Parte 2

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Una vez llegó a su piso, se sentó en el sillón y se puso a inspeccionar la nota que leyó en el faro.
Dándole vueltas al papel bajo la luz, descubrió que aunque se hubiera corrido la tinta, se podía leer el contenido fijándose en la hendiduras que hizo el boli sobre la hoja.

"En las actuaciones de hoy solo he conseguido 2€. Lo siento papá, hoy he vuelto a defraudarte como acostumbro a hacer normalmente. Esto de la magia no es rentable, pero sabéis que es lo que me apasiona y lo único que sé hacer bien.
Se que siempre me habéis apoyado , y sé que siempre habéis querido lo mejor para mí, pero creo que no me lo merezco. No os hice caso y me obsesioné con convertir mi hobby en mi vida. Y ahora gracias a eso apenas puedo mantenerme sin ayuda.
Marta es una buena persona, es la única con la que puedo hablar (a excepción de vosotros claro) y siempre me ha ofrecido su ayuda. "

Continuó con la otra hoja siguiendo el mismo procedimiento.

"Este domingo no voy a poder estar para recibiros, tengo planeado hacerle una visita a Lucia a ver si me ofrece algo de ayuda. Aunque ya sabéis cómo es...
No creo que de la noche a la mañana cambie algo que lleva siendo así años.
Dejando eso a un lado, espero estar para la próxima visita, y espero que la situación para entonces haya mejorado.

Espero que leáis la nota. Os echo de menos"

Ángel dejó las dos hojas en la mesa, se levantó del sofá y se fue directo a la cama

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Ángel dejó las dos hojas en la mesa, se levantó del sofá y se fue directo a la cama. Necesitaba relajarse y descansar para poder afrontar los días venideros.

Se levanto temprano para continuar con el trabajo. Cada vez que veía algo nuevo sobre el caso perdía un poco de interés sobre este. Las dos notas le hicieron pensar que el desaparecido era un poco infantil, y eso hacía que no le cayera bien.

Mientras se tomaba el café pensaba cual iba a ser su siguiente movimiento. Al final tenía dos pistas muy claras. Por lo que se ve las relaciones sociales de esta persona se podían acotar en 4 personas. Sus padres, de los cuales no se sabía nada aún más allá de que iban de visita los domingos, una tal Marta que lo único que sabía era que hablaba con él, y por último Lucía, que por lo que contaba en la nota parecía que no tenían muy buena relación.

Se decidió empezar a buscar a Marta, ya que podía ser que tuviera la información que despejara un poco las demás incógnitas. Para buscarla decidió ir a la plaza donde el habitualmente hacía sus espectáculos de magia para intentar hablar con alguien que también estuviera ahí habitualmente y que pudiera arrojar algo de luz sobre el asunto.

Al día siguiente se levantó con bastante esfuerzo, desayunó y se fue directo a la plaza del pueblo.

Esta estaba repleta de padres pasando la mañana con sus hijos. No se acordó de que era Sábado y no había colegio. Estuvo un rato estudiando la zona. Esta estaba llena de puestos ambulantes que iban y venían casi a diario. Al ser una zona muy antigua ningún local estaba abierto, o al menos eso parecía. Siguió caminando, esta vez pegado a uno de los extremos de la plaza y vio unos de los locales abiertos. Parecía una pequeña tienda de barrio. Estaba seguro que algún trabajador de esa tienda podía aportar algo al caso.

Entró en la tienda y saludó. No había nadie dentro. Ángel estuvo mirando los productos mientras esperaba que apareciera alguien. La tienda era un poco claustrofóbica, era muy pequeña, estaba dividida en 4 pasillos en los que no cabían dos personas de espaldas. Ahí vendían de todo, desde comida hasta herramientas.

Estuvo un rato esperando hasta que entró una chica con varias cajas apiladas una encima de otra. Las soltó en el mostrador y casi le dio un infarto cuando vio a Ángel casi oculto con su sobrero y su gabardina al final del pasillo.

Este se acerca y le saluda.

— Buenas, soy investigador privado. — Dijo con un tono altivo. — ¿Usted trabaja aquí?

— Si, soy la dueña de la tienda, ¿Que desea? — Preguntó amablemente la chica.

— Me gustaría saber que me puede contar de un señor que venía a hacer trucos de magia en esta plaza — Dijo Ángel

La chica apartó la mirada de Ángel y comenzó a mirar a la nada.

— Se llama Carlos. Lleva viniendo a esta plaza desde que tengo la tienda y de eso hace ya más de 10 años. Aunque ya hace tiempo que no he vuelvo a verlo.

— ¿Cuándo fue la última vez?

— Hace una semana. El viernes de la semana pasada fue la última vez que vino a la tienda. Me comentó que iba a ir a hacerle una visita a su hermana, y desde entonces no lo he visto más.

— Parece que tienes buena relación con el — Afirmó Ángel .

— Bueno, el siempre viene aquí después de hacer su espectáculo y se gasta el dinero en mi tienda. Que menos. Aunque tampoco me desagrada, es una persona bastante solitaria y siempre que viene lo veo con la necesidad de contarle sus problemas a alguien. Si puedo ayudarle escuchándole estaré encantada.

— ¿Que podrías contarme que me pueda interesar de esas conversaciones? — Pregunto Ángel un poco enigmático.

— Como sé que te puede interesar si ni siquiera me has dicho que estás investigando

En ese momento Ángel se quedó parado, un poco avergonzado.

— Llevas razón. El caso es que Carlos ha desaparecido y yo estoy investigando donde puede estar. — Dijo Ángel con un tono más campechano, destruyendo ese aura de misterio y soberbia que había creado.

— Espero que no le haya pasado nada. La gente no suele tratarlo muy bien— Agregó la chica con un poco de pena.

— Hace tiempo me contó que vivía solo en el faro porque no podía permitirse una casa. No tenía trabajo y el único ingreso que generaba era lo que ganaba con sus espectáculos. — Continuó la chica. — También me contó que sus padres venían a visitarlo los fines de semana. Más allá de eso, no me contó nada más que tuviera mucha importancia. — Concluyó

— ¿Como qué? — Preguntó Ángel

— Pues como se sentía cada vez que alguien se reía de él. La gente lo veía tan mentido en su mundo que no dudaba en mofarse de él, y aunque no lo aparentara todos esos comentarios y risas le dolían. Pero bueno, poco se puede hacer. La gente es así desde siempre, ven a una persona que se sale un poco de la línea y la machacan hasta que no puede más. — Afirmó la chica con tristeza.

— ¿Sabes dónde vive su hermana? — Preguntó Ángel indiferente.

— Según tengo entendido, en las afueras. En una casa de campo enorme al lado del cementerio.

— Con eso será suficiente. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? — Preguntó Ángel.

— Marta — Dijo un poco seca.

— Gracias Marta. El mío es Ángel. Encantado — Dijo para terminar.

Salió del local y se fue caminando hacia su coche. Pensaba en la información que le había dado Marta, aunque esa última frase sobre la gente no paraba de dar vueltas en su cabeza. Al fin y al cabo, él era una de esas personas y era consciente de ello. No se sentía mal, pero si un poco incomodo.

Una vez en su piso, decidió que ya había hecho suficiente ese día, y dejó la visita a la hermana de Carlos para el día siguiente.
Pasó la tarde del sábado intentando aclarar un poco la situación, pero necesitaba más información. Parecía que el caso no iba a ser tan fácil como él creía.

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