One Shot's y pequeñas historias de Ennead.

Del Duat al cielo (4/5).

Ambos hermanos quedaron un rato sumergidos en un silencio largo, no era incómodo pero algún tema de conversación necesitaban sacar. De repente a Horus se le vino a la cabeza la "adivinanza" que le había dejado su hermano, necesitaba pistas, ideas que le sirvan para descubrir al dios que le había robado el corazón a Anubis.

— Oye. — Llamó el faraón desde el sofá en el que encontraba descansando.

— ¿Mm? — Respondió el otro que estaba reposando en el otro sofá.

— Retomando mi "Misterio a resolver" ¿Es Thot?

— No. Él es básicamente como un tío para mí y creo que para ti también.

Era cierto, Thot había estado presente toda su vida, en la vida de ambos, él aparte de haber sido el encargado de inculcarles el conocimiento necesario para ser dioses, siempre fue como una figura paterna más, un tío más que nada porque él los conocía bastante y los tres habían convivido la mayor parte de sus vidas juntos, Maat no era muy cercana a ellos, de hecho no convivían mucho con ella y eso que es esposa de Thot sin embargo ellos siempre fueron más pegados a él.

— ¿Entonces quién podrá ser? Esto se está poniendo difícil.

— Si pretendes que te dé una pista olvídalo. Es más divertido cuando hay que adivinar sin necesidad de que tiren pistas.

— ¡Vamos, Anubis! — Se quejó Horus. — Existen tantos dioses, podría ser cualquiera.

— La única pista que te di es que es uno que forma parte de la Eneada.

— ¿Será Shu? No, no puede ser ya que ambos tienen una relación de respeto.

— No es Shu. — Respondió como si hubiese podido leer la mente de su hermano.

— Jah lo noté.

En la Eneada no habían muchos dioses varones, por eso le sorprendía que fuera uno, pensando que probablemente le gustaba alguna diosa, no tenía nada en contra de la atracción de seres hacia su mismo sexo pero nunca creyó que a su hermano le gustaran los hombres.

— Oye ¿Solo te gustan los hombres?

— Sí. Me costó admitir mi homosexualidad y debe ser por eso que nunca tuve pareja, a la mayoría de hombres le atraen las mujeres.

— ¿Y nunca intentaron...? No sé ¿Cortejarte?

— Obviamente, como a todas las divinidades.

— ¿Y nunca aceptaste?

— No, y esa debe ser otra razón por la cual no tengo pareja.

— ¿Por qué no aceptabas? Aún eres joven y bello.

— Detrás de eso existe una razón la cual está relacionada con tu "adivinanza". — Pensó el pelinegro.

— A ver admito que yo también lo soy y que cuando volví a ser soltero también rechacé varias propuestas indecentes que me hacían los mortales, pero es más que nada porque ahora tengo un hijo y necesito dedicarle tiempo a él. Es mi razón de seguir en el trono.

— Tienes razón pero lo hice más que nada porque ninguno me llamaba la atención. — Dijo, excusa que pasó muy desapercibida para Horus.

— Ajá. — Dijo hasta que se escucharon ruidos de besos lascivos en el cuarto del rey de Duat con la diosa de la magia. — Mejor vámonos a otro lugar porque esto me huele a que aquí terminarán haciendo cosas íntimas.

Anubis rió y siguió a su hermano a otro lado donde pudiesen charlar tranquilamente, así que decidieron ir hacia un lago normal que se encontraba cerca del palacio de Osiris y allí conversaron y bromearom entre ellos, sinceramente al faraón le hacía bien el hecho de poder divertirse aunque sea un momento sin tener que pensar en los deberes que tenía allá en la Eneada. Claro estaba que con su hijo también compartía momentos divertidos y maravillosos, pues ambos jugaban Senet cuando estaban libres, paseaban por los lagos o también volaban recorriendo las aldeas cercanas, Horus levantaba en su espalda a Ihy y ambos emprendían vuelo admirando la hermosa vista desde arriba, apreciando las pirámides o el desierto en sí, habían varios momentos hermosos entre padre e hijo que para el ojiazul eran incontables y valiosos, pero esta vez se alegraba de poder estar con Anubis compartiendo un momento entre hermanos.