CAPÍTULO V

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Ya estoy a punto de salir de la residencia. Solo me queda coger unas cosas para estar lista. Parezco una loca dando vueltas por la habitación para asegurarme que no se me olvida nada.

Nadya, la cual ha evitado hacerme cualquier tipo de preguntas, ya empieza mirarme con cara rara. Estos últimos días no hemos hablado mucho, nuestra relación se ha enfriado bastante, solo he hablado con ella un poco acerca de mi nuevo trabajo y las clases, pero no sabe ni cuando empiezo ni nada.

Hoy empieza el primer día de trabajo, son las ocho menos veinte y mi turno empieza a las ocho, debería salir ya, la cafetería está a unos diez minutos, quizá un poco menos.

― ¿A dónde vas? —pregunta Nadya ya desesperada—. Hoy no tenías clases.

― Voy a trabajar —digo sin prestarle atención.

― Ah, a lo mejor me paso luego a verte y eso.

Sé que lo dice por quedar bien, y que seguramente ni se le pase por la cabeza, pero finjo que no me doy cuenta y cedo. Aun así, no sería muy agradable que venga, ya que Elia se va a pasar por allí y... bueno... no es que se lleven muy bien. Elia dice que no es para tanto, pero lo dice por no herirme, sé que no le cayó bien aquella noche

― Está bien —digo dirigiéndome hacia la puerta.

― Hasta luego —dice intentando sonar amable.

No respondo, salgo casi corriendo porque llego tarde a trabajar.

Cuando entro, encuentro a una chica en la barra, la que supongo que será Rachel. Aún no hay nadie, ya que quedan 5 minutos para abrir. Con las prisas al final he llegado antes de mi hora.

― ¡Hola! —saludo amablemente— Tú debes de ser Rachel.

― ¡Sí! Soy Rachel, tú debes de ser Adara.

Rachel es una chica de mi edad —lo sé porque Eva me lo dijo—, con facciones normales, tiene la tez de un moreno que me encanta, unos ojos verdes, la nariz chata y los labios carnosos. Sus ojos verdes resaltan con su piel morena, y más con el maquillaje dorado y un pedazo de delineado, que no sé cómo se habrá hecho. Tiene pelo muy rizado, pero no llega a ser afro, o sí, pero se lo trata muy bien. La verdad, yo no entiendo mucho de esas cosas

Se parece bastante a su madre, pero en la piel no, ella es más blanquita, será cuestión de genética.

― Sí, soy Adara.

― Ven que te dé un delantal —dice mientras sale de la barra.

Le hago caso y la sigo hacia el despacho. Cuando entramos, Eva está sentada delante del ordenador, levanta la cabeza cuando nos ve entrar.

― Hola, mamá —le saluda Rachel—, venimos a por el delantal de Adara.

― ¡Ah, hola Adara! —me saluda distraída—. Perdona, pero estoy concentrada haciendo unos pedidos.

― No te preocupes, no pasa nada —le aseguro.

Eva me dedica una sonrisa sincera, mientras que Rachel sigue buscando mi delantal. Me siento un poco inútil por no poder ayudarla, pero a la vez me da cosa rebuscar entre las cosas, pero aun así me ofrezco:

― Rachel, ¿necesitas que te ayude?

― No, no te preocupes —asegura—. De hecho, ya lo he encontrado.

Acto seguido, me lo da y salimos del despacho hacia la barra mientras yo me lo pongo. Rachel es bastante amable, como su madre.

― Mira, mi lado es el que está pegado a la puerta —sugiere—. Y el tuyo, si te parece bien, será el del fondo.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2023 ⏰

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