Del Duat al cielo (2/5)

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El dios de los muertos siguió a su hermano menor en silencio y llegó hasta un lugar apartado, había poca vegetación y estaba cerca de un lago, Horus estaba sentado en la arena con las rodillas tocando sus pectorales y sus ojos azules no paraban de derramar lágrimas. Era algo raro ver al chico halcón llorar pero si lo hacía es porque algo grave había pasado.
Él pelinegro decidió acercarse y al parecer Horus solo cubría su boca y sus ojos azules parecían cascadas de lágrimas ¿Qué le estaba pasando? Ellos ya se llevaban mejor luego de la disputa familiar pues no era justo que ambos pelearán por un problema en el cual solo estaban involucrados sus padres, no era culpa de ellos tampoco.

— Oye ¿Está... todo bien? — Preguntó dudoso.

— Ah Anubis. — Dijo habiendo levantado su mirada hacia arriba para verlo parado a su lado. — No, no lo está. ¿Qué haces aquí de todos modos?

— ¿No tengo derecho a preocuparme por mi hermanito?

— Anubis no tengo ganas de pelear ahora, quiero estar solo por un rato. — Le pidió cortésmente, a pesar de que ya se llevaban bien a veces peleaban por sus diferencias, como todos los hermanos solo que ellos a veces en sus peleas tocaban el tema del "asunto familiar" para lograr que uno de los dos se callara la boca. No estaba bien hablar de eso y por lo tanto habían acordado no volver a mencionar eso nunca más como motivo de discusión.

— Pues me vas a tener que aguantar porque me da pereza volver hasta el palacio. — Dijo sentandose junto al moreno. — Mis piernas se cansaron. — Se excusó para luego quitarse su tocado de chacal.

Horus no dijo nada y había olvidado por completo que no tenía puesto su tocado de halcón pero le daba igual, el pelinegro ya lo había visto así también un montón de veces, su flequillo cubría un poco sus ojos y había pensado en cortarlo un poco para poder ver mejor pero honestamente no era el momento para hacerlo.

— Oye, la curiosidad mató al chacal así que ¿Me podrías explicar que te sucede?

— Problemas de matrimonio. — Dijo y luego sorbio su nariz. — ¿No entraste al palacio?

— Iba a hacerlo pero te vi salir corriendo de allí y creí que algo grave había pasado, por eso te seguí.

— Es tan doloroso. ¿Por qué un matrimonio entre nobles nunca puede funcionar bien por una vez en la historia? ¿Acaso no la ame lo suficiente?

— ¿Qué pasó con Hathor?

— Ella me engañó, me engañó con un humano y me di cuenta hoy.

Anubis quedó sin palabras, nunca se esperó una cosa así de parte de la diosa del amor y la belleza pues siempre había demostrado querer mucho a Horus pero al parecer esa querencia no fue del todo honesta. El día de la boda de su hermano había visto a la diosa irradiar felicidad ya que finalmente había logrado conquistar el corazón del hijo de Isis, o tal vez ella solo quería llegar al poder como decían algunos.

— ¿Te separaste?

— Sí, hoy mismo se me otorgó el permiso de divorciarme de ella. Lo peor de todo es que mi hijo la encontró siendome infiel. — Dijo dejando aún más impactado al mayor.

— Pobre de mi sobrino. ¿Él como está ahora?

— No sé cómo voy a decirle que su mamá ya no podrá estar en el palacio y formar parte de la Eneada.

— ¿No dijiste que él la encontró engañandote?

— Sí pero él no entiende qué es una infidelidad.

— Ya veo pero de todos modos tarde o temprano lo sabrá.

— Sí... sigo sin creer que desgraciadamente me tocó vivir la historia de nuestros padres.

One Shot's y pequeñas historias de Ennead.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora