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—¿P'Pete ya les había hablado sobre mí? —preguntó Macao, sorprendido.

—Muchas veces —respondió la abuela—, nos habló del hermano menor de su esposo. Te adora como si fueras su hijo. Hace semanas atrás nos llamó diciendo que quería venir a visitarnos, pero que vendría con su pareja y su pequeño. Así te llama, aunque ya eres casi todo un hombre. Por cómo se refiere a ti, creíamos que eras un niño más pequeño.

—Nos dijo que te gusta tu espacio. Pidió una habitación simple donde pudieras estar tranquilo y cómodo, y las comidas las prepara él mismo de acuerdo a tus gustos y los de su esposo—añadió el abuelo—. Por cómo te trata, pasas a ser nuestro gran nieto.

Macao se quedó en aquella silla, con una gran sonrisa en su rostro y con la sensación de calidez en su corazón. Solo había algo más que necesitaba saber, y es que los abuelos le habían demostrado tanto cariño que en verdad creyó que necesitaba conocerlos desde antes. —¿Por qué no quisieron ir a la cena?, mi hermano me comentó que los invitaron.

—Somos viejos para salir tan lejos y nuestro niño dijo que podríamos ir en avión para disminuir el tiempo de viaje, pero el abuelo le teme a las alturas.

—Creí que no les agradaba mi hermano, porque ya saben, es hombre y P'Pete también.

No podían culparlo por buscar la aprobación que su padre nunca le dio a él y mucho menos a su hermano.

—Somos viejos, pero aun así entendemos que el amor solo existe, no siempre podemos elegir a quien amar. Lo que importa es que todos sean felices —las palabras de la abuela lograron reconfortar a Macao, quien una vez, estaba agradecido de que Pete haya decidido quedarse al lado de su hermano.

Logró conocer a buenas personas que no lo juzgarían por quién es.

—Y tu hermano es un buen hombre. Y por lo visto, le va muy bien en su negocio de exportaciones de tierra y metales.

Macao intentó a toda costa no reírse de lo que dijo el abuelo, y es que la imaginación de Vegas para mentirle a ellos no pudo ser mejor. Pete y Vegas entraron a la sala, ya vestidos. Por lo visto, se ducharon juntos, no fue mucho lo que tardaron.

—Tiene razón, mi hermano es un gran hombre y le va muy bien exportando metales a muchos lugares del mundo, ¿verdad?

Vegas y Pete asintieron, algo nerviosos.

—Nosotros... iremos a comprar algunas cosas. ¿Vienes, Macao?

—Por la noche habrá una fiesta en la playa. Para que vayan, el niño puede quedarse aquí.

—Podemos llevarlo, abuela. Nos aseguraremos de que no beba nada de alcohol.

[🪶]

—Te prometo que hace dos segundos estaba aquí a mi lado.

Pete suspiró, solo había ido por algo de beber y Vegas ya había perdido de vista a Macao.

—No te preocupes, sabe cuidarse solo —dijo Vegas, intentando calmar a su esposo.

—No quiero que le den alcohol, hay licores que se hacen con productos de la isla y son horriblemente fuerte. Hasta parecen alucinógenos.

—No beberá. Igual, recuerda que tiene la edad.

—Le falta un año para la mayoría de edad, puedo darle órdenes.

—Pareces una mamá preocupada.

—Y tú el padre despreocupado que deja que su hijo haga lo que se le dé la gana.

—¿Ves?, ya somos una familia medianamente funcional.

Pete negó, riendo —Somos una familia funcional porque iremos en busca de nuestro hijo para ver que esté bien y no bebiendo, ni fumando.

Eso fue lo que hicieron, se encontraban en la fiesta que los abuelos habían mencionado por la mañana. Por la cantidad de personas, Vegas creía que casi todas las personas de la isla estaban en el lugar. Había luces, música y una fogata en el centro del lugar. Pero, una fiesta con jóvenes adultos no era una fiesta sin alcohol y otras sustancias raras.

Al menos las suyas no. A las que iba antes, claro. Desde que está con Pete va a fiestas tranquilas y mayormente por trabajo. Cuando su esposo quiere, lo acompaña y disfrutan los dos.

Incluso ambos habían disminuido enormemente su consumo de tabaco. Prometieron vivir mucho para ver todos los logros de Macao.

Pete detuvo sus pasos a unos cuantos metros del menor, llamó a Vegas para encontrarse cerca de la fogata y guiarlo emocionado hasta donde estaba Macao.

—¿Ves eso?, ¡está coqueteando!

—Yo lo veo reírse de forma tonta... ¡auch! —había recibido un pequeño golpe en su brazo por parte de Pete.

—Debe estar nervioso. ¡Mira como se sonríen! Son una ternura.

—A su edad yo iba directo al punto.

Pete volteó a ver a su esposo, dejando de lado la bonita escena de Macao conversando muy animado con otro chico. Se veían de la misma edad. —¿A qué te refieres con directo al punto, mh?

—Ya sabes. Directo a... —agradezco que las miradas no maten—. Yo. ¿Quieres un besito, amor? —Pete negó, cruzándose de brazos—. Macao no es como yo, lo he cuidado para que no siga mis pasos. Él si va a respetar a cualquier persona que se le cruce en su vida. Excepto a Porsche y a Khun. Tal vez hice cosas que no debía desde muy joven, pero Macao toma en cuenta los sentimientos del resto y no hará nada de lo que luego pueda arrepentirse.

—¿Te arrepientes de algo, Vegas?

—De muchas cosas, algunas cosas son peores que otras. De lo que más me arrepiento es de lo que te hice.

—Eso ya está perdonado y superado. Recuerda que no estaríamos aquí de todas formas si no fuera por eso.

—Lo que hice fue horrible. Y siempre te voy a agradecer el que me hayas perdonado Pete. Otra cosa de lo que me arrepiento es no haberte hablado antes. No hablo de cosas del trabajo, sino como... para ser amigos. Nunca me di el tiempo de tener una relación formal antes y, en algún punto sin percatarme cuando iba a la casa y te veía... tenías algo que consumía mi atención. Siempre lo tendrás, nunca fuiste invisible para mí.

—Ibas a verme.

—Más de la mitad de mis visitas a la casa de Kinn eran para verte a ti. Como siempre estabas cerca de él, cualquier excusa para verlo a él, me llevaba a verte a ti.

Los brazos de Pete rodearon su cuello en un abrazo y sus labios se unieron a los suyos en un fogoso beso.

—Vegas, ¿alguna vez lo has hecho en una playa?

—No. Pero siempre hay una primera vez para todo, ¿verdad?

—Exacto.

Macao estaba bien y disfrutando sanamente, no desaparecerían tanto tiempo de todas formas.

Viaje Familiar ; Familia MenorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora