CAPÍTULO IV PLANET FITNESS

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Hola!! quería deciros que al final escribiré el libro en presente, ya que me es mucho más fácil, en cuanto a los otros capítulos, los iré cambiando en cuanto pueda.

Ahora sí, disfruten:)


CAPÍTULO IV

PLANET FITNESS

No sé cómo, pero conseguimos engañar a Nadya, no le mentimos del todo, le confesé que ella es la amiga que hago, pero le dije que estábamos haciendo un proyecto de clase de latín en vez de buscarme un trabajo. Si le llego a decir que estábamos buscando un trabajo para mí, se moriría de la envidia, y se pondría como una loca. Por suerte, ya habíamos acabado y se tiene que ir.

****

He quedado con la señora de la cafetería el sábado a las once de la mañana, me he despertado a las nueve, para tener tiempo y para evitar preguntas de Nadya, ya que está dormida. Después de aclarar todo con la mujer, Elia y yo quedamos que iría a su piso para contarle cada detalle.

Ya estoy a la cafetería, y diviso hay una señora en la puerta, supongo que es la señora del otro día.

― ¡Hola! Ehh...— estoy a punto de decir su nombre, pero recuerdo que no me lo dijo ayer

― No te preocupes, no te dije mi nombre —dice simpática —. Eva, soy Eva.

― Encantada, Eva. Yo soy Adara.

― Oh, ese nombre es precioso ¿Sabes lo que significa?

― No, en realidad —es cierto, nunca me lo he planteado.

― Adara significa la más hermosa.

Quedo asombrada, nunca habría imaginado que mi nombre significara eso, de hecho, nunca he pensado que tuviese algún significado.

― Oh, es... es... precioso, nunca lo había imaginado.

― Mucha gente no se plantea cuál es el significado de su nombre —asegura —, hay algunos que podrían sorprenderte.

― ¿Qué significa su nombre?

― El mío no es nada del otro mundo —adelanta —significa vida.

― Es bonito.

― Ven que te enseñe la cafetería y te hago unas preguntillas para cerrar el contrato.

La sigo hasta la puerta principal, a primera vista, desde fuera, es una cafetería normal, como cualquier otra, pero por dentro es, probablemente, la cafetería más bonita y ordenada que he visto nunca.

Tiene unos muebles de madera, pero no demasiado rústicos, el suelo es de parqué, muy bonito. Hay muchas plantas, cosa que me encantaba. En casa, tengo toda la habitación llena de plantas, mayormente falsas. Al entrar, a la izquierda, hay una barra con cosas típicas de cafetería, desde la cual, se ve la pequeña cocina, por así decirlo, porque allí, en una cafetería, no hay mucho que cocinar. A la derecha encuentras un enorme ventanal por toda la pared. Lo demás del local, que no es muy grande, por cierto, es mesas y el baño.

― El local no es muy grande —adelanta.

― Pero es precioso. —le aseguro —Me encanta la decoración.

― Me ayudó mi hija, Rachel. También trabaja aquí.

― ¿Cuántos años tiene?

― Tendrá más o menos su edad, ella tiene dieciocho, ¿y usted?

― También tengo dieciocho. —no le doy mucha importancia a que me trate de usted, hay a chicas a las que le molesta, pero a mí solo me parece una señal de respeto.

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