-04 Confusión -

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-Con que apenas también llegaste con tu familia aquí al país. Me alegro mucho que hayan cruzado y llegado a salvó. - dijo una mujer alrededor de los cuarentas, se veía perfectamente que se trataba de su abuela materna. Aunque Miguel no logró conocerla porque había fallecido cuando había cumplido los tres años de edad, sin embargo, su madre Luisa siempre le hablaba de ellos con mucha nostalgia

-Si...aunque vine aquí con un amigo de mi infancia...que de verdad necesito que ir a buscarle.

-No te preocupes, puedes quedarte mientras llamo al lugar en dónde se están alojando.

-¡N-no!- exclamó haciendo que se extrañarán las ambas mujeres que lo estaban guiando al piso de abajo.- Es que ahorita no hay nadie en la casa...salimos porque estábamos buscando un empleo para pagar la renta.

-Oh...ya veo entonces.- suspiró la mujer mayor, Luisa no dejaba de mirarle de manera coqueta a casa momento hacia el piel canela. Los tres bajaron al comedor donde yacían sus tíos siendo aún unos niños y su abuelo arreglando una vieja televisión. Miguel no tardó en observar detenidamente el hogar de su familia materna, era la primera vez que sabía algo sobre la familia de su madre, desde que se había casado Luisa con su padre perdió completamente contacto de ellos. Jamás estaban de acuerdo que se juntan con padre ya que siempre lo habían visto cómo un completo fracasado, así que nunca volvieron a estar al tanto de su madre. Para ellos estaba muerta.

-Roberto, él es Miguel el chico que arrollaste con el auto.- el hombre mayor salió detrás de la televisora y le miro detenidamente por unos minutos.

-¿Qué hacía un chico como tú cruzando como loco la calle?

-Amm...bueno yo...

-Ay, Roberto no empieces con ello. Ven Miguel, siéntate con nosotros a cenar mientras recuperas esas energías después de este accidente después de todo, nosotros nos hacemos responsables.

-No, está bien...de hecho tengo que...- no terminó la frase cuándo Luisa tomó su brazo y lo dirigió a sentarse a una silla lado de ella.

-Vamos, siéntate conmigo.- Miguel solo se limito a sentarse y sonreírle con algo de incomodidades, pues ya veía una mirada algo extraña de parte de su madre joven.

-¿Te gusta el molito con pollo? Al fin pudimos conseguir todos los ingredientes y hoy como compramos una nueva televisión. Es para celebrar.- sonrió la mujer que en un futuro sería su abuela. El Rivera solo se limitó a asentir con la cabeza, su abuelo no tardó en celebrar por completo por arreglar su nueva adquisición, todos estaban contentos para por fin ver sus programas favoritos. Dejó salir un leve suspiro al ver todo el ambiente a su alrededor, pensó que al menos esto hubiera ocurrido un par de veces en su futuro, para que al menos su madre no se sintiera tan sola.

-Dime Miguel...- interrumpió su abuela.- ¿Conozco yo a tu madre?

-Ahh...tal vez...-sonrió levemente y miro disimuladamente a Luisa quien no dejaba de verle con gran atención.

-¿Y ella no vino contigo a este país? Podríamos llamarle para que no esté con el Jesús en la boca.

-No, ella de seguro ya se durmió. Y ella suele tener un sueño pesadísimo.- se excuso mientras seguía comiendo su plato.

-Mamá, si es más tarde y no llega su amigo....¿Puede quedarse a dormir?

-Es verdad, Miguel si es muy tarde para ir a dónde se hospedan puedes quedarte con nosotros esta noche. Tómalo como una gran disculpa.

-Si... así puedas quedarte en mi habitación. - comento Luisa mientras pasaba lentamente su mano por debajo de la mesa con la intensión de tocar su entrepierna pero, el sonido del timbre hizo interrumpir el incómodo ambiente.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2023 ⏰

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