Capítulo III

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Nunca fue el mejor para cuando se trataba de resistencia. En su mente vagaba el leve recuerdo de los fracasos de su padre al querer convertirlo en un prodigio del boxeo.

Luego de unos minutos haciendo los ejercicios más básicos, sus pulmones imploraban que el aire les llegará.
Con un mínimo golpe ya era la señal de que el round terminaba y Tweek perdía.
Era un caso perdido. El entrenador daba un suspiro agotador cada que iba con Tweek para practicar.

Todavía no entendía como pudo sobrevivir durante los días que la ciudad era azotada por toda clase de desastres naturales. Todos los sobrevivientes ya se habían escondido y buscaban su propia forma de sobrevivir en distintas regiones de los estados aún en pie.

Recordaba que cuando los militares llegaron estaba casi como un cadáver andante. Sus costillas eran visibles a pesar de la delgada remera que le cubría el torso, los huesos eran notables y su color de piel era como la de un fantasma.

Sus pies descalzos tenían heridas y cortes al caminar sobre lo que antes era una ciudad, pero ahora solo había vidrios, madera, cerámica, y metales esparcidos.

El refugio donde se encontraba no duró mucho ya que siempre había alguna disputa por la escasez de comida o la falta de recursos. Fue tal que empezaron a echar personas del refugio, desafortunadamente Tweek y sus padres fueron del grupo que tuvo que retirarse.

Ahora que Tweek recordaba todo lo que tuvo que pasar para mantenerse con vida se sentía tan vulnerable al ser el próximo aperitivo de unos sanguinarios.

Su cuerpo ardía en fiebre alta por la pérdida de sangre, había signos de infección en la zona de la amputación. El dolor tras los días se intensificaba. Estaba encadenado de pies a cabeza y aunque lo deseara, moverse era una agonía.

El rechinar de las puertas del establo hicieron ego por el lugar. Era como el aviso de la muerte llegando a tomar sus vidas. No tenía sentido buscar huir, pero Tweek por instinto lo hacía.

Sintió como la presión se le bajo en ese momento cuando tuvo en frente de él a una de las personas que lo habia secuestrado. Ni siquiera se atreve a mirarlo.

Ocultaba el cuter en sus prendas. Era su única oportunidad de salir de ese lugar, no podía fallar.

La persona frente de él era el mismo pelirrojo que lo capturo hace unos días. Agarraba las llaves de las cadenas que lo privaban de su libertad.

Tweek se retorcio de dolor cuando el de pelo rizado empezó a arrastrarlo por el suelo.
Durante el trayecto vio que además dentro de ese sucio establo habían personas encadenadas en diferentes sitios del lugar.
El sol ya se había puesto. El aire de la madrugada le helaba los pulmones.

Tweek noto que el pelirrojo lo llevaba a una zona aislada. Era su oportunidad. Cuando el contrario se distrayera iba a usar a favor el pequeño cuter que escondía.
La idea de matar era muy horrible y deshumana para él, nunca se le paso por la mente tener que hacerlo. Pero ahora no tenía opción.

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:v

Amor Caníbal [ Creek ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora