Prólogo

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Esta historia se remonta un par de siglos en el pasado... en los oscuros paisajes del llano venezolano una feroz cacería se llevaba a cabo, una joven pareja escapaba aterrorizados de un espectro muy conocido y temido, conocido por su siniestro silbido, que si se escucha cerca significa que está lejos, pero que, al oírse lejos, significaba que tu tiempo había llegado

Ellos corrían desesperados, ya que según las leyendas tenían aquel espectro pisándole los talones, o eso creían, ya que el silbido no provenía de él, sino de un misterioso sujeto que les había alejado del lugar, puesto que aquel ser que les perseguía no emitiría ningún ruido para poder devorarlos

- ¿porque has de protegerlos? Tu... al igual que yo eres un ser que se ha de alimentar con humanos-vociferó con tirantez un enorme murciélago con anatomía humanoide hacia el espectro de gran altura y esbeltez-... que acaso has decidido hacer ayuno y obligar a los demás a... espera... ¿quién eres? Tú no eres aquel que silba para presagiar la muerte de los mujeriegos... ¿o sí?

- aquel que presagia la muerte con silbidos es otro-respondió con voz sombría, saliendo de su elaborado disfraz, mostrando su verdadera apariencia, un joven de tez trigueña clara que no medía más de 1.70, ojos marrones cual café, un cabello oscuro como la noche sin estrellas y un rostro que mostraba sus reiterados combates, con algunas cicatrices que se extendían a lo largo de su cuerpo, vestía una camisa blanca y un sombrero de guama, pantalón de color oscuro y unas botas de cuero teñidas de negro- sin embargo, si presagié una muerte este día-una siniestra sonrisa apareció en su rostro la tuya-sentenció antes de arrojar una fugaz estocada que, de no haber sido por los agudos reflejos del demonio murciélago, habría terminado todo con sencillez-

Un danzar frenético de zarpas y espada dio comienzo, decorando la lúgubre noche con estruendosos sonidos metálicos, rugidos y quejidos, donde ambos peleaban con una ferocidad sin igual, donde ninguno de los dos daba su brazo a torcer

- reconozco que no había visto un cazador por estos lares... pero supongo que no importa, será bueno tener una comida que dé un poco de batalla-exclamó el demonio con alegría-

Tanta fue la conmoción que al lugar llegaron dos personas, un hombre muy delgado y alto, y a su lado, una joven con varias cadenas que arrastraban almas en pena... aquellos no eran ni más ni menos que el Silbón y La Sayona

Dos de los espectros más conocidos de las leyendas venezolanas, protagonistas de innumerables cuentos repartidos a lo largo del enorme llano venezolano, donde los susodichos eran los principales antagonistas, cientos eran los conocidos y miles los que nunca serían escuchados

- ¿Quién lo diría? Se ha vuelto muy hábil en su tarea-esbozó la dama encadenada con una pequeña sonrisa ladina-

- lo entrené yo ¿acaso esperabas que fuera un sujeto debilucho?-respondió el esbelto espectro, observando todo el lugar devastado-

Sin embargo, antes que la Sayona le respondiese, el escándalo formado por la lucha cesó, ambos vislumbraron como, sin ningún tipo de compasión, el cazador desgarró los brazos ya gravemente heridos del demonio, arrojándolos lejos, la batalla estaba sentenciada, el demonio, incapaz de atacar sin recibir notorias heridas, trató de huir, arrojándole una enorme piedra en el camino de una patada, sin embargo, para su mala fortuna, aquella pierna que realizo la patada también fue cercenada de un feroz tajo, dejándolo agonizante en el suelo

- tú... eres una basura-espetó el murciélago viéndolo con repulsión-¿Por qué haces esto? ¿Qué inspira tu alma a continuar con esto? Escuché las historias... esperaba que fueran falsas

Pero no eran así... y con alzar su mirada, la luz de la luna llena iluminó el rostro del misterioso sujeto, que solo le observaba con desdén, alzó su espada, preparándose para la estocada final, pero antes...

- solo dime... ¿dónde está él?-su voz resonó en aquel paraje, que, en compañía de los grillos y el viento azotando la maleza, provocaba un aura tétrica a su alrededor-

- púdrete, ni en mis peores pesadillas lanzaría una soga de tal magnitud a mi cuello-respondió escupiendo las palabras-

- lo más recomendable es que hables de una vez-aquel humano afirmó el agarre de su arma mientras le veía con frialdad- ya estás en tus ultimas

- pero aún tengo un truco-vociferó inflando su pecho, para posteriormente escupir una gran bomba de su propia sangre- ¡muere derritiendo...!

La frase no terminó jamás, ya que el cazador, sin ningún tipo de esfuerzo, evadió el ataque sorpresa y con la hoja de su espada separó la mitad superior del cráneo del resto del cuerpo, para segundos después, voltear en dirección a donde segundos antes se hallaba, observando el gran agujero que aquella sangre ácida había causado

- el resto de espadas se ha derretido con la sangre demoniaca, sin embargo-vio su arma- esta ni el filo ha perdido desde que la porto...

- sin duda alguna, los entrenamientos han rendido sus frutos, humano-exclamó la voz del más alto, acercándose a él-

- sigo sin entender porque me ayudan-mencionó sin verlo mientras analizaba al demonio ya decapitado- usted y la Sayona deberían tener mejores cosas que hacer que seguir a un cazador de entes

Ese tono, impropio del ser, extrañó a ambos, quienes solo suspiraron algo irritados

- te ayudamos porque tú nos ayudaste, las masacres ocasionadas por aquellos demonios eran algo que nos limitaba mucho, él es nuestro enemigo-respondió la dama con cadenas con serenidad, aunque algo le perturbaba- ¿de verdad tienes que hacer ese viaje? Quiero decir, posterga su odisea, no tiene seguridad de que realmente exista dicha sociedad de cazadores

- en eso tienes razón-murmuró el humano- pero tampoco seré yo quien dé cosas por sentado sin averiguarlo... te extrañaré, amiga-esas palabras hicieron que aquel espectro femenino se estremeciera en un mar de sentimientos confusos- no pongas esa cara, sé que no estás acostumbrada ello, usualmente quien se topa contigo prefiere no volver a verte, pero... sabrás que esto ha sido una buena relación y una amistad sin igual

- ¿me debería sentir excluido?-murmuró el esbelto sujeto observándolos con burla- te ayudé porque además de querer eliminarlo, aborreces la deslealtad... me ayudaste a cazar al apureño que se casaba y luego asesinaba a sus esposas después de engañarlas y encontrar una nueva mujer-recordaba el Silbón observando la plateada luna- se te echará de menos por aquí, niño

El muchacho, que no pasaría de los 22 años, tomó sus cosas y partió en busca de respuestas hacia el continente de las leyendas de fantasías, el lugar donde viven antiguos entes que habitan la tierra incluso antes que los humanos

El antiguo continente

Era de las Sombras #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora