Más allá de lo que ves.

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A la mañana siguiente, Dheux despertó gracias al cantar de los pájaros. Se estiró para desperezarse, mientras soltaba un gran bostezo.

Frotó con tranquilidad sus ojos, su pelo estaba completamente despeinado, y su pijama estaba mal colocado, había perdido un calcetín mientras dormía.

-Ugh... ¿Como es posible que se me pierda un calcetín? No me muevo taaaaanto al dormir... ¿O si?

Murmuraba para si mismo como zombie mientras se sentaba en el borde de la cama. El chico se quedó pensando, tocaba con cuidado el colchón y las sabanas... Era tan cómodo dormir en aquel lugar, no era nada comparado a su antigua casa.

-Lo único que voy a extrañar de mi casa será a mi hermana... Sin duda. Cada minuto que pasa me arrepiento aún más de haberla dejado sola.

Dheux olfateó un poco, alzando ambas cejas, olía demasiado bien a comida, comida en buen estado, no cómo en su casa.

- ¡Dheux, rubito! Es la hora de desayunar, te estamos esperando, no tardes mucho en bajar, cielo.

Aquella era la voz de la señora Matvey, una voz dulce y amable. El joven se levantó, descalzo y con un calcetín menos, comenzó a correr escaleras abajo.

A medida que se acercaba a la cocina, el olor a diferentes tipos de alimentos recién hechos se hacían más y más intensos. El estómago del más joven comenzaba a rugir de hambre.

- ¡Señora Matvey, Señor Matvey! Huele que alimenta, ¡Woah!... ¿Qué habéis preparado para el desayuno?

La señora Matvey le sonrió con amabilidad a Dheux, mientras comenzaba a señalar cada plato de comida, con la cantidad perfecta para los tres.

- Pues mira, querido, eso de allá es enrollado de vegetales, por ese otro lado tenemos un poco de fruta fresca. Y aquí en estos pequeños cuencos tenemos nuestros frutos secos.

Pongoh, el perro de los Matvey, entró rápido a la casa, dando saltos alrededor de la mesa, buscando algo que comer. Dheux se fijó en el animalito con una sonrisa, le recordaba muchísimo a Todd, a pesar de que eran razas completamente diferentes. Dheux se sentó tranquilamente a desayunar, todo estaba delicioso, cada pieza de fruta, cada enrollado de vegetal... Todo le hacía la boca agua.

Poco después de terminar de desayunar, el señor Matvey estaba guardando un par de herramientas en su carro de madera hecho a mano, estaba preparándose para ir a por leña y cazar un poco para tener cena suficiente para todos.

La anciana se acercó a Dheux, tomando sus manos y sonriendo levemente de lado.

- Querido Dheux, ve con mi esposo a recoger leña y cazar un par de liebres para la cena. Eres joven, seguro que le harás falta, el ya está mayor, y me preocupa que vaya solo a hacer tantas cosas...

El señor se giró hacia la mujer, en su rostro se distinguía indignación y leve enfado, algo refunfuñón habló.

No estoy tan viejo! Puedo con esto yo solo. - Dijo acercándose con tranquilidad a su esposa, posando su mano en el hombro del rubio. La mujer hizo una expresión que sólo El señor Matvey pudo entender.

-¡Oh! Quieres que le enseñe eso... Haberlo dicho antes, cariño. ¡Muchacho! Andando, tenemos una mañana muy muy larga por delante. - El señor mayor caminó con energía hacia la salida de la casa, mientras que, Dheux, miraba confuso la situación, tratando de entender los gestos de aquella pareja de ancianos.

- ¡Bueno! Pues luego volvemos señora Matvey, tenga mucho cuidado, bye~

Sonriente alzó su mano, despidiéndose de la anciana, ya dispuesto a seguir al otro hombre, Dheux pudo notar como la abuelita tomaba su muñeca con delicadeza y le sonreía.

-Ten esto, jovencuelo... Te ayudará con lo que verás y aprenderás hoy. Recuerda muy bien esto... "Siempre debes observar más allá de lo que ves."

Acto seguido, ella le colocó un colgante a Dheux, un colgante en forma de calavera. Una vez con esto ya puesto en su cuello, el rubio hizo una pequeña reverencia con su cabeza, saliendo finalmente de la casa con prisa, para poder alcanzar al señor Matvey, el cual ya estaba un poco lejos.

-¡ESPERAME, MATVEY! ¡No sabía que era usted tan rápido! ¡Señor Matveeeeeeeeey!

[30 minutos más tarde.]

Dheux recogía bastantes setas que el señor Matvey le había ido señalando mientras caminaban, el chico ya había logrado aprender a diferenciar las comestibles y las venenosas, estaba fascinado ante todo lo que la naturaleza escondía. Ya había llenado la mitad del carro de madera, y aún iba a por más.

Mientras tanto, el señor Matvey, observaba cada movimiento del joven Dheux desde lejos, el anciano sonreía, mientras solía recordar todas las aventuras que vivió en ese mismo bosque, su bosque.

- Niño, por aquí, no vayas más lejos...

Matvey tocó el tronco de un gran árbol, el sonrió y pareció susurrar algo mientras acariciaba la madera.

Dheux observó aquellas acciones en silencio, cada vez más confundido, ¿El señor Matvey acababa de hablarle al árbol? Se acercó con su carrito de setas, arrugado su nariz.

-Pe-pero... por aquí no hay ningún otro camino, este árbol es el final del sende-...

Antes de poder terminar su frase, en el tronco del árbol apareció una pequeña puerta, con un pomo de oro. Dheux quedó boquiabierto, mirando al señor mayor, el cual reía al ver las expresiones del rubio.

-¡Ja, ja, ja! Se me había olvidado contarte, hijo mío... Pasa, pasa, ¡Pero antes!...Contempla más allá de lo que ves...

Dheux se quedó pensando en aquella frase, aun sorprendido por lo que acababa de ocurrir. Asintió, dirigiendo su mirada más allá de los arbustos y setas. Fue tan solo cuestión de tiempo para que el rubio se diera cuenta de que, aquel bosque... No era un bosque normal como había Estado pensando todo este tiempo.

El joven se agachó enfrente de una hondonada de setas, con los ojos bien abiertos. De detrás de una de las grandes y rojas setas, se asomó un hada, la cuál saludó a Dheux con su manita.

- Pensaba que no eran reales, debo estar soñando. No puede estar ocurriendo...

Más hadas se comenzaron a asomar de todos los lugares, acercándose a Dheux y al señor Matvey, el cual se encontraba riendo con tranquilidad en el árbol.

Dheux miró al señor Matvey, sonriendo ampliamente, completamente asombrado. Se acercó a él con ilusión.

- Mirar más allá de lo que veo... ahora lo entiendo todo. Nunca miraba más allá... Y ahora- ...espera... ¿Señor Matvey? Como es que tú... Además el árbol... ¿Qué eres?

El más mayor sonrió mientras abría la puerta que había aparecido en el árbol, su mirada se posó en los ojos de Dheux, para después hacerle un gesto con la cabeza.

- Ven, entra aquí, te explicaré todo...

-Señor Matvey y el gran árbol

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-Señor Matvey y el gran árbol.

Dheux Búbka: Soy un Riot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora