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Sin saber exactamente cuánto tiempo llevaba tratando de conciliar el sueño, Jungkook cambió de posición sobre su cama nuevamente, mirando fijamente el techo de su cuarto comos si fuera lo más interesante del mundo. Aunque, en realidad, su mente solo lo estaba atormentando con el recuerdo de ese día en la cafetería y los posibles escenarios que pudieron suceder si hubiera tenido el valor de hablarle o darle la cartita.

Jungkook llevaba casi dos meses sin poder dormir gracias a ello. Ni siquiera podía prestar la atención debida a sus clases por culpa de aquel día.

Bufó, molesto consigo mismo por ser tan cobarde y se sentó abruptamente para obvservar a detalle la pequeña carta que había dejado sobre su escritorio. 

No pudo tirarla a la basura como si nada; de alguna manera u otra, Jungkook sentía que era especial. Así que la guardó entre sus libros para que sus padres no supieran de su existencia o para que su hermano no la leyera; sin embargo, se prometió a sí mismo que se la entregaría al rubio cuando tuviera la oportunidad de visitar su cafetería.

En pocas palabras, se la entregaría mañana.

Jungkook sintió un hormigueo en su estómago repentinamente al pensar en ello y en lo que podría ocurrir al día siguiente.

Tal vez esa era la verdadera razón de su insomnio.

Para el azabache, mañara sería un día crucial, puesto que aprovecharía la misa que su familia le haría a su abuelo por su cumpleaños para visitar al chico de la cafetería. No sabía en qué momento se escaparía para verlo, pero ya se las ingeniaría.

Sonrió a la nada y se cubrió el rostro con ambas manos, producto del mar de sentimientos nuevos para él. Nunca antes se había sentido de esa manera.

Si tuviera que describirlo, Jungkook diría que es semejante al sentimiento de nerviosismo como cuando tienes una exposición importante al día siguiente, porque quería que ocurriera pronto y, al mismo tiempo, no.

Jungkook sabía que, en el peor de los casos, el chico solo se negaría a recibir la carta. Sin embargo, si aquello ocurría, cortaría todas sus ilusiones de raíz y podría centrarse en otras cosas.

De igual forma, se sentía ansioso.

Y por eso odiaba sobrepensar tanto por las noches. 

Revisó la hora en su celular y se sorprendió al saber que faltaban 5 minutos para que sean las 4 a.m. Pero debido a que aún no podía dormir, decidió escuchar música hasta que el sol saliera.



El sol ya se había ocultado para cuando la familia Jeon regresaba la casa de la tía de Jungkook para continuar con la fiesta. 

Debido a que la iglesia no quedaba demasiado lejos, no necesitaban ir en auto, por lo que al azabache se le cruzó por la mente la brillante idea de ir a la cafetería justo en ese momento, de esa manera evitaría que sus primos pequeños u otros familiares lo siguieran. 

—¡Hobi!— llamó, puesto que él y su hermano eran los que caminaban más lento y estaban al final de la fila.

—¿Qué pasó? — Hoseok guardó sus airpods y se acercó a su hermano.

—Necesito que me cubras. — el pelirrojo lo miró confundido. —Voy a ir a la cafetería, así que necesito que me cubras por si mis papás o alguien pregunta por mi. ¿Ok?

Lo decidido que se le veía a su hermano le hizo feliz, solo esperaba que esta vez todo saliera bien, por lo que terminó asintiendo. —Si, claro, pero no tardes demasiado. 

Jungkook le sonrió de regreso y salió corriendo en la dirección contraria a la que su familia había tomado.

Esta vez, el azabache no traía absolutamente nada de dinero, por lo que solo debía entrar para darle la carta y salir. 

A cup of Coffee - KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora