—Tú volviste a lo que tú conocías, tan lejano, de todo lo que pensamos -se sentía pequeño en la inmensidad de la sala, con filosos ojos clavados en él. Se sentía juzgado, increíblemente juzgado. Como una rata en una caja de cristal dentro de un laboratorio —solo nos despedimos con palabras, diciéndonos adiós medio millón de veces porque tú vuelves a ella y yo vuelvo a nosotros —los escuchaba murmurar, como si él esta vez fuera un animal de circo y el resto su feroz espectador, su victimario.
Kazuha movía sus ojos hambrientamente por la habitación, buscando el mínimo signo de aprobación, pero solo había lastima en las miradas dadas. «pobre chico, después de haber sido echado por su empresa se vio obligado a intentar debutar por su cuenta» «le falta algo, tal vez esa era la razón por la que estaba en una banda» «no necesitamos celebridades problemáticas» Rumores, murmullos y miradas ariscas eran lanzadas en su contra. Kazuha comenzaba a detestar la idea de volver al escenario.
El silencio de su casa fue su lugar de acogida. A pesar de haber tenido una respuesta positiva en esa entrevista, la clásica de "te volveremos a llamar" Kazuha muy bien sabía que era una vil mentira para no "herir" sus sentimientos. Sus apagados sentimientos.
Tal vez debería plantearse volver a la universidad y hacerse cargo de la empresa de su difunto padre, porque tal vez, al final; la música si podría haber sido una pérdida de tiempo.
Y por más que detestara la opción de no haber tenido razón, así era. Y a veces, ser equivoco puede traer más virtudes que errores.
La habitación estaba parcialmente oscura, con la luz intermitente del monitor y la página de la universidad maximizada. Hacia scrolling sin dudar hasta ingresar a su perfil de estudiante y pedir el ingreso, puesto que recién empezaba febrero y por consecuencia, las inscripciones llevaban poco mas de dos meses abiertas. Administración de empresas había sido su primera y única carrera, la cual jamás terminó por su ferviente deseo de dedicarse a la música por completo, pero suponiendo que rinda las equivalencias de los dos primeros años estaría dentro (otra vez).
Kazuha se recostó contra el respaldo de su silla, ¿era ésto lo que su padre había querido decirle desde un inicio?, ¿qué todo lo bueno caído desde el cielo es bueno, sólo por un corto período de tiempo? Y ahí estaba, apuntandose a una carrera que había dejado e incluso, había hecho hasta lo imposible por no cursar.
Todo lo bueno caído del cielo dura poco y quita mucho.
Esas habían sido las palabras de su padre del día que Kazuha había decidido poner punto y aparte a su vida universitaria, abandonar el departamento de su padre y mudarse a los suburbios, al 505 con Xiao. Y la tanta palabrería del viejo senil terminó siendo verdad. Habían sido los siete mejores años de su vida, y a coste dejó una mancha increíble en su futuro dentro de la industria musical, de cual estaba inseguro si en algún momento podría volver, sin ser el «pobrecito» o el «hijo de puta abandona grupos».
Pero la pre inscripción a la carrera ya estaba hecha.
Kazuha esperaba, con una mano en el corazón, que el estrés y la ansiedad de la universidad sea suficiente como para centrar su mente en otro lado que no sea lo incorrecto que se sentía dejar sus sueños en la valija.
Xiao aseguraba el micrófono, asegurándose de que quede justo delante de su boca y que no existiera chance alguna de que se cayera de su oído. El detrás de escenas antes de subir al escenario siempre era caótico, sin importar cuantos años lleves haciéndolo, se sentía una emoción y un nerviosismo en el entorno que Xiao no lograba saber si era propio, de sus compañeros de banda o del público.
—¿Listos? —preguntó Jean acercándose el grupejo de tres.
—No, pero bueno, no hay problema —respondió nerviosamente Aether, girando las baquetas entre sus dedos.
—Estaremos bien, siempre lo estamos —musitó Venti, poniendo su mano en el centro de la ronda.
—Y que más da —Xiao negó suavemente, poniendo su palma sobre la de Venti.
—Gracias a Dios soy baterista y no me tengo que mover de mi lugar —contestó Aether, colocando su mano sobre la de Xiao.
—Cállate, a nadie le interesa.
—Xiao...
—Perdón, Jean.
Venti se echó a reír, pronunciando alegremente: ¡4NEMO, a la cuenta de cuatro! —tarareó, recibiendo una extraña mirada del guitarrista —oh, cierto. Bueno, a la cuenta de tres será.
—¿Podés dejar de intentar hacerme llorar? Gracias. Muy bien ya sé que somos tres —atacó Aether, Venti rió nervioso ante el ataque verbal y no verbal de sus dos amigos.
Jean negó con la cabeza, preguntándose cuando más durarían así.
El primero en subir fue Venti, desde el lado derecho del escenario, quién en respuesta de su aparición recibió un fuerte clamor de la multitud, en el medio, el siguiente en aparecer sería Aether, quien hizo sonar los platillos con su entrada. Y último, desde la izquierda fue Xiao. Solo.
Xiao se las arregló para armar una sonrisa a la multitud y saludar con su mano en alto.
Aún así, se quedó un rato esperando que el bajista hiciera su tan común entrada tarde y le de su tan común golpecito en la espalda para después dar el grito de bienvenida.
Jamás pasó.
El grito fue dado por Venti desde su micrófono.
El grito no fue dado por el bajista que ya no estaba.
Actualizo después de como cuatro meses jeje.
—Mer.
931 palabras.
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Beggin | Kazuxiao. [4NEMO] [HIATUS]
FanfictionUna banda que lo tiene tiene todo; giras mundiales, éxitos musicales número uno y miles de fans ¿Qué es lo que se hace cuándo algo así cae? ¿Qué es lo que haces cuando el bajista y tu amigo de toda la vida se marcha por la puerta del estudio y no vu...