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La súcubo se sentía demasiado estúpida en ese mismo instante.

Se había pasado gran parte del tiempo que había pasado en la ciudad diciéndose a si misma que no iba a ir a ninguna tienda en busca de alguna prenda que fuera más con ella y si estilo hasta no tener un lugar fijo donde quedarse.

Bastante confiada de que no iba a conseguir llegar a ese punto, que iba a tener que fluir con lo que se llevara en el lugar y lo que no desmontara su tapadera. Ese vestido iba a ser su único estilo a partir de ahora, y que solo de ser necesario y una vez tuviera un buen lugar donde quedarse.

Pera acabar entrando en una tienda, observando con una sonrisa aprobatoria un vestido bastante simple de seda negra conjuntado con un corsé del mismo color y cordones blancos que ayudarían a realzar sus pechos y llamar la atención de esa manera que a ella le gustaba.

Prefería los tonos oscuros porque estaba acostumbrada a moverse por la noche, lo que la ayudaba a camuflarse mejor en la oscuridad, pero en el Valhalla no importaba demasiado eso último.

Poniéndose una vez más un tanto celosa de todos esos lujos que los dioses del Valhalla podía disfrutar en cualquier momento sin ningún tipo de preocupación. Despertando y haciendo aún más grande -por raro que pudiera parecer a esas alturas- su gran apetito.

No lograba entender aún que era aquello que los diferenciaba tanto del resto para que los hubieran limitado de esa manera tan cruel, al punto de dejarlos repudiados y olvidados.

Sabía bien que tenía un gran apetito sexual, pero tampoco era un secreto que no eran los único, que ciertos dioses -como Zeus- se divertían bastante realizando ese tipo de actividades con humanas -y no humanas-, dejando una larga prole de semidioses y monstruos vagando libremente por la tierra, creando un caos mayor del que ya había antes.

Volviendo la mirada hacia la entrada al escuchar tres voces femeninas muy distintas entre sí en la entrada del lugar, algo confundida por la reacción nerviosa que había tenido la dependienta -una simple oréade- que se movía cerca de ella por si necesitaba de su ayuda.

Ladeando ligeramente la cabeza cuando la ninfa se apresuró a quedar frente a las tres mujeres, moviéndose y hablando tensa al tener la punzante mirada del guardia sobre ella.

Sentía que debía conocerlas de algún lugar. Que debían de ser bastante importantes.

Moviéndose ligeramente, escondiéndose tras un perchero para que no la vieran. Fijándose mejor en la criatura alada -aunque algo le decía que estas eran originalmente más grandes- que estaba apoyada en la puerta con los brazos cruzados y una mirada amenazante. Parecía no importarle demasiado la conversación, su rostro tenía una mueca de aburrimiento.

Frunciendo la nariz molesta sin poder evitarlo. Ese guardia era uno de esos molestos ángeles de bajo rango que se interponían en su camino hacia la ciudad alta.

Al menos le había servido para darse cuanta de que esas tres diosas debían ser bastante importantes dentro de algún panteón para necesitar ser custodiadas incluso en esa zona de Yggdrasil. Por lo que debían de venir de esa zona que tanto ansiaba recorrer.

Volviendo a lo que estaba haciendo antes, curioseando los distintos vestidos mientras pensaba en que podía hacer para acercarse a ellas en esa única oportunidad que se había presentado frente a sus narices después de semanas.

Frunciendo el ceño al sentir una mirada fiera y amenazante posándose sobre su espalda. Mirando de reojo nuevamente hacia atrás, viendo como el ángel se acercaba a ella, observando al guardia dirigiéndose hacia ella con una cara de pocos amigos.

Tomando su muñeca repentinamente con bastante fuerza, comenzando a arrastrarla fuera del local sin molestarse en decirle nada, solamente pensando en sacarla fuera de ese lugar.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2023 ⏰

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Succubus [Shuumatsu no Valkyrie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora