Parte única.

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No tenías idea de cuándo había empezado

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No tenías idea de cuándo había empezado..., o bueno, en realidad sí que sabías cuándo inició ese... ¿fetiche? por ver las tiernas y variables expresiones de Gohan. ¡Pero no se te podía culpar! Gohan era tan expresivo que genuinamente te gustaba molestarlo. Desde besarlo de imprevisto para ver cómo se exaltaba y ruborizaba, hasta llevarle la contraria de vez en cuando en temas de ciencias para observar su lindo ceño fruncido (aunque después tenías que soportar una explicación detallada de por qué estabas incorrecto).
Joder, es que de verdad adorabas el contraste de Gohan: a simple vista era un chico más alto que el promedio, con un cuerpo que parecía haber sido esculpido por algún dios de la belleza, claramente superior físicamente a cualquier humano, con una inteligencia digna de un científico... E, irónicamente, aún con todas las pruebas de que Gohan podría ser una persona con una fuerte presencia dominante e imponente, mayormente actuaba como un dulce, tierno e inofensivo cachorrito.

Por supuesto que te encantaban esas cualidades en él, después de todo, te habías enamorado de Gohan por eso mismo, pero... había veces en que deseabas que él dejara de ser tan recto y amable, que simplemente perdiera el control y mostrara ese lado que siempre reprimía. Por ello mismo habías tomado la manía de molestarlo, con la esperanza de que en algún momento se hartara y simplemente te estampara contra la esquina más cercana y te besara sin ningún tipo de contención, e hiciera de ti lo que quisiera.
Graciosamente, tus ganas de molestarlo para ver sus reacciones y expresiones ya no eran solo por querer provocar a Gohan; habían escalado a tal punto que..., bueno...

—Amas esto, ¿eh, Gohan?

Exclamaste en cuanto te tomaste un pequeño respiro tras estar lamiendo de forma juguetona la punta rosada e hinchada de su pene. Te habías limitado todo ese tiempo a tantear con tu lengua por toda su extensión, sin llegar a meter su miembro en tu boca. Era una forma deliciosa de torurarlo (y de ver sus expresiones llenas de anhelo y lujuria, de paso) que solías hacer.

—Mm, sí...

Lo oíste murmurar, con un tono de voz entre tímido y frustrado. Y sonreíste mientras le dabas una sutil mordida al glande, a sabiendas que Gohan adoraba ese movimiento dolorosamente placentero.
Te causaba algo de gracia ver las expresiones retenidas de Gohan —que intentaba disimular—; sabías que tu novio estaba desesperado por tomarte del cabello y meter toda su erección palpitante en tu boca, embestirte hasta llegar a tu garganta para que la estreches de la misma lo hiciera llenarte completamente con su espeso semen que tanto adorabas, ergo, Gohan era una persona gentil que velaba más por el bienestar de los demás que el propio, así que, por más que este deseara ser brusco y crudo contigo, no lo haría.

Y eso te encantaba y desesperaba a la vez.

Sin apartar la mirada del rostro de Gohan, finalmente decidiste engullir su miembro por completo (o, por lo menos, hasta donde pudiste tolerar sin que esa curiosa sensación de náusea se hiciera presente). Un sentimiento de satisfacción te invadió en el momento que lo percibiste retorcerse bajo tu tacto; te encantaba saber cuánto poder tenías sobre tu dulce novio.
Marcaste el ritmo de tu felación en un vaivén lento, pero constante, mientras te dedicabas a trazar delicadamente figuras invisibles en sus testículos y, de vez en cuando, en los apetecibles interiores de sus muslos. Estabas más que consciente de cuánto adoraba Gohan esas caricias.

—E-espera...

Lo oíste murmurar y no perdiste detalle de cómo su mandíbula y sus cejas se contraían, ni de cómo sus muslos se apretaban un poco más en tu torso. Y, en efecto, no te detuviste. Sabías que aquel «espera» no era porque Gohan realmente quisiera que pararas, sino que era la señal de que, si continuabas, no iba a demorar en venirse.
Te cerniste más a sus piernas, sin mostrar ni un solo titubeo, y empezaste a tararear suavemente, buscando que Gohan disfrutara las vibraciones. En respuesta, oíste cómo maldecía en voz baja (algo impropio en Gohan, lo que te aseguró que estabas haciendo muy bien tu trabajo). E, inesperadamente, sentiste que cómo colocaba su zurda en tu cabeza para aferrarse a tu cabello, apretando un poco más de lo normal para empujarte hacia adelante, y empezó a marcar un ritmo más acelerado y profundo. Gemiste de forma ahogada por el miembro tembloroso que llenaba completamente tu boca, y no solo por la sensación dolorosamente placentera en tu cuero cabelludo y garganta, sino porque estabas viendo en primera fila cómo Gohan estaba comenzando a perder la cordura. Y eso te excitaba más que cualquier otra cosa.

—¡Maldición...!

Tras ese gemido de parte de tu novio, sentiste cómo el miembro se hacía más hinchado en tu boca, lo que significaba tan solo una cosa. No tuviste tiempo de pensar en nada ya que Gohan te empujó más contra su cadera e hizo que tomaras prácticamente todo su pene y, casi a la par, un líquido espeso y caliente te invadió por completo. La sensación de falta de aire y náuseas se hicieron presentes, pero lo único que causaron en ti fue que las pulsaciones dolorosas y suplicantes de tu propia erección se intensificaran. En todo ese tiempo ni siquiera te habías tocado por encima, mas sin embargo, sentías que estabas a nada de acabar; esas sensaciones de anhelar tener un orgasmo en cuanto antes, pero abstenerte hasta llegar al borde, te estaban enloqueciendo. Y, joder, cómo te gustaba estar al límite.
Cuando notaste que la presión en tu cabeza descendía, te separaste un poco y, sin reproche alguno (en realidad, estabas más que gustoso de hacerlo), tragaste como pudiste todo el semen que se hallaba en tu boca y en las comisuras de la misma.

Vaya que Gohan lo había disfrutado, y lo sabías ya que la carga de sus fluidos eran mayor al promedio.

Con algo de mareo, te apoyaste más en las piernas de Gohan al tiempo que tratabas de regularizar tu respiración. Estabas hecho un total desastre, pero, aún así...

—Aún no hemos terminado.

Le sentenciaste a Gohan y viste cómo soltaba una risa entre dientes mientras asentía. Su cálida mano izquierda volvió a tomar lugar en tu cabeza, pero con el propósito de darte suaves caricias reconfortantes, y después te ayudó a levantarte del suelo. Sin más, tu novio se precipitó a jalarte contra sí y sentarte en su regazo con tus piernas a cada costado de las de él, de tal forma que su miembro inquieto estuviera rozando contra tus glúteos. Jadeaste, tanto porque no te esperabas ese movimiento tan precipitado, como por lo sensible que estabas ante la falta de estímulo.

—Mi turno.

Lo oíste susurrar de forma juguetona contra tu oído antes de que descendiera a tu cuello, empezando a lamer y succionar a su gusto mientras tomaba fuertemente tus glúteos y te empujaba más contra su pene, como dictando que iba a deshacerte tanto como quisiera; no pudiste evitar el gemido y temblor de tu cuerpo ante la sola idea. Y supiste que a Gohan le encantó aquello ya que percibiste contra tu piel una inusual sonrisa llena de burla y malicia. Un instante después, sentiste cómo te tomaba del cabello para empujar tu cabeza hacia un costado y dejar más expuesto tu cuello, sin mostrar ningún ápice de piedad en el proceso. Y una mordida demandante no se dejó esperar.

Oh, vaya... Finalmente habías desatado a la bestia.

–'amá, si algún día ves esto, te juro que yo sería incapaz de escribir semejante cosa; me hackearon

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–'amá, si algún día ves esto, te juro que yo sería incapaz de escribir semejante cosa; me hackearon.

Idk, ¡espero y les haya gustado! ¡Nos leemos!

-Lindassj1

𝐂𝐮𝐭𝐞 |GoнαɴхLecтor| [Drαɢoɴ Bαll] (Oɴe-ѕнoт)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora