su amigo, pues con la vida ocupada de adultos que ambos mantenían, solo conversaban algunas veces por mensajes de texto.

Así que al estar frente al actual departamento de HoSeok, se sumergió en un estado de nostalgia y alegría. Al abrirse la puerta, Jung se mostró con una sonrisa y el corazón de Jin se hinchó en una felicidad inmensa cuando se abrazaron.

Entraron después de unos minutos; el apartamento era grande, y realmente no habían solo diez personas, sino que ya estaban reunidas más de treinta, festejando cuando visualizaron de nuevo al anfitrión.

—Solo invité a quince personas, lo juro —Dijo HoSeok con gracia, mientras, guiando a Seokjin por un pasillo para llegar a la otra habitación —. No sé de dónde salieron los demás, ni siquiera recuerdo a la mayoría.

Kim se puso a reír, con algunas arrugas marcándose en el área de sus ojos. Cruzaron un pasillo y finalmente entraron a una habitación que estaba más silenciosa, más tranquila, pero igual de cálida que la anterior.

JungKook lo saludó primero, levantándose de un sillón azul y caminando hacia él. Aunque realmente no le dio un saludo, sino una palmada en la espalda y luego le dijo: —Tenemos que hablar.

Jin asintió distraído y se limitó a sonreírle después de unos segundos, tomando tiempo para ver quién se encontraba presente en la habitación.

Tuvo conversaciones cortas con algunos amigos, poniéndose al tanto de qué había pasado en su ausencia. Después de una larga hora, HoSeok se acercó a él y le observó el cabello con sorpresa.

—Me estoy dando cuenta de que tienes tinte —Exclamó Jung, jalando unos mechones de pelo —. Wao, te queda bien el castaño.

Jin sonrió con orgullo. Recordando el momento en que había pintado su cabello. Un arranque de impulsividad en la noche al estar solo en casa, no lo había pensado mucho, pues ya tenía el tinte cerca e intentaba distraerse con cualquier cosa. Así que eso había salido, su cabellera castaña y unos mechones más claros que otros pero igual de majestuoso.

—Me gusta —Admitió con timidez—. Supongo que lo dejaré así por un largo tiempo.

Hoseok estaba por decir otra cosa cuando alguien llegó junto a él. Tuvo que mirar a SeokJin con disculpa y retirase después de una respuesta tranquila. Quedando solo en el sofá, suspiró cuando vio a JungKook caminar hacia él, a sabiendas de que cualquier cosa que tuviere que decirle no se quedaría pendiente.

Pero contrario a lo que pensó, el pelinegro le ofreció un vaso de vidrio lleno de una bebida desconocida.

—No estés desanimado, Jin Hyung, —Le dijo poniendo su mano en puño —. Celebremos que Seok está aquí.

El castaño con dudes tomó el primer trago del vaso. La bebida recorrió su garganta en segundos, dejándole aturdido en un fugaz momento en el que recordó que él también merecía divertirse aunque fuera muy pocas veces, pues con un hijo y una familia que sostener junto a su esposo había olvidado por completo que era un adulto aún joven que tenía en sus manos la responsabilidad de algo muy grande.

Pieces in the air | NamJin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora