CAPÍTULO I LA UNIVERSIDAD

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- ¡Ay! Mi ni niña, ya se hace mayor- dijo emotivamente secándose las lágrimas.

- Mamá...- le rechisté avergonzada.

Mis padres me trajeron en coche hasta la residencia femenina - cosa que les agradezco eternamente- en la que me alojaré junto a mi mejor amiga, Nadya, durante al menos este año de universidad. Estoy en la carrera de filología hispánica, aunque estoy segura que no la voy a acabar.

Mientras mi madre, Gina, me abrazaba compulsivamente delante de toda la residencia, mi padre, John, y mi hermana pequeña, Lina, nos miraban divertidos. Cuando mi madre por fin me soltó. Fui a despedirme de mi padre y Lina.

- Adiós, papá - chocamos los puños a medida de despedida y lo abracé- te voy a echar de menos, a ti y a tus consejos.

- Adiós, Adara. Yo a ti también te voy a echar de menos, sabes que me puedes llamar cuando quieras para aconsejarte como es debido.

Le sonreí honestamente. Me agaché a despedirme de Lina, me acerqué a su oído y noté como se puso nerviosa y se contuvo por no derramar lágrimas por sus mejillas ligeramente pecosas.

- Te nombro protectora de mi habitación hasta que vuelva- le dije en susurro.

Escuché como ahogó un grito y me abrazó muy fuerte. Estuve a punto de reírme cuando noté que mi blusa blanca se mojó con sus lágrimas.

- Oye... pero no llores - intenté consolarla - no puedo irme sabiendo que tú estás así... venga, si no va a ser tanto tiempo...

- P-pero t-te voy a echar m-mucho d-de menos - me confesó entre sollozos.

- Y yo a ti peque.

Le abracé con más fuerza todavía y le besé en su cabecita. Mi hermana es sentimental, pero con carácter, al igual que mi madre y yo. Mi padre es más bien pacífico, casi siempre evita meterse en disputas, pero cuando se enfada... mejor mantente alejado de él.

- ¡Adara!

Alcé la mirada y se trataba de Nadya, que estaba esperándome junto al mostrador.

- Lina, Nadya me está llamando, me tengo que ir- me separé de ella y la miré a sus ojitos verde claro- prométeme, que no vas a llorar más.

- Está bien no lloraré más.

- Ya me quedo más tran...

- Pero...- me interrumpió- tú prométeme que nos vas a llamar todas las semanas.

- Vaaale, de acuerdo os llamaré todas las semanas.

Corrí hacia Nadya junto a recepción para que nos asignen nuestra habitación. Mi mejor amiga estaba despidiéndose de su novio Eric, que a mí me parecía un completo imbécil.

Nadya es alta, rubia, pelo liso y largo, tiene piel ligeramente bronceada, nariz puntiaguda, ojos azules, es delgada... tiene el cuerpo que toda chica querría tener, en cambio, yo soy pelirroja de pelo largo y rizado, tengo una estatura normal, no soy extremadamente delgada y tengo los ojos dorados, claramente ella es mucho más guapa y atractiva, siempre destaca más, además lo sabe perfectamente. Siempre me lo ha hecho saber, ya sea porque me lo dice o porque lo hace.

- ¿Cómo os llamáis? - preguntó el recepcionista.

- Yo soy Nadya y ella es Adara - respondió apresuradamente.

- Ehhh... Sí, aquí, habitación ocho, primera planta.

- Gracias - respondí educadamente porque sé que Nadya no lo iba a hacer.

Tiró de mí hasta las escaleras y las subió apresuradamente, yo intenté zafarme de su agarre, hasta que lo consegí.

Llegamos a la habitación, es pequeña hay una ventana entre las dos camas, cada una con su correspondida mesita de noche, una lamparita y un enchufe -cosa que agradezco-. Yo elijo la cama que hay más pegada a la pared, que enfrente, tiene el cuarto de baño, es pequeño, pero tiene el espacio suficiente, un lavabo, una ducha, un pequeño armario, que de aquí a treinta minutos estará repleto por las cosas de skin-care de Nadya, y un bidé.

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