El novio

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El novio no debe ver a la novia antes de la boda. Pero yo no soy el novio. Así que entro en la habitación donde Eunji se encuentra recibiendo una incontable cantidad de halagos por parte de sus amigas y damas de honor. Una escena típica antes de cualquier boda, pues todas las novias siempre lucen hermosas en su día especial.

Mis ojos se encuentran con su destellante mirada porque se apartó del espejo al escucharme entrar, e instantáneamente me retracto de lo que pensé antes. En ella no hay nada típico, esta no es cualquier boda y ninguna novia es capaz de verse así de preciosa.

—¿Y? —me pregunta señalando su vestido. Yo se que espera un cumplido, que quiere escuchar nuevamente las palabras "estás hermosa", que se encuentra expectante a mi reacción. Pero no me siento capaz de hacer nada mas que romper en llanto.

Lo único que quiero es largarme a llorar. Porque me desgarra saber que tengo frente a mí a la persona mas bella que hayan visto mis ojos, que está vestida de novia, que quiere oír mi opinión, pero que no es mía. Y que nunca será mía.

—No te gusta el vestido, ¿cierto? —dice con la voz cargada de desilusión—. Yo te pedí que me acompañaras a elegirlo, ¿me queda mal?

—Esta camisa es aburridísima dije señalando la prenda completamente blanca—, ¿por qué no probas algo con mas colores o, no se, un mínimo de personalidad?

—Es una camisa Hao, no necesita personalidad, necesita ser funcional —respondió—. La puedo usar con cualquier cosa y eso me basta.

¿Con qué? ¿Con tus ochenta mil pantalones negros? —me burlo.

Bueno, si no te gusta, recibo tus consejos. ¡Gurú del estilo! —ironizó.

Te vendrían muy bien mis consejos, chiquita —contesté divertido agitando su cabello con mi mano y robándole un suave risa.

Por Dios, como amaba esa risa.

—¡No! —exclamo rápidamente—. Por el contrario, estás preciosa, el vestido también, me dejaste sin palabras, de verdad.

—¿En serio? —pregunta caminando hacia mí—. Te juro que por un segundo pensé que me ibas a decir que me quedaba horrible, ya estaba a punto de llorar.

—¿Quién sería tan cruel para decirle eso a una novia? —pregunta una de sus amigas.

—Yo podría si me agarran en un mal día —bromeo tratando de romper el hielo y desviando mi vista de Eunji, porque siento que si la miro por un segundo mas no voy a ser capaz de contener el llanto.

—No mientas —me regaña la novia golpeando con suavidad mi brazo—. Hao es un sol, siempre dice cosas lindas, o en su defecto, dice lo justo y necesario —comenta ella dirigiéndose a las mujeres presentes.

—Ojo —responde una de ellas—, parece que nos lo quisieras vender.

—Alguien lo tiene que cuidar mientras nosotros no estamos —bromea mi amiga enredando su brazo con el mío. Todos nos reímos, y yo genuinamente espero que el resto de las personas en la habitación hayan entendido que el comentario de Eunji no fue mas que un chiste. Porque yo no puedo imaginarme junto a nadie.

Nadie que no sea ella.

Y eso nunca va a pasar.

—¿Pasó algo que viniste a verme? —me pregunta un poco preocupada— ¿Está todo bien? ¿Jun se fue? Porque yo vi el episodio de Friends en el que todos le quieren ocultar a Monica que Chandler se escapó pero no me gustaría que me hagan lo mismo, yo puedo soportarlo —asegura.

Se me escapa una carcajada ante semejante ocurrencia. ¿Cómo podría Junhui huir si desde que la conoció le fue imposible alejarse de ella? Yo se que la amo con cada fibra de mi alma, pero también se que si hay otra persona en este mundo que puede afirmar lo mismo, ese es él.

¿No hiciste ni un amigo desde que saliste de China? —preguntó Jun, que había llegado desde nuestro país natal hacía apenas unos días.

Ya sabes que no soy bueno para hacer amigos —respondí—. Pero tengo una amiga, trabajamos juntos un tiempo. De hecho va a venir con nosotros, ya debe estar por llegar.

Y fue en el momento en el que terminé esa frase que escuché su particular voz saludarme a lo lejos. La gente volteó a verla automáticamente, pero no le importó, porque así siempre fue ella, no le molestaba hacerse notar a donde quiera que fuera.

Sentí cómo Junhui a mi lado respiraba hondo y, confundido, desvié mi vista hacia él. A veces desearía no haberlo hecho.

Todavía recuerdo la intensidad con la que brillaron sus ojos cuando la vió. Yo nunca había creído en el amor a primera vista, pero la forma en la que mi amigo reaccionó ante ella, como si hubiera tenido una epifanía, como si hubiese visto un ángel, o como si hubiera sido él quien la estaba esperando y no yo, me hizo pensar que quizás tal cosa si existía.

Pero lo peor de aquella tarde, para ellos mágica, para mí nefasta, fue cuando los ojos de Eunji se desviaron de mí para colocarse en el chico a mi lado. Y yo vi en su mirada un destello particular que nunca antes había visto en ella.

Después de ese día, nunca mas pudieron soltarse.

—Nada de que preocuparse —aseguro—, creo que nunca en mi vida había visto una persona con tantas ganas de casarse como Jun —ella suelta un suspiro de alivio—. Vine porque quería ver como estabas o si necesitabas algo porque ya casi es la hora de la ceremonia, nada mas.

—Estoy muy nerviosa —confiesa—, pero con un poco de suerte no voy a desmayarme antes de dar el sí.

—Nadie va a desmayarse. Es normal que te sientas ansiosa, sería extraño que no fuera así.

—Quedate tranquila, una vez que lo veas, te vas a olvidar de todo el nerviosismo —asegura Jeongyeon, una de nuestras amigas en común, a cuya boda asistimos juntos hace algunos años.

El día que me case —comenzó a decir— ojalá pueda tener una fiesta tan bonita como esta.

No sabía que querías casarte —comenté.

Bueno, en el fondo sueño bastante con la boda —admitió—. El vals, la iglesia, las damas de honor, el vestido enorme y blanco. Yo se que es cursi, pero mi mamá siempre hablaba mucho sobre lo linda y contenta que se sintió el día que se casó. Me gustaría vivir algo así.

¿Y el novio? ¿Sobre él pensaste? —pregunté curioso.

Si, claro, pienso en él siempre —contestó luego de darle un sorbo a su bebida—. No se quién sea, ni cuándo va a aparecer, pero en mi mente siempre es alguien que me tiene profundamente enamorada, y que cuando me ve caminar hacia el altar se emociona hasta las lágrimas porque no puede creer que se está casando con alguien tan maravillosa como yo.

Sus palabras me arrancaron una sonrisa, porque si había algo que amaba de Eunji, eso era la enorme seguridad que tenía en sí misma.

Escucharla también me llenó de emoción, porque para ese punto no había nada que yo deseara mas que ser el novio con el que ella tanto soñaba. Siempre me pregunté si en algún momento, así fuera por un segundo, alguna vez había notado que, a pesar de no tener el vestido blanco, ni el maquillaje, ni el peinado, ni el ramo, yo la veía como la mujer mas maravillosa del mundo todos y cada uno de los días de mi vida.

—Escuchá a Jeongyeon, que es la que sabe de estos temas —le aconsejo a la novia, arrancándole una sonrisa.

Se que está mas tranquila porque el agarre de mi brazo se afloja ligeramente y ella suelta en un suspiro todo el aire que, asumo, venía conteniendo desde hacía rato.

La puerta se abre y la organizadora que Eunji y Junhui contrataron para que se hiciera cargo de su día especial entra a la habitación observando su tablet con seriedad.

—Bueno, ya casi es la hora. Damas de honor, ¿terminaron de arreglarse? —pregunta, y las mujeres detrás de mí afirman al unísono—. Padrino, con el novio por favor —me indica cuando nuestros ojos chocan. Yo asiento dejando ir a mi amiga y preparándome para salir—. Eunji, ¿está todo bien?

—Si, estoy perfecta.

—Excelente —responde—. Entonces, ¿estamos listos?

Los grititos de emoción de las damas y de la novia resuenan a lo largo y a lo ancho de toda la habitación. Todos están listos.

Todos menos yo.

Story of Another Us | MinghaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora