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Las semanas siguientes Luzu no pudo sacar de su cabeza la imagen de los ojos vacíos de Quackity, era algo que el castaño nunca se hubiera imaginado, ni siquiera en sus pesadillas más horrendas, desde ese día parecía que la actitud del menor había cambiado, aunque era en parte por culpa del contrario, ya que su falta de atención o entusiasmo era solo un reflejo de lo que recibía después de todo Quackity solo se dedicaba a imitar emociones.

—Quacks...— El mencionado volteo, mirando al castaño con alegría, o mínimo una imitación de esta, era la primera vez desde ese día que le decía con ese apodo, algo que hizo sentir a Quackity algo de normalidad.

—¿Sí, Lusu?— El ambiente era algo tenso, pero eso fue algo que solo noto uno de los dos.

—Se que no es de mi incumbencia pero...— la ansiedad crecía dentro del peli castaño —ese día, cuando te Vi con esa flor en la mano ¿Puedo saber quién te la dió?— Aunque el había preguntado algo en su interior no quería saberlo.

Quackity miro al ansioso chico frente a él y se encogió de hombros. —No tengo idea— Los ojos de Luzu se abrieron de asombro ¿Eso significaba que Quackity estaba aceptando flores de alguien anónimo y no le importaba?

—Empezaron a aparecer desde que llegué a Karmaland, me parecen lindas así que las guardo, nunca he podido saber quien las deja—

—¿Has intentado averiguarlo?— Quackity nego con la cabeza en respuesta.

—¿Porqué me importaría? Tampoco me molesta, así que lo deje estar— un suspiro se escuchó entre los dos y luego una risa, parecía que Luzu se había preocupado por nada.

—Ahora en adelante yo te daré flores todos los días, así que ya no guardes esas ¿Okey? No es bueno aceptar cosas de desconocidos— Cumpliría esas palabras, ninguno de los dos tenía problema con eso y sin saberlo, Luzu había roto el delgado hilo que unia a Wilbur y Quackity.

Why am I empty?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora