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El día había empezado como cualquier otro, el sol resplandecía en lo alto del cielo y los pajarillos revoloteaban cerca de la copa de los árboles. Muchos niños jugaban afuera de sus casas o salían de paseo con sus padres, importándoles poco el caluroso clima. La nostalgia invadió a Taehyung al verlos, justo en ese momento deseaba tanto volver a ser un niño e ir por un helado junto a sus amigos en lugar de hacer el trabajo de Jimin. 

El pelirosa se había comprometido a ir a recoger los nuevos implementos de cocina para la cafetería, pero se le haría imposible debido a que le surgió un inconveniente en la universidad, por lo que terminó pidiéndole a su mejor amigo que lo cubriera. Taehyung no se negaría, sabía que ese tipo de situaciones se presentaban constantemente en la vida universitaria, pero debía admitir que no le agradaba para nada la idea de pasar horas bajo el sol, justo en el día más caluroso del año. 

Una gota de sudor resbaló por su mejilla derecha en cuanto su celular comenzó a sonar en el bolsillo de su short, Taehyung detuvo sus pasos en medio de la acera y con cuidado dejó la gran caja de cartón sobre esta para poder contestar la llamada del pelirosa. 

TaeTae, ¿ya vienes a la cafetería? ¿recogiste los implementos?— se escuchó del otro lado de la línea, en un tono de voz emocionado.

Taehyung bajó la mirada y suspiró cansado, esa caja realmente pesaba más de lo que aparentaba. 

—Sí, Mimi. Ya los recogí y estoy por tomar el autobús —una risilla juguetona se escuchó como respuesta, Taehyung sonrió de lado, sabiendo que su amigo solo hacía eso cuando estaba muy feliz. —¿Por qué lo preguntas? ¿Ocurrió algo?

Oh, nada en especial. Es solo que mi hermano llamó hace unos minutos y dijo que iría a la cafetería por la tarde. 

A pesar de que el pelirosa no se encontraba con su mejor amigo, sabía perfectamente que esa noticia pondría más que feliz a Taehyung, quien en ese momento se encontraba sonriendo a mitad de la calle. Y es que el hermano mayor de Jimin, el dueño de la cafetería, era quien revisaba, supervisaba y aprobaba los postres que Taehyung preparaba para que estos salieran a la venta. 

—¡¿En serio?! ¿Te dijo a qué hora iría?— preguntó emocionado y preocupado a la vez, porque tenía mil postres en mente para preparar antes de que su jefe llegara, pero sabía que no tendría suficiente tiempo para prepararlos todos. 

Tranqui, Tae. Dijo que llegaría por la tarde, cerca de las 5 o 6 p.m —respondió el contrario. —De todas maneras, espero que ya tengas algo en mente para impresionarlo. 

Una sonrisita juguetona apareció en su rostro y un recuerdo fugaz pasó por su mente. 

—Creo que sí. ¿Crees que las donas me salgan bien? — preguntó, recordando lo que cierto azabache le mencionó aquella vez.

¡¿Preparaste donas y no me invitaste ni una?! —preguntó Jimin con fingida indignación, porque sabía que Taehyung solo le mostraba a su hermano los postres que ya había preparado y degustado previamente, pero él no recordaba que su amigo le haya invitado donas y la risilla traviesa que escuchó en respuesta solo le confirmaba que su mejor amigo, casi hermano, no le guardó ni una dona, aún sabiendo que son sus favoritas. —Lo dejaré pasar solo por esta vez, Kim Taehyung. Pero sé que te saldrán muy bien, todo lo que preparas sale extremadamente delicioso. 

—Gracias, Mimi — por el rabillo de su ojo vio el autobús que lo llevaría a su lugar de trabajo.—Hablamos después, el autobús ya vino. 

Ni siquiera esperó a que su amigo respondiera, simplemente colgó la llamada y guardó su celular en su bolsillo, tomó la caja apresuradamente y caminó lo más rápido que pudo hacia la parada de autobuses mientras se maldecía internamente por no ser tan atlético como le gustaría, de esa manera no tendría problema en cargar cosas pesadas. 

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2023 ⏰

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A cup of Coffee - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora