Capítulo 3

341 36 4
                                    

Mehmet se había marchado hace unos minutos y yo me encontraba sola, quería salir pero tenía miedo de perderme.

- seguro el palacio es igual o más hermoso que en la serie. - pensé en voz alta.

No quise esperar más y decidí salir de los aposentos.

Los pasillos eran largos, lo bueno era que se podían ver un hermoso jardín.

Seguí caminando hasta llegar a lugar donde estaba muchas mujeres, supuse que era el Harén.

- Atención la sultana mahidevran está aquí. - gritó un hombre en la puerta y todos hicieron una fila y se inclinaron.

Para ser sincera yo no sabía que hacer, donde meter la cabeza, ni a donde ir.

- Sultana, la madre sultana desea verla. - me dijo un mujer que por lo que recuerdo es firial.

- ¿quien es la Madre Sultana? - le pregunté en voz baja, solo le pido a Dios que la Sultana madre sea Hafsa y no Hurrem.

Firial antes de responder no me miró con sorpresa a mi pregunta, seguro ya sabía que tuve un "accidente" donde "perdí la memoria".

- es la Sultana Hurrem venga conmigo. - empezó a caminar. - ella no le gusta esperar.

Yo no dije nada solo la Seguí hasta llegar a las aposentos de la sultana, luego pasamos.

De lo primero que me percate es que no era la primera actriz, sino la segunda la que interpreta a una Hurrem más madura.

- Sultana. - hace referencia firial y yo traté de hacer lo mismo, cómo es que estas personas pueden hacer una reverencia todo el tiempo, yo no puedo hacerla sin que me tiemblen las piernas.

Ella solo me miro y ordenó a sus criados  dejarnos a solas.

- Mahidevran querida ven siéntate aquí conmigo.

- claro que si sultana. - dije con respecto y me senté a su lado.

- ¿como estas? ¿te sientes? - pregunto mirándome directamente a los ojos como si en ellos encontrara la respuesta

- estoy bien gracias a Di... Alah estoy bien.

- que bueno, tienes que tener más cuidado nos diste un gran susto. - a esta mujer se le ve lo mala desde lejos, tengo que estar lo más alejada posible de ella.

- a si lo haré sultana. - le sonreí. - ahora si no le molesta quisiera retirarme, me duele un poco la cabeza.

- claro que si, puedes irte.

Salí de ese lugar, verla me hizo despertar más a lo que me estoy enfrentando, me segué por los aposentos, la ropa, mi apariencia.

Pero no me había percatado que estaba en el infierno, ¡por que tuve que aparecer en una época tan machista!

Hubiera sido mejor una novela mexicana.

Caminé por el Harén, un lugar donde si no eres inteligente te destrozan, un lugar que cuando crees que parirle un hijo al sultán lo es todo, que ser sultana es tener una vida llena de paz, cuando no es verdad, ahí es que empieza la guerra, donde empieza la tan aclamada lucha por el poder.

Ver a esas mujeres, todas tan hermosas, perder su juventud aquí encerradas en esta cárcel de oro, me causa una tristeza enorme.

Mi SultanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora