Tendré ojos para tí, solo para tí y no te compartiré con nadie. Si alguien se interpone entre nosotros, yo misma lo exterminaré.
Senpai...
●Neji x Tenten (NejiTen).
●Los personajes no me pertenecen.
●Esta historia es 100% mía.
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- Neji nii-san —se acercó a él una chica de largo cabello azulado y ojos perla. Se parecían mucho. Mi senpai dejó de lado el libro y para colocar su aperlada mirada sobre ella.
- ¿Si Hinata? ¿Ocurre algo?—
Los observaba a una distancia considerable, escondida detrás de un arbusto, podía escuchar todo lo que hablaban.
Lo había estado espiando todo lo que había pasado del recreo, él se había sentado en el patio, en la banca de siempre con aquel mismo libro, que debía ser demasiado interesante para que no despegara siquiera su vista de él.
- Es que...—sus mejillas se tiñieron de un tono rojizo y miraba hacia el suelo a la par que jugaba con sus dedos.- quería que le preguntaras algo a padre por mí.
¡Ya lo recordaba! Esta chica es Hinata Hyuga, está en mi mismo salón de clases. En efecto tenía el mismo apellido que Neji-senpai, entonces eran parientes, o eso parecía, no tenía completa certeza sobre eso. Al parecer no debía agregarla a la lista negra, pues ella parece estar muy enamorada de Uzumaki. También estábamos en el mismo salón, junto a Uchiha, Haruno, los Sabaku no, Yamanaka, Inuzuka, Aburame, Akimichi y Nara, en fin todos nosotros, a diferencia de Neji-senpai, pues él era un año mayor.
- ¿Y por qué no le preguntas tu misma?— continuó el castaño.
- No creo que—no pudo terminar de hablar, pues sonó la campana indicando el final del recreo.
- No te preocupes—se levantó- le avisaré a Hiashi-sama
- Gracias Neji nii-san—hizo una leve reverencia para acto seguido darse la vuelta y caminar supongo hacia el salón de clases.
El patio se iba vaciando y aún permanecía escondida tras el arbusto, pero aún Neji-senpai no se marchaba. Miró hacia todos lados como buscando algo.
Oh no...tal vez notó que alguien le observaba. ¡Debo escabullirme antes de que..!
- ¿Tenten?—habló con voz suave.
- Se-senpai—caí al suelo por el susto.
¡Diablos! ¡Me había descubierto!
- ¿Qué haces ahí escondida?— levantó su ceja izquierda.
- ¿Yo?—me levanté- N-no, no me estoy escondiendo—reí levemente- es solo que— sentía mi cara arder- Ehh me-me gusta emm mucho los arbustos ¡Eso! Amo los arbustos y estar cerca de ellos.
- ¿De acuerdo?—no se veía muy convencido con mi respuesta- Tienes una— estiró su brazo y sacó una hoja del arbusto que estaba enredada en mi cabello- listo.
- Eh eh..—no me salían las palabras y podía jurar que mi cara estaba tan roja como un tomate- y-yo tengo...que ir a clases, ¡Sí! Las clases.
