Capitulo 1

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James y Lily observaban con ternura a sus gemelos, Harry James Potter Evans y Anthony James Potter Evans, durante seis meses, la vida fue un sueño, hasta que una noche, James descubrió una profecía que cambiaría todo.

Al regresar a casa en Godric’s Hollow, James exclamó:
-¡Lily, no vas a creer lo que encontré en el Ministerio hoy!
-¿Qué has encontrado? -preguntó Lily con curiosidad.
-Encontré una profecía sobre el regreso de Voldemort y nuestro hijo Anthony- anuncio James.
-¿Antonio y Voldemort?, ¿Qué relación tienen? -dijo Lily, confundida.
-La profecía dice que Voldemort ha marcado a uno de nuestros hijos como su igual, y ese niño será quien lo derrote, estoy seguro de que es Antonio; el nació primero, y yo siempre supe que sería un mago excepcional, con la ayuda de Sirius y Remus, lo prepararemos -explicó James con determinación.
-Pero, ¿cómo sabes que la profecía se refiere a Anthony? -Lily miró a sus hijos, que jugaban sin preocupaciones.
-No pude escucharla toda; las profecías no pueden ser retiradas del Departamento de Misterios. Pero escuché a unos aurores hablar de la fila 97, y mencionaron a Patricia Trelawney como la autora, dijeron que habían escuchado que Voldemort eligió a Anthony como su igual y que él sería quien lo enfrentaría -dijo James, aún emocionado.
-Entonces debemos asegurarnos de que Anthony esté listo para cuando llegue ese momento -concluyó Lily, aceptando su destino.

Desde ese día, la atención de Lily y James se centró en Anthony, descuidando al pequeño Harry, quien aprendió a sobrevivir sin el amor de sus padres.
Rosa, la elfa doméstica, junto a los demás elfos se convirtieron en su familia, cuidándolo y dándole el cariño que sus padres le negaban.
Harry paso de dormir en la habitación con Anthony, a dormir en la cocina con los elfos domésticos, cuidándolo algo que sus padres no pudieron hacer con él .

Aunque en público fingían ser una familia perfecta, pero la verdad era otra. Un día, durante una visita al antiguo barrio donde vivía Lily Spinner's End para visitar la tumba de sus padres, un rato después pasaron a un pequeños parque donde su atención y juegos se centraron en Anthony y dejaron a Harry solo en un parque, olvidado y desamparado.

Mientras Harry lloraba en la fría tarde esperando a sus padres lo cual no ocurrió, un bebé de 1 año con miedo y desesperación empezó a llorar esperando que alguien lo escuchará.

En la penumbra del parque, Severus Snape, vestido completamente de negro, salía de su trabajo en la tienda de pociones. Aunque su vida en Hogwarts como maestro de pociones le brindaba un propósito, su tiempo libre lo dedicaba a ayudar al señor Jenkins, un hombre que lo había apoyado sin juzgar su pasado. A pesar de la percepción de muchos de que Severus era un hombre amargado y sarcástico, la realidad era que era bondadoso y amable, pero escondía su verdadero yo para protegerse del dolor.

Mientras caminaba, reflexionaba sobre su vida solitaria, sintiendo un vacío a pesar del apoyo de sus padres adoptivos, Albus Dumbledore y Minerva McGonagall, y de sus amigos Lucius y Narcissa.

Mientras caminaba, al pasar por un parque cercano, algo inexplicable lo atrajo hacia su interior. El parque estaba oscuro y vacío, y justo cuando estaba a punto de irse, escuchó un llanto. Al principio, Severus pensó que estaba imaginando cosas, pero el llanto persistió, llevándolo a buscar su origen. Bajo un árbol, encontró a un bebé llorando.

-¡No puede ser! -murmuró Severus, sorprendido.
Al ver la carita roja de Harry, Severus le acarició la mejilla, y el bebé dejó de llorar, mirándolo con sus ojos verdes llenos de lágrimas. Algo en esos ojos cautivó a Severus, como si el destino lo hubiera llevado a encontrar al pequeño.

Con cuidado, Severus levantó al bebé y lo envolvió con su capa. Miró a su alrededor, pero no había nadie más; estaban solos.

-¿Quién dejaría a un bebé solo en este frío? -dijo Severus, indignado.
-No te preocupes, pequeño, ahora yo me encargaré de ti.

De vuelta en su casa, Severus lanzó un hechizo para calentar la casa y acostó al bebé que se había quedado dormido en su cama, asegurándose de que estuviera seguro. Mientras se preparaba algo de cenar y calentaba leche para el bebé, Severus no podía dejar de pensar en la irresponsabilidad de los padres que habían abandonado a su hijo.

Después de cenar, Severus se preguntaba qué haría. Vivía solo y pronto regresaría a Hogwarts; no sabía nada de cómo cuidar de un bebé. Pensó que lo mejor sería llevarlo a los servicios infantiles mágicos, pero mientras ordenaba su casa, los hechizos de protección le avisaron que el bebé había despertado.

Severus fue a su habitación y encontró al bebé despierto y confundido. Lo levantó y le dijo:

-Todo está bien, pequeño, ven vamos a darte un baño.

Llenó la bañera con burbujas y, mientras bañaba al bebé, este jugaba y reía con las burbujas. Severus no pudo evitar sonreír; el pequeño era adorable.

Una vez bañado, Severus envolvió al bebé en una toalla y lo acostó en su cama. Buscó una de sus pijamas, la cuál encogió para que le quedara al bebé, y mientras lo cambiaba, notó una pulsera en la manita del niño con el nombre “Harry” grabado.

-Así que te llamas Harry, ¿eh? Es un nombre hermoso para un bebé tan hermoso como tú -dijo Severus, haciéndole cosquillas.

Con el pequeño Harry a su lado, Severus comenzó a sentir que tal vez su vida solitaria estaba a punto de cambiar.

Severus se alistó para irse a dormir, y la oscuridad de la habitación apenas era perturbada por la suave luz de la luna. Con cuidado, se acostó junto al pequeño Harry, quien lo miraba con ojos curiosos mientras Severus le daba el biberón recién preparado.

Una melodía suave y tranquilizadora llenaba el aire mientras Severus cantaba una canción de cuna que parecía calmar incluso las sombras que danzaban en las paredes.

Cuando Harry terminó su biberón, Severus lo arropó con las sábanas, asegurándose de que el calor lo envolviera. Observó cómo los ojos del bebé se cerraban lentamente, la respiración se volvía uniforme y tranquila. Severus también se preparaba para dormir, pero justo antes de que el sueño lo reclamara, un sonido lo detuvo, un sonido que tocó algo profundo dentro de él.

-Pa… Pa… Pa… Papá -gorgoteó Harry, cerrando finalmente sus ojitos.

El corazón de Severus se detuvo un instante. Nunca había imaginado que sería llamado "papá", y mucho menos por un niño que apenas lo conocía. Pero ahí estaba Harry, acurrucado contra su pecho, confiando en él de una manera que nadie más lo había hecho. Una sonrisa se formó en los labios de Severus, una sonrisa que rara vez se mostraba al mundo.

En ese momento, Severus tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre. Se quedaría con Harry, lo criaría como si fuera su propio hijo. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo; la presencia del bebé llenaba un vacío que ni siquiera sabía que existía.
Con Harry a su lado, Severus se acomodó y cerró los ojos. Y por primera vez en años, durmió sin pesadillas, un sentimiento de felicidad y compañía lo acompañaba en la oscuridad de la noche.

Continúara...

Nada me podría separar de tí      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora