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El sol había salido hace un par de horas y las aves revoloteaban felices por los árboles mientras cantaban. Todo indicaba que sería un lindo sábado, tranquilo y pacífico. 

Hasta que los gritos de sus padres terminaron arruinándolo.

— ¡Ya sal de la cama, Jungkook! — gritó su madre mientras entraba con prisa a su habitación. — ¡Tenemos que salir en media hora y tú ni siquiera te has cambiado!

—¿Es necesario ir? — preguntó adormilado, removiéndose en su cama para continuar durmiendo.

—Claro que sí. Tus primos no te ven desde hace mucho — la mujer rebuscó entre sus cajones y, posteriormente, dejó un conjunto de ropa sobre la cama porque sabía que su hijo no se molestaría en escogerlo.

—Pero vinieron a visitarnos hace dos semanas.

Con la poca paciencia que le quedaba, la pelinegra colocó ambos brazos en su cintura y resopló. —Iremos a la fiesta de tu primo te guste o no, Jungkook — sentenció. — Ahora sal de la cama y cámbiate.

La pelinegra salió de la habitación, azotando la puerta.

Jungkook resopló.

No entendía la necesidad de asistir a la fiesta de su primito, su presencia no era realmente indispensable. Y ya que faltaban pocos días para iniciar sus clases en la universidad, el azabache prefería quedarse en casa para aprovechar al máximo sus vacaciones.

Pero sus padres no lo veían de esa forma.

Salió de la cama y se cambió de ropa rápidamente, porque si su madre regresaba y lo encontraba en pijamas se molestaría aún más. 

Bueno, al menos estrenaría un bonito outfit ese día. Ahora ese día no podía ser tan malo. 

El azabache se encontró con su familia en el comedor, sus padres lo miraron con molestia, puesto que ellos ya había desayunado y prácticamente ya estaban por salir de casa mientras que su hijo apenas se serviría una taza de café.

—¿Solo eso vas a desayunar? —preguntó su padre. Jungkook asintió sin emoción alguna, a lo que el mayor negó con molestia.— No es saludable que tomes café todos los días.

—Déjalo, amor —habló su madre. — Se nos hará tarde si lo regañas justo ahora — Jungkook rodó los ojos discretamente, porque le caería el castigo de su vida si sus padres lo veían.

Y ninguno de los tres volvió a hablar de nuevo, hasta que los pasos acelerados del menor de los Jeon resonaron por toda la casa.

—¡Ya estoy listo! — el hermano de Jungkook apareció abruptamente en el comedor, y el ambiente se sintió relajado nuevamente.

—Hobi, ya te he dicho que no puedes andar corriendo y gritando  por toda la casa — la mujer se acercó inmediatamente a su hijo menor. —¿Qué dirán los vecinos si te escuchan?

—Perdón, ma —la mujer negó levemente con una sonrisa en el rostro y le acomodó el cabello a Hoseok. — ¿Ya nos vamos? Ya todos estamos listos.

—Si, cariño. Solo falta que tu hermano termine su café — respondió su padre.

Toda su familia volteó a ver si el azabache ya había terminado si desayuno; sin embargo, este no se encontraba en el comedor. La familia Jeon cayó en cuenta de ello cuando lo vieron salir del baño, con su mirada apagada y los ánimos por los suelos. 

Pero ahora ya todos estaban listos para salir y eso era lo que importaba.

Salieron de la casa con prisa y subieron al carro. Sus padres comenzaron a hablar de cosas triviales entre risas, estaban en su mundo, por lo que Jungkook sacó sus airpods de su bolsillo para escuchar música en lo que llegaban a la casa de su tía, porque el viaje era realmente largo. Hoseok, quien estaba sentado al lado de su hermano, comenzó a mirar al azabache con ojitos de cachorro para llamar su atención.

A cup of Coffee - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora