Capitulo 2: Aclaraciones

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Lamento la tardanza de verdad, estoy terminando semestre, espero traerles pronto más capítulos. 

Hurrem y Suleiman despertaron abrazados, cuerpos unidos en perfecta sincronía. El abrió primero los ojos, siempre con cautela para no despertar, a su aun futura sultana. Acariciando sus cabellos, se fue sentando poco a poco en la cama, hasta que tuvo con mucho pesar, que despertar a Hurrem. 

- Hurrem, mi sultana- exclamó moviendo su hombro. 

- Suleiman- le contestó- suavemente sentándose también. 

- Tenemos que hablar de muchas cosas mi amada, y muchas me avergüenzan- proclamó con convicción. 

- Hablemos Suleiman, ¿Qué fue lo que sucedió después de mi muerte?- preguntó con seriedad.

- El hijo de Mirimah nació- aclaró- lo nombré Osmán. 

Hurrem le dedicó una dulce sonrisa, asintiendo para que continuara.

- Varias cosas políticas sin importancia, pero, yo me sentía tan...., cansado, sin ti ya no había camino que seguir, pero- titubeó y contuvo un sollozo- me avergüenza siquiera estar junto a ti, maté a nuestro hijo- declaró al borde del llanto. 

Pero lo que realmente lo quebró fue cuando Hurrem bajo su cabeza y no pudo contener su llanto. Y no le dijo ni un reclamo, tan solo se quedó ahí, llorando. 

Y el tampoco se contuvo, lloró fuerte y claro, con vergüenza e ira a si mismo. Después fue ella la que habló.

- Suleiman, no.. tiene excusa, y nuestra relación nunca será igual- lloró más fuerte-pero usted debe entender, que no le tomaré ningún resentimiento por esto, nunca lo dejaré, no si alá nos dio esta nueva oportunidad.

Suleiman, el sultán del mundo, no pudo más y por primera vez en sus dos vidas, compartió con alguien su sufrimiento y su llanto. 

Abrazó a su amada y lloraron juntos, por las tragedias que habían pasado, y por cuánto tendrían que luchar para evitar algunas más.

Pero recordando que desde ahora estarán para e otro, y enfrentarán los problemas. Se fundieron en un beso tierno y consolador. 

- Hurrem, deseo convertirte en Sultana- declaró.

- No Suleimán- refutó Hurrem- aún no es tiempo, las cosas deben fluir, deseo ganarme con mi propio esfuerzo el titulo de sultana, además tiene que darme mi pañuelo.

- Jajajaja- rio Suleiman- tan hermoso como lo es tu alma.

Se sonrieron.

- Pero te quedarás esta noche aquí- aclaró- tan solo deseo dormir a tu lado, para ver que nuca más nos separaremos.

Hurrem asintió y se recostó más en la cama. 

- ¡AGAS! ¡TRAIGAN ROPA PARA LA SUL....!- tartamudeo SUleimán

-JAJAJA- se carcajeó Hurrem Hatun- no desesperé su majestad.

Después se abrazaron y encontraron descanso y consuelo el uno al otro.


Nuestra segunda primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora