Prólogo

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"El guarda su corazón a salvo en su mochila, su mochila es lo único que conoce..."

Anónimo

En la noche más nevada del año, un peregrino vagaba en busca de un refugio. Pudo ver un sitio iluminado a menos de una hora de viaje. La luz lo llevó a la taberna más sucia e inhabitable de los confines de la región imperial, al menos podría resguardarse del frío. Toma asiento en una vieja silla en una esquina del lugar sin quitarse el abrigo ni bajarse la capucha. Se quita las empuñaduras de su cintura y las coloca a su lado. Pasa el cantinero y le deja una jarra de cerveza dejando ver mucha espuma. El hombre la paga, le da un sorbo y baja la cabeza.
Dos tipos del bar se acercan a él, un enano y el otro esbelto. El más alto le quita la capucha, el viajero le agarra la mano mirándolo y se queda paralizado, los había reconocido. Lo único que se podía percibir entre su aspecto descuidado es una lágrima perdida.
-Te encontramos-Dice el enano mientras le da unas palmadas en la espalda-No te preocupes, está todo bien.
Los dos hombres se sientan junto al roto peregrino, éste avergonzado, se vuelve a poner la capucha. Está tembloroso, como si no hubiera comido en días, y su mirada estaba perdida, parecía que había vivido un calvario; aún así parecía intentar comunicarse con sus conocidos.
-Hola, Amigos míos. Hace tiempo que no nos vemos. Que bueno que vinieron por mí.-Decía entre cortado, con la voz débil.
-Eiden, es hora de regresar, estamos muy preocupados-Dice el tipo alto.
-Gracias querido Shadow, pero ni siquiera sé dónde estamos, pero si ustedes me...-Lo interrumpió el enano.
-No te preocupes, tenemos una carreta, en ella te llevaremos casa.
-Gracias Ariel, siempre fuiste muy bueno conmigo.
Eiden se termina la jarra de cerveza y es acompañado por sus dos amigos a la carreta.
-¿Como está ella?-Pregunta
-Está triste, le chocó la noticia-Responde Ariel, el enano.
-Tu perro ayudó mucho para seguirte el rastro-
En eso sale un perra de debajo de las lonas del vehículo y salta sobre su dueño.
-Agh, ya Maya, yo también te extrañé. Jajajaja-Dice Eiden mientras la acaricia.
-El camino es largo, creo que deberías descansar un poco.-Le dijo Shadow, con un tono preocupado.
Eiden se acostó en la parte trasera, y comenzó a pensar en todo, se formuló todo tipo de incógnitas, como por qué ocurrió todo, que errores cometió, que le iba a decir a los suyos. Entonces una ola de recuerdos inundaron la cabeza, junto con un monólogo interior en forma de reflexión.
-Todo empezó por meterme en la guerra

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