El faro

Parte 1

Eran las 9 de la mañana cuando Ángel recibió un correo. Esa vez no se trataba de una oferta de su lista de deseados de Amazon ni de una petición de amistad en LinkedIn, esta vez era trabajo.

— ¿Un caso de desaparición en este pueblo? — Se dijo a sí mismo con incredulidad.

Vivía en un pueblo costero alejado de las grandes ciudades. Pasaba poco tiempo en él, debido a que todo el trabajo estaba en la capital. Solo volvía cuando se quedaba sin trabajo o cuando se autoimponía vacaciones, ya que era investigador autónomo.
Normalmente solo aceptaba casos interesantes o que le vayan a dejar bastante dinero, pero en ese momento no estaba en una buena situación económica, así que abrió el correo y empezó a leer los detalles.

Se trataba de una denuncia de desaparición de un mago callejero muy famoso en el pueblo. Este se ponía en la plaza central del pueblo a hacer su espectáculo. Los vecinos se divertían con el, pero muchos de ellos no con sus trucos, si no con su forma de ser. Todo el pueblo creía que estaba loco por su forma de comportarse y porque apenas hablaba con nadie.

Angel no sabía si realmente merecía la pena coger este caso. No se hablaba de dinero en todo el correo, no había detalles más allá de quién era el desaparecido, y tampoco creía que ese caso estuviera a la altura de su reputación.

Finalmente después de mucho pensar y de darle un vistazo a su cuenta del banco, decidió aceptar el caso.

Anotó todos los detalles importantes del correo, que no eran muchos, y se puso rumbo a comisaría para confirmar su participación en el caso.

Iba conduciendo su coche por un carril de campo de camino al hogar del desaparecido.
El día estaba nublado y tenía pinta de que iba a llover, pero Ángel quería quitarse el caso lo antes posible, por lo que se puso manos a la obra.

Cuando llego allí no podía creer que ese hombre haya estado viviendo solo en ese lugar durante tantos años. Parecía bastante tétrico desde allí abajo. Estaba encendido, barriendo el perímetro con su luz. Esta se cortaba en un punto de su giro, probablemente causa del deterioro del tiempo.
Ángel cogió su gabardina y su linterna, y entró en el faro.

Encendió su linterna y empezó a observar detenidamente la entrada del faro. En esta no había mucha cosa, había unos cuantos muebles viejos y varias cajas con los artilugios que usaba en sus espectáculos de magia.
A la derecha había una escalera que rodeaba el faro.

Subió lentamente apuntando con la linterna a todos los recovecos que se iba encontrando. El silencio y la oscuridad estaba empezando a incomodarle. Cuando llegó a la primera planta se encontró con un montón de marionetas puestas en orden en unas estanterías que había en la pared. A las marionetas les brillaban los ojos cuando le apuntaba con la luz, lo que las hacía bastante inquietantes.

Se acercó a la mesa que había justo debajo de las marionetas y recogió un par de hojas arrancadas de un diario. Ambas estaban bastante sucias y la tinta estaba emborronada, pero haciendo un esfuerzo se lograba leer parte del contenido.

"... hoy solo he conseguido 2€. Lo siento papá, hoy he vuelto a defraudarte...
... se que siempre habéis querido lo mejor para mi...
...rta es una buena persona, es la única con la que puedo hablar, a excepción de vosotros claro... "

En la siguiente hoja no se entendía nada de lo que ponía. De igual forma cogió las dos y las guardo en uno de los bolsillos de su gabardina.
En ese momento varios truenos rompieron el silencio. Ángel salió del faro corriendo en busca de su coche. Sabía que si le pillaba la tormenta, el camino del faro se quedaba intransitable.

Una vez en su coche, se puso rumbo a su piso mientras pensaba en la hoja del diario que había leído, intentando descifrar a qué persona se refería.