Addicted to you

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Simplemente no como ocurrió,
dejé baja la guardia


Kokonoi Hajime, el pelinegro de mechones blancos, soltó una risa incrédula ante el pensamiento que acababa de cruzar por su cabeza.
Mientras jugaba a las cartas con su mejor amigo, el comentario soltado por el rubio le hizo dar muchas vueltas a su mente, todo relacionado al tema.

—Te ves feliz —comentó Seishu mostrando su As de Corazones —. Sara te hace bien.

—¿De qué hablas, Inupi? —pregunta el pelinegro revisando su mazo de naipes.

—Te has vuelto a enamorar —sonrió el rubio, ganando aquella partida.

Él nunca había pensado en eso.
Hace un par de meses había comenzado una especie de relación con Sara, una chica random a la que había conocido mientras huía de algunos miembros de su banda hace más de un año.

La única mujer en el corazón del chico había sido Akane Inui, la hermana mayor de su mejor amigo. La chica que atormentaba su consciencia ya que internamente aún se culpaba por el hecho de no haber tenido el dinero suficiente para pagar su tratamiento en el hospital luego del incendio en el que se vieron involucrados en su niñez.

El sonido de su risa, la amable sonrisa que le regalaba siempre y la cálida voz que lo arrullaba en su recuerdo en aquellas noches de soledad en las que la culpa le desbordaba.
No había nada que no le gustara de ella o que no extrañara y tal como se había prometido a sí mismo, nunca amaría nuevamente a nadie más.

Addicted to you de Avicci sonó por toda la habitación despertando al chico de ojos rasgados de su ensueño y sonrió inconscientemente. La noche anterior Sara estuvo hasta tarde parloteando acerca de lo mucho que amaba esa canción así que la puso en su tono de llamada para que siempre le recordara a ella.
Kokonoi tomó el celular y lo alejó de su oreja, sabía que lo escandalosa que resultaba su novia.

—¡Koko! —la risa de la chica vibró en las bocinas —Tengo un regalo para ti así que sería todo un detalle si te dignaras de una vez por todas a abrir la puerta. Llevo aquí parada alrededor de diez minutos.

—Mierda —siseó el chico poniéndose de pie yendo a abrir la puerta —. Escandalosa —regañó cuando la vio de pie en su entrada.

—¿Se puede saber en qué mundo estabas perdido? —preguntó mientras se acercaba y rodeaba su torso, abrazándolo.

—Cosas mías —él no corresponde a su abrazo y ella frunce el ceño con confusión.

—¿Koko? —alza la mirada para verlo —¿Sucede algo?

Él no contestó. Tan solo la dejó pasar.
Sara conocía muy bien al chico. Su mente estaba llena de cosas que no se atrevería a expresar con palabras. Cuando llegaron a su cuarto, espacioso y tan lujoso como el resto del departamento, la castaña de cabello rojizo tomó lugar en su cama y estiró sus delgados brazos hacia el chico. Kokonoi no protestó y se dejó ahuecar por el abrazo de la chica.

Sara conocía su historia y su pasado. Ella se conformaba con intentar obtener su amor aunque cupiera la posibilidad de que nunca lo tuviera del todo.
Aunque no lo admitiera sentía algo de envidia de la rubia. El pelinegro, lejos de sus actos delictivos, era una persona increíble y sobre todo inteligente, un rasgo que admiraba la menor. Ansiaba ser la protagonista de su pensamiento, de su afecto, de su corazón. Ella no quería ubicar el lugar de Akane pero quería que el chico la amara de la misma manera.

One-Shot +18 [ Tokyo Revengers x tu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora